"Star Jelly": la masa gelatinosa de los bosques que ni la ciencia sabe qué es, pero hay algunas ideas

Tras 700 años de misterio, la ciencia aún no sabe qué es esta sustancia viscosa encontrada, supuestamente, tras lluvias de meteoritos. Hay explicaciones y teorías, pero ninguna aún concluyente.
Nadie sabe lo que es, ni de donde vino, ni cómo se formó, ni por qué aparece brevemente en el pasto o en las ramas de los árboles, poco antes de desintegrarse. La “star jelly” (gelatina estelar) o “Astromyxin” ha sido encontrada en pastos, árboles y arbustos sin aviso ni explicación, aunque tras ser analizada científicamente se cree que contiene restos de tejido biológico.

Sin embargo, no todos los testimonios calzan con esta idea, y algunos postulan que se trataría de materia dejada por lluvias de meteoritos, o por los espíritus de los muertos (¿ectoplasma?).

Tras estudiarla, los científicos de distintas disciplinas han llegado a dispares conclusiones, y el misterio persiste.

700 años de misterio​

La “gelatina” ha sido avistada varias veces a lo largo de la historia, siendo la más antigua registrada en el siglo XIV, tras una lluvia de meteoritos que le dio el nombre por el cual es conocida popularmente, según el Exploration Journal.

Desde entonces, su nombre evolucionó, explica Futurism, desde el equivalente a una “estrella caída” hasta la “gelatina estelar” actual. O, en el caso más creativo de México, “caca de luna”.

En 1845, fue descrita por el escritor y senador norteamericano Samuel Griswood, acota Muy Interesante. En ese entonces, todavía se creía que vino del espacio.

“Una sustancia gelatinosa se encuentra ocasionalmente en la hierba, la tierra e incluso a veces en las ramas de los árboles, cuyo origen los eruditos modernos no atribuyen ni a las estrellas ni a los meteoros; pero que están divididos en cuanto a considerarlos como un producto animal o vegetal. Los botánicos la denominan tremella nostoch y dicen que es una planta fungosa, de rápido crecimiento y de corta duración, de la cual se ha descubierto incluso la semilla, pero los zoólogos, aunque difieren entre sí, coinciden en afirmar que se trata de los restos alterados de ranas muertas”, cita la revista, recordando el suceso.

Un año después, Scientific American publicó que el 11 de noviembre que “un objeto luminoso estimado en 4 pies de diámetro (1,2 metros) cayó en Loweville, Nueva York, dejando un montón de gelatina luminosa maloliente que desapareció rápidamente”.

En 1870, constató el Instituto Franklin de Filadelfia “una sustancia amarillenta cayó sobre Génova, Italia, en la mañana del 14 de febrero”.



“Fue analizada por M.G. Boccardo y el profesor Castellani del Instituto Técnico de Génova y se encontró que contenía 66% de arena (principalmente del tipo sílice y algo de arcilla), 15% de óxido de hierro (herrumbre), 9% de carbonato de cal, 7% de materia orgánica y el resto de agua. La materia orgánica contenía partículas parecidas a esporas, granos de almidón, fragmentos de diatomeas (formas de algas cuyas paredes celulares contienen sílice) y glóbulos azul cobalto no identificados”.


Mucho más recientemente, fue encontrado en 2015 en el Reino Unido, cuando el programa Nature’s Weirdest Events de la BBC envió una muestra al Museo de Historia Natural de Londres para un análisis de ADN, el cual determinó que serían los restos de una rana. Los rastros de una urraca, depredadora natural de esos anfibios, respaldaban esta teoría.

En Escocia también fue encontrada, recuerda la BBC, y en grandes cantidades en 2008.

Su último registro fue en junio de 2019, en un jardín de Virginia, Estados Unidos. Fueron cinco “especímenes” los encontrados, y parecían hielo picado pero gelatinoso. Fueron estudiados en un microscopio por un especialista en agricultura, quien no encontró evidencias de que fuese un organismo vivo.

Entonces, ¿qué es?​

Según han podido describir los especialistas, se trata de una sustancia gelatinosa cuyos colores pueden ser traslúcidos, entre blanquecinos y grises. Muy Interesante afirma que biólogos y botánicos discrepan sobre su naturaleza.

Una teoría apunta a que se trataría de los restos de algún animal, posiblemente ranas o gusanos. Algunos biólogos postulan que sería el desove no fertilizado de una rana, arrancado de su abdomen por depredadores.




Otra postula las cianobacterias o algas como posible causa, explica Futurism.

En la misma línea, se responsabiliza a los mohos mucilaginosos, que viven como células individuales con la capacidad de juntarse para formar estructuras mayores que se reproducen y deslizan por el suelo, alimentándose de materia vegetal en descomposición.

Una de las clásicas hipótesis, y que se ha aludido históricamente, es su presunto origen espacial ya descartado por la ciencia. En este caso, las lluvias de meteoritos serían las responsables.

En 1979, por ejemplo, fueron encontradas varias manchas moradas y viscosas en un patio de una vivienda en Texas tras una lluvia de meteoros Perseidas, barajándose también la posibilidad de que hayan sido producto de la actividad de una planta de reprocesamiento de baterías cercanas.

Sin embargo, los meteoritos rara vez alcanzan la superficie terrestre pues suelen desintegrarse durante el ingreso a la atmósfera, por lo que cualquier elemento acuoso ya se habría evaporado mucho antes de tocar el pasto.

Según la revista, el caso más extraño fue uno vivido en Filadelfia, EEUU, donde en 1950 policías reportaron haber encontrado un ejemplar que emitía un brillo púrpura apagado, pero que se disolvió en una espuma pegajosa e inodora cuando intentaron recogerlo.

En cualquier escenario, mientras no se resuelva su misterio, al menos servirá para inspirar a los autores de ficción. Incluso se hizo una película basada en ese último caso aquí mencionado: The Blob (La masa devoradora en España y La mancha voraz en Latinoamérica) se estrenó en 1958, en la cual una masa gelatinosa cae del espacio para causar estragos en la Tierra.

Debe ser grasa de carreta