Mystery
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Buen día amiges…. Me atrevo a crear este tema muy seriamente para descargarme, y de paso, pedir su ayuda y consejos respecto a cómo superar/qué hacer tras ser víctima del acoso sexual. Para entrar en contexto, les quiero resumir la traumática experiencia que sufrí ayer:
En la tarde, tras salir del trabajo, decidí salir a pasear en bicicleta, tenía planeado seguir la ruta Curicó – Molina. Ya en el asfalto había avanzado varios kms, me sentía feliz, lleno de endorfinas y sumamente concentrado en la esquivar los hoyos del camino cuando de re ojo veo que un pequeño auto rojo tras mío comienza a disminuir la velocidad. Al principio no me llamo mucho la atención, a pasado anteriormente, imagino que la gente encuentra novedoso y es todo un espectáculo ver un lolo enfundado en un diminuto traje de spandex ajustado montando la bici motivado y con estilo.
Decidí no prestar mucha atención y desvié la marcha hacia la derecha, alejándome lo más posible del camino, cuando noto que el vehículo se posiciona escasos centímetros de mi cuerpo, al instante se abre la ventana del copiloto y de ella, emerge la figura de un tipo que lucía igual a Don Waka, moreno, gordito, abundante pelo negro alborotado, barba descuidada, polera florida de cuello ancho, con un rostro oculto tras los típicos lentes de sol abajista retro con marco color naranja fluorescente.
(IMAGEN REFERENCIAL)
Recuerdo que el tipo me grito varias cosas mientras reía, asustado disminuí la velocidad y este gandul, como un ninja, saca el brazo derecho por la ventana y sin amor, note como sus dedos ardientes y hambrientos recorrían un doloroso camino hasta mi próstata, ¡el tipo me tenia agarrado con fuerza la jalea ¡. Tras una rápida sacudida logre despegar sus velludos dedos de mi ano y con una lagrima de indignación intente darle manotazos pero el auto acelero, dejando tras de sí una densa humareda mientras tocaba la bocina, celebrando su depravación. Por primera vez en mi vida no sabía qué hacer, estaba confundido, enojado, adolorido, vacío y desbocado.
A los segundos, diluyéndose un poco el shock, pensé en acelerar y darles caza, pero una pequeña venta de claridad se abrió y torpemente marque el N° de Carabineros para dar cuenta de la situación. Mientras exponía los hechos, notaba como mi voz se quebraba por el llanto. Corte el fono y en blanco di media vuelta y me retire cojeando, adolorido, buscando la seguridad de mi hogar.
El retorno a casa se hizo eterno, ideas criminales de venganza dominaban mis pensamientos tratando de evaluar cuales serían más reales y viables. Finalmente me diluí por llegar a la comisaría más cercana, entablar una denuncia, constatar lesiones y esperar a que la justicia pueda hacer lo suyo.
.
.
.
Hoy me siento raro, recién puedo recordar la reacción de las personas que escucharon mi versión y me da vergüenza, me siento sucio, incomodo (literalmente) y creo personalmente que mi caso no llegara a ningún lado, salvo a una jocosa anécdota que recordaran los empleados del servicio público Curicano.
Salvo los mencionados anteriormente y tres más, ustedes conocen mi historia y humildemente les pido sus concejos, es probable que más de uno conoció un caso similar y pueda aportar grandes ideas sobre cómo superar mi penosa situación.
Agradeciendo su comprensión, les saluda tiernamente…
Mystery
En la tarde, tras salir del trabajo, decidí salir a pasear en bicicleta, tenía planeado seguir la ruta Curicó – Molina. Ya en el asfalto había avanzado varios kms, me sentía feliz, lleno de endorfinas y sumamente concentrado en la esquivar los hoyos del camino cuando de re ojo veo que un pequeño auto rojo tras mío comienza a disminuir la velocidad. Al principio no me llamo mucho la atención, a pasado anteriormente, imagino que la gente encuentra novedoso y es todo un espectáculo ver un lolo enfundado en un diminuto traje de spandex ajustado montando la bici motivado y con estilo.
Decidí no prestar mucha atención y desvié la marcha hacia la derecha, alejándome lo más posible del camino, cuando noto que el vehículo se posiciona escasos centímetros de mi cuerpo, al instante se abre la ventana del copiloto y de ella, emerge la figura de un tipo que lucía igual a Don Waka, moreno, gordito, abundante pelo negro alborotado, barba descuidada, polera florida de cuello ancho, con un rostro oculto tras los típicos lentes de sol abajista retro con marco color naranja fluorescente.
(IMAGEN REFERENCIAL)
Recuerdo que el tipo me grito varias cosas mientras reía, asustado disminuí la velocidad y este gandul, como un ninja, saca el brazo derecho por la ventana y sin amor, note como sus dedos ardientes y hambrientos recorrían un doloroso camino hasta mi próstata, ¡el tipo me tenia agarrado con fuerza la jalea ¡. Tras una rápida sacudida logre despegar sus velludos dedos de mi ano y con una lagrima de indignación intente darle manotazos pero el auto acelero, dejando tras de sí una densa humareda mientras tocaba la bocina, celebrando su depravación. Por primera vez en mi vida no sabía qué hacer, estaba confundido, enojado, adolorido, vacío y desbocado.
A los segundos, diluyéndose un poco el shock, pensé en acelerar y darles caza, pero una pequeña venta de claridad se abrió y torpemente marque el N° de Carabineros para dar cuenta de la situación. Mientras exponía los hechos, notaba como mi voz se quebraba por el llanto. Corte el fono y en blanco di media vuelta y me retire cojeando, adolorido, buscando la seguridad de mi hogar.
El retorno a casa se hizo eterno, ideas criminales de venganza dominaban mis pensamientos tratando de evaluar cuales serían más reales y viables. Finalmente me diluí por llegar a la comisaría más cercana, entablar una denuncia, constatar lesiones y esperar a que la justicia pueda hacer lo suyo.
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Hoy me siento raro, recién puedo recordar la reacción de las personas que escucharon mi versión y me da vergüenza, me siento sucio, incomodo (literalmente) y creo personalmente que mi caso no llegara a ningún lado, salvo a una jocosa anécdota que recordaran los empleados del servicio público Curicano.
Salvo los mencionados anteriormente y tres más, ustedes conocen mi historia y humildemente les pido sus concejos, es probable que más de uno conoció un caso similar y pueda aportar grandes ideas sobre cómo superar mi penosa situación.
Agradeciendo su comprensión, les saluda tiernamente…
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