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Mientras chile agonizaba...

phenom666

Bestia
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Tal y como prometí hace algún tiempo, vengo a dejarles esta pequeña novela que hice el año pasado. Se trata de una historia que escribí para un libro de autores de la sexta región, el cual se vendió en físico aquí en Rancagua y otras comunas cercanas. Esta historia es una mezcla entre realidad y ficción, puesto que combina hechos históricos del golpe de estado, y los une a la saga de ficción que he creado "Las Armas de la Perdición".

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Decidí postear esta novela aquí por una sencilla razón, la historia es corta, pero revela muchas cosas que en un futuro conectarán con la saga principal de terror y misterio. Espero que la disfruten y me den sus impresiones.

Mientras chile agonizaba, un hombre aprendió a amar.
“Extraños sucesos que nadie pudo recordar.”


Santiago de chile, Julio del año 1973.

Todos los días era lo mismo de siempre, levantarse, comer y seguir durmiendo hasta el anochecer. Aquella enorme y lujosa casa estaba tan solitaria como el mismo dueño, el que esperaba impaciente a que la oscuridad invadiera el cielo de Santiago. La radio no dejaba de informar sobre terribles disputas por asuntos políticos, pero Tomás ignoraba esas noticias. Por más que trató, no pudo cambiar la señal para oír algo de música, así que se conformó con escuchar cosas que no le importaban. Hace mucho tiempo dejó de preocuparse por esas cosas, ya que cada día se convencía de que todo el conflicto político era un simple disparate. Finalmente la noche había llegado, Tomás se abrigó lo mejor posible para enfrentar el molesto frío de invierno, y condujo su auto con dirección hacia un salón de pool. A lo largo del viaje, observó que todo parecía tranquilo en su villa, lo que le hacía sentir nostalgia de sus momentos más felices, empezando por su primer regalo de navidad, un perro de raza pastor alemán. Aquella mascota fue su primer gran amigo durante 11 años, pero cierto día llegó el momento de despedirse de él para siempre.

En ese entonces, Tomás no entendía lo que significaba la muerte, ni mucho menos lo que se siente perder a un ser querido, pero se trataba de su primera lección de vida. Vivir más o vivir menos, él estaba seguro de que lo único importante era vivir en paz con uno mismo, y a lo largo de su vida trataba de guiarse bajo esa enseñanza. Sin embargo, cada año que pasaba, la vida le daba lecciones mucho más duras y crueles. Se dio cuenta de que no todas las personas podían tener juguetes caros, no todos podían tener un televisor, y algunos ni siquiera tenían dinero para comer. El mundo que le rodeaba era cada vez más injusto y deprimente, lo cual lentamente le hundía en la amargura. Si bien la vida le enseñaba duras lecciones, también ofrecía sensaciones extrañas y especiales, como la de aquel día en que conoció a la mujer de su vida. Ella se llamaba Camila, la conoció en su época de escuela y durante años fueron pareja. En su adolescencia Tomás pasó muchos momentos felices con su compañera, pero con el paso de los años la vida le obligó a chocar con una realidad inesperada.

Luego de escuchar el ruido de un disparo, el hombre de 26 años dejó de recordar y detuvo su vehículo. Aquel disparo no venía del mundo real, era el último rastro de su amargo recuerdo que le marcó para siempre. Como por acto de magia, su auto se detuvo justo frente al salón de pool, por lo que rápidamente se bajó y entró para hacer su pasatiempo favorito. Reservar una mesa en solitario, pasar horas y horas golpeando las bolas y conseguir las mejores puntuaciones. Aquellas hazañas solían ser aplaudidas por Camila, pero eso no iba suceder nunca más. Otros jugadores se divertían en sus propias mesas, pero luego quedaron perplejos, al ver que Tomás golpeaba su mesa con el palo de pool. Por alguna razón la rabia se apoderó de él, sumando el hecho de que tenía unas copas de más, y eso tuvo sus consecuencias. El jefe del salón mandó a sus guardias a expulsarlo por mal comportamiento, quedando tirado en el frío suelo, mareado y melancólico. Una vez más su mente recordaba los tristes sucesos que le ocurrieron hace menos de un mes, y por más que trataba de olvidarlo, su dolor se manifestaba nuevamente.

Era una fría noche de Junio, Tomás y Camila bailaban en un pequeño restaurante. A pesar de ser un lugar pequeño, había mucha gente, lo cual garantizaba mucha diversión, pero las cosas no iban a ser tan simples. De la nada se había originado una pelea entre dos personas, lo que desencadenó una trifulca incontrolable. En ese momento Tomás estaba muy ebrio, por lo que Camila le ayudó a salir del restaurante a tiempo. Nadie supo lo que pasó después, el ruido de un disparo convirtió una noche especial en una terrible pesadilla. Camila recibió un disparo en su estómago y cayó inconsciente, mientras que Tomás estuvo sentado en una banca sin percatarse de lo sucedido. Según los informes de carabineros, Camila recibió un disparo de un arma militar, y otras 5 personas que estaban en el restaurante habían desaparecido. Horas después Tomás se había recuperado para descubrir la cruda realidad, su novia estaba en un hospital con una herida de bala, y pese al esfuerzo de los doctores, ella no lograba despertar.

Lo más extraño era que Camila estaba en un hospital público, y por más que Tomás exigía que la llevaran a un mejor hospital, los doctores no lo permitieron. No se trataba solamente de dinero, ellos se mostraban nerviosos, como si hubiesen querido decirle lo que sucedía, pero no se atrevieron. La joven de 25 años seguía en coma, aun cuando sus heridas ya estaban curadas, lo que aumentaba la angustia y desesperación de su novio. Cada día de espera se volvía eterno, y la respuesta de los doctores era la misma de siempre “No ha despertado, seguiremos observando”. Luego de recordar aquellos sucesos, Tomás despertó en el frío suelo, justo afuera del salón de pool del que lo habían botado. La noche seguía en su apogeo, el frío y el silencio sepulcral eran una pésima combinación, ya que los recuerdos no dejaban de torturar al hombre. No obstante, esos recuerdos le transmitían cosas muy reveladoras, como el hecho de que Camila había sido atacada con un arma militar. Los 3 carabineros que dieron ese informe fueron dados de baja pocos días después, lo cual no podía ser más extraño.

Las sospechas de Tomás le guiaban directamente hacia los miembros del ejército, pero de nada le sirvió preguntar a los testigos que estuvieron en esa fatídica noche, ya que no se atrevieron a hablar. Por culpa de su borrachera, no pudo recordar algo que sucedió frente a sus propias narices. Mientras más lo pensaba, más se torturaba a si mismo con la impotencia de no poder hacer nada. De pronto, él recordó algo que le ayudaría a resolver todos sus problemas, y que tenía relación con un extraño objeto que pertenecía a su padre. Cuando Tomás era un niño, tuvo un peculiar encuentro con una fuerza misteriosa que le llamaba, se trataba de un objeto que estaba escondido en el sótano de su casa. Guiado por la curiosidad, el niño abrió un cofre de madera, y en su interior había un bate, muy similar al que usan los norteamericanos para el béisbol. No obstante, aquel bate estaba hecho de oro puro, y transmitía una sensación que hipnotizaba al niño, como si ese bate tuviera vida propia. Mientras más lo miraba, más ganas tenía de poder tenerlo en sus manos, pero luego el cofre se cerró bruscamente. Su padre había llegado, y mostraba una actitud violenta hacia el pequeño Tomás. Como acto seguido, el padre golpeó a su hijo muchas veces con una correa. Nunca antes lo había visto tan descontrolado, pero el niño solo podía cubrirse, en un inútil intento por evitar el dolor de los golpes.

Padre: ¡Nunca vuelvas a abrir ese cofre!, weón, ese bate nos dejará en la ruina, debes prometerlo, nunca vuelvas a verlo, ¿me oíste?

Esas palabras fueron las únicas que Tomás pudo recordar de su padre, una advertencia que parecía no tener sentido. Desde ese día, el padre cariñoso había muerto, no más regalos especiales, no más viajes divertidos y no más familia feliz. A causa de esa golpiza, muchas verdades comenzaron a salir a flote, lo cual consumió a la familia casi por completo. De nada servía seguir recordando, ya que Tomás ya tenía lo que necesitaba, lo único que debía hacer era volver al viejo sótano, y allí encontraría la solución a sus problemas. Desde aquel día de la infancia, él sabía que ese bate dorado tenía un poder que podía cumplir los deseos de la gente. Nadie se lo dijo, nadie sabía de ese artefacto, pero el joven lo presentía como un pensamiento ingenuo. Su padre ya no podía prohibirle nada, puesto que ya no estaba en el mundo de los vivos, al igual que su madre. Tomás estaba seguro de lo que planeaba hacer, su borrachera había cesado, así que tomó su vehículo y regresó a su lujosa casa.

Como era de esperarse, el cofre de madera seguía en el mismo lugar, y en su interior estaba el bate dorado, tan reluciente como la primera vez que le vio. El bate emanaba un ligero brillo, como si transmitiera un poder desconocido, lo que confirmaba la teoría de Tomás. Quizás se trataba de un objeto maldito, o un regalo de Dios, pero el hombre no lo pensó dos veces, y pidió el deseo que tanto anhelaba, “Por favor, cura a Camila”. El bate dorado comenzó a brillar con más fuerza, iluminando todo el sótano oscuro con una imponente presencia, pero de pronto la luz se esfumó por completo. En ese momento, Tomás se percató de que el bate había desaparecido sin dejar rastro, lo cual le hizo tener la idea de que su deseo se había cumplido. Se apresuró en llegar hasta el hospital para ver si su amada había despertado, pero las noticias no resultaron ser las esperadas. Camila aun no despertaba, y su estado empeoraba, los doctores trataban de reanimarla, mientras que Tomás estaba sentado en una banca totalmente desconcertado.

Tomás: ¿Qué mierda pasó? ¿Acaso mi padre tenía razón? Ese bate dorado solo atrae desgracias, ahora por mi culpa Camila empeoró su condición, no, no puede ser, tiene que ser una broma.

Para él era más fácil pensar que el poder del bate era solo una farsa, pero por alguna razón la culpa le consumía por dentro. Empezaba a amanecer, y entre la borrachera y el cansancio, decidió volver a casa para descansar. A causa de lo sucedido en el hospital, Tomás se olvidó de su auto y comenzó a caminar entre las calles sin rumbo fijo. Después del desastre que causó, lo único que quería era buscar un puente y lanzarse al vacío, al fin y al cabo, nadie le echaría de menos. Incluso al desear el fin de su existencia, el destino tenía otros planes para él, lo cual comenzó en ese mismo día. Eran las 7 de la mañana, Tomás decidió ir hasta una pequeña iglesia para hacer una última oración, pero justo cuando iba a entrar, observó que algunas personas salían de allí de muy mal humor. Algunas de esas personas estaban bien vestidas, mientras que otras estaban con ropa muy barata, y por alguna razón comenzaron a discutir con mucha violencia. Una batalla campal se originó en plena casa de Dios, y luego en sus afueras, ricos y pobres luchaban entre sí por diferentes causas.

Al ver como esas personas se agredían brutalmente, Tomás prefirió marcharse, pero de pronto comenzó a sentir un fuerte dolor de cabeza. En medio de todo ese caos, su mente le mostraba imágenes que parecían venir de un futuro cercano. El palacio de la moneda siendo bombardeado por aviones, gente asesinada por soldados del ejército, muchas muertes y desapariciones. Se trataba de un futuro aterrador, causado por el egoísmo de unos pocos, y el mal presagio de ese futuro había comenzado hace mucho tiempo, por lo que no había vuelta atrás. De pronto, Tomás volvió en sí, de vuelta para observar la deprimente pelea entre ricos y pobres, y justo cuando pensaba en irse de ese lugar, un sujeto le agarró de su ropa con fuerza, “Aquí hay otro cuico”.

Casi por instinto, Tomás sabía que algunos sujetos lo iban a linchar por verle con ropa cara, así que huyó lo más lejos que pudo. Mientras corría, lo último que escuchó de esa trifulca fueron algunos disparos y gritos de terror. Por ese motivo él no quería saber nada del mundo que le rodeaba, siempre estaba lleno de caos y desigualdad, razón por la que prefería vivir su vida feliz al lado de su novia, pero ahora lo había perdido todo. Después de un largo recorrido, finalmente encontró lo que buscaba, un puente que le serviría para lanzarse al vacío y morir de una vez por todas. Aquel lugar estaba tan solitario, justo como él quería, ya que así no tendría que mirar a nadie con vergüenza. Menos a sus compañeros, todos ellos ya estaban titulados en diferentes carreras, mientras que Tomás lo único que había hecho los últimos años era vivir con la herencia de sus difuntos padres. De nada le servía seguir pensando en todos esos detalles, ya que solo le hacían creer que la culpa era de todos menos él.

Justo cuando Tomás se preparaba para lanzarse, sintió una extraña presencia que estaba a pocos metros detrás suyo. Era una presencia muy similar a la que tenía el bate dorado, por lo que la curiosidad le obligó a voltear para ver de qué se trataba. Para su sorpresa, resultó ser una hermosa mujer de largo cabello, y con un abrigo que le llegaba hasta las rodillas. Pareciera que ese encuentro era una mera casualidad, a Tomás no le importaba que una desconocida presenciara su muerte, pero de pronto la mujer comenzó a hablar.

Mujer: disculpa, creo que este lugar es muy romántico para las parejas, odiaría que lo mancharas con un acto tan estúpido.
Tomás: váyase de aquí, quiero estar solo.
Mujer: ya veo, así que esta es tu decisión final, así es como los humanos huyen de los problemas que no pueden resolver, es una pena.

En ese instante, Tomás comprendió que no estaba hablando con cualquier persona. La presencia que emanaba esa mujer parecía algo divino, lo que le hacía pensar que podría tratarse de un ángel o un demonio que venía a juzgarle. Por alguna razón parecía que ambos se conocían de alguna parte, y aquella corazonada era suficiente para que hablaran con honestidad.

Tomás: ¿Eres la dueña legítima del bate dorado? lo siento, pero creo que lo perdí.
Mujer: eso es un problema, sería un fastidio perderlo de vista otra vez, tendrás que ayudarme a recuperarlo, luego podrás hacer lo que quieras.
Tomás: no me webée señorita, yo no soy capaz de ayudar a nadie, ni siquiera a quienes amo, solo soy un pobre weón que siempre la caga.
Mujer: jajaja, ustedes los chilenos tienen palabras muy graciosas, la verdad vine a recuperar el bate dorado, pero no puedo ignorar la situación de tu novia, ¿acaso no usaste el poder del bate para sanarla?
Tomás: ¡Claro que lo hice! Le pedí a esa maldita cosa que sanara a Camila, pero no lo hizo, y para colmo el bate desapareció, esa cosa nunca sirvió para nada.
Mujer: estoy segura de que lo intentaste, pero ¿realmente creíste en el bate? ¿realmente querías que ella sanara para que estuvieran juntos? Mis preciados tesoros solo funcionan cuando la gente tiene voluntad, sin ella el deseo no se cumple.

Después de recibir esas preguntas, Tomás comenzó a ordenar sus pensamientos, aun estando al borde del puente. Como si se tratara de un acto de magia, su alma comenzó a mostrarle los sucesos más profundos que él y Camila vivieron en su vida de pareja. Todos los días era lo mismo de siempre, salir al salón de pool, emborracharse y volver a casa a dormir. Camila siempre estaba preocupada de que su novio volviera sano y salvo, ya que en tiempos de crisis nadie sabía lo que podría pasar. Ambos vivían juntos en la lujosa casa, pero Camila venía de una familia pobre, lo cual le dio costumbres muy distintas a las de su pareja. Cada vez que Tomás le compraba una joya cara, ella la rechazaba, ya que sentía que no eran necesarias, y solo eran un gasto de dinero.

Tomás seguía malgastando el dinero de sus padres, quienes murieron en un accidente de tránsito, desde ese entonces obtuvo ese mal hábito. Él creía que así podía hacer feliz a su amada, pero solo hacía que las cosas fueran a peor camino. Hasta aquella noche en que ambos fueron a un restaurante para divertirse. Tomás como de costumbre estaba ebrio, y Camila lo llevó afuera para evitar problemas, lo acomodó en una banca y allí trató de buscar en sus bolsillos las llaves del auto para volver a casa. Sin embargo, de la nada llegaron 3 vehículos con militares armados, los cuales entraron en el restaurante. Al parecer el dueño los había llamado para que pusieran orden, pero nunca pensó en el resultado de su acto. Camila seguía buscando entre los bolsillos de su novio, cuando de pronto un soldado le apuntó con un arma.

El soldado apenas era un joven de 19 años, pero con una mirada deseosa de abrir fuego contra alguien, en especial si se trataba de una ladrona. Camila estaba vestida con ropa barata, lo cual empeoraba la situación, y por más que trató de explicarle lo sucedido, el soldado le disparó. Incluso bajo esa situación, ella nunca pensó en abandonar a su amado, y se desmayó justo al lado de él, mientras que Tomás seguía ebrio. En ese mismo restaurante, otras 5 personas fueron detenidas por los militares, y fueron acribilladas cerca del mismo puente en donde Tomás estaba a punto de lanzarse. Parecía una burla del destino, justo cuando él pensaba que su destino era cruel, se dio cuenta de que otros ya habían sufrido algo mucho peor.

Luego de recordar esos sucesos, Tomás se puso a llorar, lo entristeció darse cuenta de todo el sufrimiento que le había hecho pasar a Camila, y ahora ella terminó pagando el precio de sus errores. El bate dorado no cumplió su deseo, ya que en el fondo él sabía que aunque lograra salvarla, todo seguiría siendo como antes. Una persona puede pedir un deseo especial, pero lo que en verdad desea puede ser algo muy distinto, y por esa razón Tomás pensaba que no merecía estar al lado de su amada.

Tomás: ahora lo recuerdo todo, desde pequeño siempre me he convencido de que mi vida era perfecta, pero en el fondo sabía que no era así, mi familia era muy rica, pero eso se debía a que mi padre era un estafador, engañaba a gente de clase media o pobre y los dejaba en la ruina, mi madre sabía de eso, pero siempre mantuvo silencio, a ella no le molestaba, siempre y cuando siguieran teniendo dinero, ambos eran unos ladrones de mierda.
Mujer: ya veo, debo suponer que tus padres no fueron dignos de poseer el bate dorado, y por ende recibieron el castigo divino.
Tomás: es lo que menos importa, al principio pensé que podría ser mejor persona que ellos, pero al final solo soy un fracasado que arruinó la vida de la única persona que siempre me quiso.

Justo cuando Tomás aprendió a valorar el amor de su novia, ocurrió un milagro inesperado, el bate dorado apareció en sus manos como si nada. La mujer parecía asombrada ante ese suceso, y rápidamente le ordenó que pidiera el deseo una vez más. Tomás cerró sus ojos, pensó en todos los sucesos que le rodeaban, la difícil situación del país iba a ser una etapa dura, pero cada persona debía ser responsable de sus actos. Si Chile no era capaz de encontrar la paz y la igualdad, entonces sus habitantes recibirían un estigma que les seguiría por el resto de sus vidas. Lo único que Tomás podía hacer, era sanar a Camila para que pudieran vivir una vida justa y honesta. En ese instante, sus ojos se abrieron lentamente, el arma dorada le dijo a través de su interior que su deseo finalmente se había cumplido, lo cual le hizo sentir aliviado. Luego de bajarse del borde, Tomas se mostraba muy seguro de sí mismo, mientras que la mujer del largo abrigo parecía emocionada, como si acabara de leer una novela romántica con final feliz. No obstante, ella trató de recuperar su mirada seria, ya que aún faltaba resolver algo pendiente.

Mujer: entonces ¿Lograste cumplir tu deseo?
Tomás: así es, en estos momentos Camila acaba de despertar, desde el principio este bate siempre me mostró más allá de lo que mis ojos podían ver, este objeto es muy extraño, me gustaría pedirle que me lleve al hospital en un parpadeo, pero creo que ya pedí suficiente.
Mujer: es increíble lo rápido que cambiaste, pasaste de ser un perdedor arrogante a un hombre de verdad, si tan solo hubieras sido así desde el principio….
Tomás: lo sé, Camila no habría sufrido tanto por mi culpa, además no habría logrado esto sin tu ayuda, gracias, quien quiera que seas.

Tomás sabía que debía entregarle el bate dorado a la mujer, pero antes de hacerlo, le obsequió un hermoso ramo de flores azules como agradecimiento. La mujer parecía perpleja, no solo por el bonito gesto de Tomás, sino que también por el hecho de que él fue capaz de crear flores a partir de la nada, lo cual señalaba que podía usar el poder del bate dorado sin problemas. A pesar del noble gesto, la mujer solo tomó una flor del ramo y se llevó el bate dorado, puesto que ya era el momento de despedirse.

Mujer: parece que ya sabes usar el arma dorada correctamente, pero aun así debo llevármela ahora, una vez que este tesoro se aleje de ti, olvidarás todo lo relacionado con él, y perderás los dones que obtuviste, ¿no tienes reclamos?
Tomás: no tengo reclamos, mi deseo ya se cumplió, pero tengo el presentimiento de que no olvidaré algunas cosas, espero estar equivocado.
Mujer: hemos hablado bastante, pero nunca te sentiste asustado de mi presencia, ni siquiera trataste de buscarle lógica a la existencia de este tesoro, eres más especial de lo que pensaba.
Tomás: incluso si quisiera aclarar mis dudas, no entendería nada, supongo que así deben ser las cosas, pero al menos me gustaría saber el nombre de la mujer que nos ayudó, al fin y al cabo, lo olvidaré pronto.
Mujer: los humanos suelen llamarme Predora, de vez en cuando visito tierras desconocidas, pero creo que no volveré a este lugar, los humanos de este país son demasiado jóvenes e inmaduros, pero eso es lo bello de esta nueva vida, solo los más aptos tendrán el derecho a vivir y sentir. Nos vemos Tomás, espero que cuides y ames a tu mujer tanto como hoy.

En ese momento, la mujer llamada Predora comenzó a alejarse en una calle vacía, llevándose el bate dorado y la flor azul. Tomás miraba con asombro como ella desaparecía como por arte de magia, pero luego de haber vivido tantas experiencias extrañas, ya era el momento de poner los pies en la tierra. En ese mismo día, las cosas parecían calmadas en la ciudad de Santiago, pero tan solo era el comienzo de terribles sucesos que ocurrirían pronto. Tomás se apresuró en llegar hasta el hospital, y allí pudo reencontrarse con Camila, quien estaba totalmente recuperada. Ambos se abrazaron con emoción, ya que el destino quiso darles una segunda oportunidad. Solo el amor les permitiría vivir juntos y superar todas las adversidades que pronto se desatarían a su alrededor. Ese fue el día en que un hombre aprendió a amar de verdad.
 
Última edición:
Interesante, de rápida lectura y breve. Los personajes se poseen carácter y logras desarrollarlos de buena manera. Creo que tiene los elementos suficientes para ser leído y no ignorado.

Lo que no comparto, es la fijación en la dictadura de Pinocho como contexto. Considero que está sobreexplotado por varios jóvenes e incipientes escritores que desean darle ese trasfondo a una historia que puede, perfectamente, prescindir de ello.

Saludos.
 
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