¿Cómo encaja todo esto en el universo Marvel?
¿Por qué han elegido hacer película de un personaje como Dr. Strange? ¿Por qué ahora? La respuesta a esa pregunta esta en la próxima gran conmoción que sacudirá el universo Marvel tras Civil War. Esa conmoción no es otra que Thor: Ragnarok. El Ragnarok, para los que no estén familiarizados, es el término que usan en la mitología nórdica para referirse al apocalipsis. En los cómics Marvel, este fin de los días es una maldición cíclica en la que los asgardianos mueren y vuelven a la vida sin conocimiento de lo que ha pasado cada cierto tiempo.
La maldición la provoca un grupo de entidades más poderosas que los propios asgardianos conocidas como “los que se sientan en las sombras”. No está claro si este arco argumental se respetará íntegramente en el film, pero lo que está claro es que todo Asgard está en peligro y que entre los villanos implicados hay demonios como Surtur, hechiceras como la asgardiana The Enchantress y hasta Hela, diosa de la muerte asgardiana.
Las implicaciones de este apocalipsis para otras dimensiones como la nuestra parece el caldo de cultivo perfecto para la participación de un hechicero supremo. El personaje de Benedict Cumberbatch será uno de los encargados de cohesionar todos los acontecimientos hacia su destino final: una lucha final de proporciones cósmicas contra Thanos. Eso lo veremos en las dos películas sobre el Guantelete del Infinito y las gemas homónimas.
