Pocos individuos y autoridades parecen comprender la magnitud de lo que podría suceder en relativamente pocos años si la resistencia microbiana continúa evolucionando al ritmo actual y si el desarrollo de nuevos antibióticos/antifúngicos sigue tan lento como en los últimos 20 años.
Si bien es cierto que los fenómenos de pan-resistencia y multi-resistencia por ahora se encuentran limitados a bacterias encontradas en UCIs y otros medios hospitalarios, estas eventualmente llegarán a la comunidad, regresándonos a la era preantibiótica, donde muchas infecciones consideradas de fácil tratamiento volverían a ser letales, como infecciones de heridas de la piel, infecciones urinarias, faringitis, etcétera.
Al preguntarnos el por qué de esta situación, nos encontramos con la sorpresa de que el origen de las resistencias bacterianas no está dado solo por la prescripción inadecuada de antibióticos en la práctica médica, sino también por el uso MASIVO de los mismos en la industria ganadera, el cual involucra al
80% de los antibióticos producidos en USA.
En la otra cara de la moneda, nos topamos con otro hecho lamentable: el desarrollo de nuevas moléculas antimicrobianas no es considerado como un buen negocio por las empresas farmacéuticas debido a los altos costos de la inversión versus ganancias limitadas por esquemas de tratamiento más cortos y nuevas resistencias. Esto contrasta con la creación de drogas para el tratamiento de enfermedades crónicas no transmisibles, cuya larga duración trae beneficios jugosos a estos personajes.
Este tema dará para mucho en los próximos años, siendo cada vez más frecuentes los hallazgos de "superbugs". Ojo que incluso ya se han descrito cepas de
Neisseria gonorrhoeae (gonorrea) resistentes a TODOS los
antibióticos conocidos 
Tigeciclina, Colistin, Carbapenémicos, Glicopéptidos
Ceftriaxona
