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Mata al policía en tu cabeza

bastardoculiao

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Periódico anarquista La Fronde, Montreal

Recojo de It’s Going Down (aunque el texto fue difundido por les compas de Montreal Counter-Info y publicado originalmente en una edición del periódico anarquista de Montreal La Fronde) y traduzco esta reflexión sobre la policía, de cara a una nueva protesta contra la brutalidad y los abusos policiales convocada para el 15 de marzo por el COBP (Collective Oposed to Police Brutality, Colectivo Opuesto a la Brutalidad Policial) en Montreal (Canadá).




¿Odio a la policía?, ¿tú también lo sientes? ¿Te molestan, te fichan, te acosan, te arrestan, te llevan a la comisaría, te golpean, te rocían con spray de pimienta o gas lacrimógeno, te apalean, te vigilan, te siguen, te chantajean, te esposan, te tiran en una jaula, te hacen perder un ojo o te aterrorizan?

Se sienten importantes pavoneándose por ahí con su uniforme, metiendo las narices en los asuntos de todes. Representan la autoridad del Estado. Mantienen el monopolio de la violencia legítima. Tú debes respetar la ley y el orden, bajo la amenaza de que te roben tu vida y te arrojen a una jaula. Son los perros guardianes del poder.

Los policías te joden. Pero más allá de meter las narices en tus asuntos, existen para mantener el sistema tal y como está, y para impedirle a la gente rebelarse. No importa lo que digan, esa es su función principal. A menudo oyes el clásico argumento de que “la policía está bien, pero como todo tienen algunas manzanas podridas que manchan su reputación”. Ellos justifican su utilidad mostrando incesantemente sus hazañas al arrestar a un pedófilo o a un proxeneta. Por supuesto, esa clase de intervenciones son parte de las tareas policiales porque hemos sido históricamente privados de nuestra capacidad para manejar los conflictos de forma autónoma, pero en realidad, al poder no le importa una mierda tu bienestar. Cuanto más gentrificado esté un barrio, más nueves ciudadanes y negocios requieren un barrio limpio y seguro. La policía no va a golpear a un propietario que hace alquileres ilegales, reservan su trato para el yonki de la esquina. “La policía al servicio de los ricos y los fascistas”, el buen viejo eslogan nos lo recuerda.

El 15 de marzo se acerca rápido, y como cada año, una manifestación será organizada por el COBP (Collective Oposed to Police Brutality, Colectivo Opuesto a la Brutalidad Policial). Y cada año, hay confrontación y arrestos. El COBP, como el acrónimo implica, no se opone a la policía como una institución, sino a la policía brutal. Durante varios años, el colectivo se ha esforzado por proponer un discurso ciudadanista pidiendo que respeten los derechos. Llevan a los policías con conductas desviadas ante el comité de ética policial, intentan hacer llamados colectivos contra los arrestos masivos y cambiar ciertas leyes, como fue el caso de la ordenanza P-6 (que prohibe llevar máscaras o el rostro cubierto durante las manifestaciones). Esta ordenanza fue finalmente invalidada en 2016, gracias a los esfuerzos de varies compañeres y abogades. Sin embargo, una policía menos brutal no existe, porque su función principal es mantener el orden e imponer el miedo. Si una revuelta incontrolable explotase, estos perros armados nos dispararían sin dudar. Esto no significa que no debamos luchar, sino más bien que debemos afrontar la realidad tal y como es. No hay policías buenos. No hay leyes buenas. Queremos combatir todas las semillas y fundamentos del mundo autoritario, incluyendo al Estado, sus leyes, la lógica de la ley, y su policía.

Lo peor de todo es que el poder está tan bien arraigado que la policía casi nunca necesita intervenir para que el status-quo sea respetado. El control es interiorizado en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. Somos domesticades desde el nacimiento para respetar las leyes, para ir a la escuela, para ir a trabajar, para respetar a la autoridad, para conformarnos. Nos hacen creer que nuestras acciones no tienen impacto y nos hacen saber que si escogemos alejarnos de sus instituciones (propietarios, el Estado, la policía, los jefes, etc.) entonces nos esperan la miseria y la cárcel. Mucha gente tira la toalla. Pero la realidad es que ellos no pueden estar en todas partes todo el tiempo como el Gran Hermano. Organizándonos un poco, siempre es posible evadir los tentáculos del poder e intentar algo irreversible. En primer lugar, es cuestión de tener un poco de coraje para perseguir a la policía de nuestras mentes y para hacer frente a nuestros miedos.

Vamos a sacar a la policía de nuestras cabezas, de nuestros barrios y de nuestras vidas.
¡Al ataque
 
Periódico anarquista La Fronde, Montreal

Recojo de It’s Going Down (aunque el texto fue difundido por les compas de Montreal Counter-Info y publicado originalmente en una edición del periódico anarquista de Montreal La Fronde) y traduzco esta reflexión sobre la policía, de cara a una nueva protesta contra la brutalidad y los abusos policiales convocada para el 15 de marzo por el COBP (Collective Oposed to Police Brutality, Colectivo Opuesto a la Brutalidad Policial) en Montreal (Canadá).




¿Odio a la policía?, ¿tú también lo sientes? ¿Te molestan, te fichan, te acosan, te arrestan, te llevan a la comisaría, te golpean, te rocían con spray de pimienta o gas lacrimógeno, te apalean, te vigilan, te siguen, te chantajean, te esposan, te tiran en una jaula, te hacen perder un ojo o te aterrorizan?

Se sienten importantes pavoneándose por ahí con su uniforme, metiendo las narices en los asuntos de todes. Representan la autoridad del Estado. Mantienen el monopolio de la violencia legítima. Tú debes respetar la ley y el orden, bajo la amenaza de que te roben tu vida y te arrojen a una jaula. Son los perros guardianes del poder.

Los policías te joden. Pero más allá de meter las narices en tus asuntos, existen para mantener el sistema tal y como está, y para impedirle a la gente rebelarse. No importa lo que digan, esa es su función principal. A menudo oyes el clásico argumento de que “la policía está bien, pero como todo tienen algunas manzanas podridas que manchan su reputación”. Ellos justifican su utilidad mostrando incesantemente sus hazañas al arrestar a un pedófilo o a un proxeneta. Por supuesto, esa clase de intervenciones son parte de las tareas policiales porque hemos sido históricamente privados de nuestra capacidad para manejar los conflictos de forma autónoma, pero en realidad, al poder no le importa una mierda tu bienestar. Cuanto más gentrificado esté un barrio, más nueves ciudadanes y negocios requieren un barrio limpio y seguro. La policía no va a golpear a un propietario que hace alquileres ilegales, reservan su trato para el yonki de la esquina. “La policía al servicio de los ricos y los fascistas”, el buen viejo eslogan nos lo recuerda.

El 15 de marzo se acerca rápido, y como cada año, una manifestación será organizada por el COBP (Collective Oposed to Police Brutality, Colectivo Opuesto a la Brutalidad Policial). Y cada año, hay confrontación y arrestos. El COBP, como el acrónimo implica, no se opone a la policía como una institución, sino a la policía brutal. Durante varios años, el colectivo se ha esforzado por proponer un discurso ciudadanista pidiendo que respeten los derechos. Llevan a los policías con conductas desviadas ante el comité de ética policial, intentan hacer llamados colectivos contra los arrestos masivos y cambiar ciertas leyes, como fue el caso de la ordenanza P-6 (que prohibe llevar máscaras o el rostro cubierto durante las manifestaciones). Esta ordenanza fue finalmente invalidada en 2016, gracias a los esfuerzos de varies compañeres y abogades. Sin embargo, una policía menos brutal no existe, porque su función principal es mantener el orden e imponer el miedo. Si una revuelta incontrolable explotase, estos perros armados nos dispararían sin dudar. Esto no significa que no debamos luchar, sino más bien que debemos afrontar la realidad tal y como es. No hay policías buenos. No hay leyes buenas. Queremos combatir todas las semillas y fundamentos del mundo autoritario, incluyendo al Estado, sus leyes, la lógica de la ley, y su policía.

Lo peor de todo es que el poder está tan bien arraigado que la policía casi nunca necesita intervenir para que el status-quo sea respetado. El control es interiorizado en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. Somos domesticades desde el nacimiento para respetar las leyes, para ir a la escuela, para ir a trabajar, para respetar a la autoridad, para conformarnos. Nos hacen creer que nuestras acciones no tienen impacto y nos hacen saber que si escogemos alejarnos de sus instituciones (propietarios, el Estado, la policía, los jefes, etc.) entonces nos esperan la miseria y la cárcel. Mucha gente tira la toalla. Pero la realidad es que ellos no pueden estar en todas partes todo el tiempo como el Gran Hermano. Organizándonos un poco, siempre es posible evadir los tentáculos del poder e intentar algo irreversible. En primer lugar, es cuestión de tener un poco de coraje para perseguir a la policía de nuestras mentes y para hacer frente a nuestros miedos.

Vamos a sacar a la policía de nuestras cabezas, de nuestros barrios y de nuestras vidas.
¡Al ataque

Cumpliendo con el deber

Y en respuesta

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Periódico anarquista La Fronde, Montreal

Recojo de It’s Going Down (aunque el texto fue difundido por les compas de Montreal Counter-Info y publicado originalmente en una edición del periódico anarquista de Montreal La Fronde) y traduzco esta reflexión sobre la policía, de cara a una nueva protesta contra la brutalidad y los abusos policiales convocada para el 15 de marzo por el COBP (Collective Oposed to Police Brutality, Colectivo Opuesto a la Brutalidad Policial) en Montreal (Canadá).




¿Odio a la policía?, ¿tú también lo sientes? ¿Te molestan, te fichan, te acosan, te arrestan, te llevan a la comisaría, te golpean, te rocían con spray de pimienta o gas lacrimógeno, te apalean, te vigilan, te siguen, te chantajean, te esposan, te tiran en una jaula, te hacen perder un ojo o te aterrorizan?

Se sienten importantes pavoneándose por ahí con su uniforme, metiendo las narices en los asuntos de todes. Representan la autoridad del Estado. Mantienen el monopolio de la violencia legítima. Tú debes respetar la ley y el orden, bajo la amenaza de que te roben tu vida y te arrojen a una jaula. Son los perros guardianes del poder.

Los policías te joden. Pero más allá de meter las narices en tus asuntos, existen para mantener el sistema tal y como está, y para impedirle a la gente rebelarse. No importa lo que digan, esa es su función principal. A menudo oyes el clásico argumento de que “la policía está bien, pero como todo tienen algunas manzanas podridas que manchan su reputación”. Ellos justifican su utilidad mostrando incesantemente sus hazañas al arrestar a un pedófilo o a un proxeneta. Por supuesto, esa clase de intervenciones son parte de las tareas policiales porque hemos sido históricamente privados de nuestra capacidad para manejar los conflictos de forma autónoma, pero en realidad, al poder no le importa una mierda tu bienestar. Cuanto más gentrificado esté un barrio, más nueves ciudadanes y negocios requieren un barrio limpio y seguro. La policía no va a golpear a un propietario que hace alquileres ilegales, reservan su trato para el yonki de la esquina. “La policía al servicio de los ricos y los fascistas”, el buen viejo eslogan nos lo recuerda.

El 15 de marzo se acerca rápido, y como cada año, una manifestación será organizada por el COBP (Collective Oposed to Police Brutality, Colectivo Opuesto a la Brutalidad Policial). Y cada año, hay confrontación y arrestos. El COBP, como el acrónimo implica, no se opone a la policía como una institución, sino a la policía brutal. Durante varios años, el colectivo se ha esforzado por proponer un discurso ciudadanista pidiendo que respeten los derechos. Llevan a los policías con conductas desviadas ante el comité de ética policial, intentan hacer llamados colectivos contra los arrestos masivos y cambiar ciertas leyes, como fue el caso de la ordenanza P-6 (que prohibe llevar máscaras o el rostro cubierto durante las manifestaciones). Esta ordenanza fue finalmente invalidada en 2016, gracias a los esfuerzos de varies compañeres y abogades. Sin embargo, una policía menos brutal no existe, porque su función principal es mantener el orden e imponer el miedo. Si una revuelta incontrolable explotase, estos perros armados nos dispararían sin dudar. Esto no significa que no debamos luchar, sino más bien que debemos afrontar la realidad tal y como es. No hay policías buenos. No hay leyes buenas. Queremos combatir todas las semillas y fundamentos del mundo autoritario, incluyendo al Estado, sus leyes, la lógica de la ley, y su policía.

Lo peor de todo es que el poder está tan bien arraigado que la policía casi nunca necesita intervenir para que el status-quo sea respetado. El control es interiorizado en nuestros cuerpos y en nuestras mentes. Somos domesticades desde el nacimiento para respetar las leyes, para ir a la escuela, para ir a trabajar, para respetar a la autoridad, para conformarnos. Nos hacen creer que nuestras acciones no tienen impacto y nos hacen saber que si escogemos alejarnos de sus instituciones (propietarios, el Estado, la policía, los jefes, etc.) entonces nos esperan la miseria y la cárcel. Mucha gente tira la toalla. Pero la realidad es que ellos no pueden estar en todas partes todo el tiempo como el Gran Hermano. Organizándonos un poco, siempre es posible evadir los tentáculos del poder e intentar algo irreversible. En primer lugar, es cuestión de tener un poco de coraje para perseguir a la policía de nuestras mentes y para hacer frente a nuestros miedos.

Vamos a sacar a la policía de nuestras cabezas, de nuestros barrios y de nuestras vidas.
¡Al ataque

Eso de sacar al policía de la cabeza es re complicado. Por que para hacer deberías distinguir entre lo que te frena artificialmente y lo que es necesario para que tu forma de vida y valores funcionen. Sino se te desmonta toda la maquinaria y dejas de funcionar y no solo en el sentido económico. Por ello toda la maquinaria celular, tiene una dictadura molecular. De no ser asi , la vida biológica seria imposible.
Incluso si lo lograres sacar , eso no asegura que lo que halles vaya a funcionar. O siquiera que halles algo. Sino todos seriamos bill gates e inventariamos un nuevo Windows con tal solo sacarnos de la cabeza el antiguo.
 
Leíste el escrito? Sabes diferenciar entre un "hippies" y un texto anarquista ? Puta que están cagado estos sebosos. :risa:

Aunque leí la propaganda barata que defiendes no cambia el hecho que anarquistas, hippies, progresistas o como sean que muestra guste llamarse, son todos iguales, todos son enemigos del Estado.

Por lo demás, me sentarte a ver como las oleadas de apoyo llegan a tu tema...
 
Aunque leí la propaganda barata que defiendes no cambia el hecho que anarquistas, hippies, progresistas o como sean que muestra guste llamarse, son todos iguales, todos son enemigos del Estado.

Por lo demás, me sentarte a ver como las oleadas de apoyo llegan a tu tema...
Tú crees que necesito o esperaba apoyo de usuarios del antro ? :risa: facho culiao. Después lloran :grito: ayyy no respetan mi pensar !!
 
Deberían suicidarse todos esos mamitas
 
Cuando empece a ver ese estilo de redacción tipo: "les compañeres" ya le quitó toda validez al escrito.
 
Cuando empece a ver ese estilo de redacción tipo: "les compañeres" ya le quitó toda validez al escrito.
No todos los escritos nos deben gustar ,Eso no es significante que este erróneo en lo que quiera plantear .De todo se puede aprender . Menos de :monomeon: fachos.
 
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