Pero esa paranoia, por muy rebuscada que nos haya parecido, resultó en una campaña masiva de venganza que terminó con un 0-3 en Montevideo y uno de los ambientes más hostiles que se haya visto en las actuales eliminatorias, con la pifia del himno y las pifias a Jara cada vez que tocaba la pelota.
Insisto: una cosa es lo que nosotros apreciamos como chilenos, otra bien distinta es cómo lo vivieron en otros países. Y para qué estamos con weás, por mucho que un país sea "el rey de la trampa" siempre se harán las víctimas cuando ésta les llegue a ellos. Bolivia lloró hasta el cansancio por los puntos del TAS, pero trataron de héroe a Lampe cuando se tiraba al piso hasta por si acaso. El mismo Uruguay repudió el dedo de Jara, pero se hicieron los weones cuando 5 de sus jugadores acosaron al juez de línea por una falta que cobró. Uno de ellos hasta trató de quejica a Alexis siendo que lo molieron en la cancha. Eso ya todos lo sabemos, pero lloraron más de lo debido, supieron cómo hacerlo y lograron dejarnos como enemigos frente a todo el continente. Y pasó lo que pasó.