Las políticas que están anunciando los ultraderechistas, no son más que una la crónica de una muerte anunciada.
De partida, la ultraderecha siempre ha explotado el interés de las clases medias más recalcitrantes en el mundo hastiadas de los efectos del capitalismo. Pero a la larga la realidad económica termina chocando con sus propuestas. Siempre ha sido así.
Punto por punto.
Primero, la lucha contra los inmigrantes a pesar de ser uno de sus caballos de batalla más épicos, la realidad económica es que Francia necesita más de los inmigrantes, que los inmigrantes de Francia. Ya sea porque la población francesa está envejeciendo, o porque los costes salariales son muy elevados, la inmigración es una realidad mundial histórica que se da desde que el ser humano abandonó África, y si nadie ha podido detenerla es porque solo así la humanidad ha sobrevivido. Claro, puede elevar las restricciones, pero a la larga la misma economía francesa requerirá de mano de obra barata para echar a andar a la economía. Actualmente en medio de una economía estancada, los inmigrantes pueden parecer un problema, pero en algún momento la economía volverá a crecer, y en ese entonces los inmigrantes se harán necesarios. Por cierto, hasta 2008, que es cuando se dio la crisis, los inmigrantes aportaban en Europa más de lo que recibían como ayudas sociales estatales, ergo los inmigrantes eran un aporte económico.
¿Cuál es la alternativa? Frente al envejecimiento demográfico, ninguna. Frente a los costes salariales, reducirlos lo máximo posible. Y tal alternativa va a sepultar al presidente que lo intente en el acto. Que los salarios franceses sean los más elevados del mundo no es casual, es uno de los países más productivos, y los franceses no van a sacrificar sus derechos para comenzar a percibir salarios inferiores al mileurista.
Segundo, el proteccionismo siempre ha existido. No puede haber capitalismo sin proteccionismo. Pero llevarlo al extremo en contra de las tendencias mundiales es un suicidio. De partida que las empresas menos competitivas relocalicen sus centros de producción y operaciones no es casual. NI actual. Es una tendencia que se manifiesta en cada fase B de Kondratieff. La gracia no está en recuperar la industria anacrónica, sino que en innovar en nuevos productos monopolizables por las empresas nacionales. Y es durante las fases A de Kondratieff que esos nuevos productos se vuelven farándula económica. Posiblemente dentro de los próximos 15 - 20 años la robótica, biotecnología, informática y ciencias de la comunicación ocuparán el puesto dejado por las industrias de hierro, automotriz y maquinaria pesada, los países exitosos serán los que lleven esas industrias a países como China, Brasil y Turquía y logren ser polos mundial de desarrollo en las áreas mencionadas.
La ultraderecha puede intentar ir en contra de la marea y retener esas anacrónicas industrias. La pregunta es ¿cómo? Pueden intentarlo imponiendo trabas tributarias a los productos fabricados por industrias nacionales en terceros países, por ejemplo, pero cualquier traba tiene su método de escape: paraísos fiscales, cambio de cuenta de abono, o simple y llanamente, la reubicación absoluta del centro administrativo. Los capitalistas son capitalistas, su objetivo es maximizar las tasas de ganancia mundiales, y si ese objetivo es trabado, no les quedará otra que trasladar sus capitales a otros países.
Francia no es una isla, mover las empresas no es tan complejo como hacerlo de Canadá por ejemplo. Y las descapitalizaciones y huidas masivas de ahorro con la caída de la Cuenta de capital y Cuenta corriente, no es nueva en el mundo. Por cierto, es lo que hoy se da en muchos países del mundo.
La otra opción es hacer más rentable la inversión en su propio país, reduciendo salarios y costes. Pero... ¿con quién se compite? Con China, Vietnam, Camboya, Turquía y otros países que poseen escalas salariales del hambre, Dudo que podrían promover esa política sin un rechazo absoluto de parte de la población.
Las demás medidas son decorativas en el sentido de que no son causa de los problemas franceses, circo para los tontos.
Salirse del euro puede servir de algo en el mediano plazo. Pero la dirigencia francesa podría en el largo plazo, ver truncada sus aspiraciones para posicionar al país como potencia relevante durante el SXXI.
Devaluar la moneda nacional es una política económica que puede, en el corto plazo, generar un incremento en la tasa de crecimiento económico. Pero si a pesar de las devaluaciones salariales que se vienen dando desde 2008 la economía europea no se recupera, es porque no se ha recuperado en general la salud de la economía mundial. Para que ello suceda deben sumarse tres factores: la devaluación de los costes salariales (mediante deflación salarial como inflación monetaria); el incremento de la demanda mundial (mediante la relocalización de las industrias en terceros países) y la monopolización de nuevos productos de punta.
Cuando la economía mundial retome crecimiento, el euro podría ser primordial en un intento por hacer de Francia una potencia relevante. De hecho la misma podría marcar la diferencia en hacerlos un pelele de China // Estados Unidos.
Aunque una UE sin euro podría ser una alternativa interesante, no sé, quizás puede ser muy negativa al largo plazo.
Me agrada la idea de salirse de la OTAN y en su lugar una UE con sus propias FFAA en suma con Rusia, que es donde apunta la geopolítica europea.