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Fragmento del Lobo Estepario:

"Aquí tengo que intercalar una observación psicológica. A pesar de que sé muy poco acerca de la vida del lobo estepario, tengo, sin embargo, gran fundamento para creer que fue educado por padres y maestros amantes, pero severos y muy religiosos, en aquel sentido que hace del 'quebrantamiento de la voluntad' la base de la educación.

Ahora bien, esta destrucción de la personalidad y quebranto de la voluntad no dieron resultado en este discípulo; para ello era él demasiado fuerte y duro, demasiado altivo y espiritual. En lugar de destruir su personalidad, sólo se consiguió enseñarlo a odiarse a si mismo".
 
"El conocimiento de la verdad no alivia la tristeza que sentimos al perder a un ser querido. Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza, ni el cariño son capaces de curar esta tristeza. Lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso"

- Tokio Blues (Murakami)
 
“Para comprender, me destruí. Comprender es olvidarse de amar. No conozco nada más al mismo tiempo falso y significativo que aquel dicho de Leonardo da Vinci de que no se puede amar u odiar una cosa sino después de haberla comprendido.”

Fernando Pessoa
 
Meditatio (Versión de Armando Uribe)

Cuando yo considero con cuidado
las curiosas costumbres de los perros
tengo que concluir: el hombre es superior.

Cuando yo considero, amigo mío,
las curiosas costumbres de los hombres,
confieso: tengo dudas.

Ezra Pound.
 
"Religión, patria, familia, Estado, habían perdido su valor para mí y no me importaban ya nada; la pedantería de la ciencia, de las profesiones, de las artes me daba asco; mis puntos de vista, mi gusto, toda mi forma de pensar, con la cual yo en otro tiempo había sabido brillar como un hombre de talento y admirado, estaba ahora olvidada y en abandono y era sospechosa a la gente"

"El lobo estepario", Hermann Hesse.
 
"Quédate siempre conmigo, bajo la forma que quieras, ¡vuélveme loco! Pero lo único que no puedes hacer es dejarme solo en este abismo donde no soy capaz de encontrarte."
Cumbres borrascosas de Emily Brontë
 
"Un príncipe, pues, debe tener gran cuidado de que nunca le salga de la boca una cosa que no esté llena de las cinco mencionadas cualidades - manso, fiel, humano, leal y religioso -, y de que parezca, al verle y oírle, todo bondad, todo buena fe, todo integridad, todo humanidad, todo religión. Y no hay cosa más necesaria para aparentar tener que esta última cualidad. Los hombres en general juzgan más por los ojos que por las manos, porque el ver pertenece a todos y el tocar a pocos. Todos ven lo que pareces, pero pocos comprenden lo que eres, y estos pocos no se atreven a oponerse a la opinión de muchos, que tienen la majestad del Estado que les protege. En las acciones de todos los hombres, especialmente de los príncipes contra los cuales no hay juicio que reclamar, se considera el fin. Procure, pues, un príncipe conservar y mantener el Estado: los medios que emplee serán siempre considerados honrosos y alabados por todos, porque el vulgo se deja siempre coger por las apariencias y por el acierto de la cosa y en el mundo no hay sino vulgo. Los pocos espíritus penetrantes no tienen lugar en él, cuando la mayoría tiene dónde apoyarse. Un príncipe de nuestros tiempos, al cual no está bien nombrar, jamás predica otra cosa que paz y lealtad, y en cambio es enemigo acérrimo de una y otra. Si él las hubiera observado, muchas veces le habrían quitado la reputación o el Estado."

El príncipe - Maquiavelo
 
Si hubiera nacido mujer seguro que hubiera sido una prostituta. Como había nacido hombre, anhelaba constantemente mujeres, cuanto más guarras mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu alma, y lo poco que quedaba de la mía, quería conservarlo para mí. Básicamente deseaba prostitutas, porque eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal. Nada se perdía cuando ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y cariñosa, a pesar de lo que me pudiera costar. De cualquier manera estaba perdido. Un hombre fuerte pasaría de ambos tiempos. Yo no era fuerte. Así que continuaba bregando con las mujeres, con la idea de las mujeres.

Charles bukowski - mujeres
 
12
Oh hermanos míos, yo os consagro a una nueva nobleza y os la señalo: vosotros debéis ser para mí engendradores y criadores y sembradores del futuro. En verdad, no una nobleza que vosotros pudierais comprar como la compran los tenderos, y con oro de tenderos: pues poco valor tiene todo lo que tiene un precio. ¡Constituya de ahora en adelante vuestro honor no el lugar de dónde venís, sino el lugar adonde vais! Vuestra voluntad y vuestro pie, que quieren ir más allá de vosotros mismos, ¡eso constituya vuestro nuevo honor! En verdad, no el que hayáis servido a un príncipe - ¡qué importan ya los príncipes!- O el que os hayáis convertido en baluarte de lo que existe ¡para que esté aún más sólido! No el que vuestra estirpe se haya hecho cortesana en las cortes, y vosotros hayáis aprendido a estar de pie, vestidos con ropajes multicolores, como un flamenco, durante largas horas, dentro de estanques poco profundos. Pues poder estar de pie es un mérito entre los cortesanos: y todos los cortesanos creen que de la bienaventuranza después de la muerte forma parte ¡el que se permita estar sentado! Ni tampoco el que un espíritu, que ellos llaman santo, condujese a vuestros antepasados a tierras prometidas, que yo no alabo: pues nada hay que alabar en la tierra donde creció el más funesto de todos los árboles, ¡la cruz! - Y en verdad, a todos los sitios a que ese «espíritu santo» condujo sus caballeros, siempre esas expediciones iban precedidas - ¡de cabras y gansos y de cruzados mentecatos!

¡Oh hermanos míos, no hacia atrás debe dirigir la mirada vuestra nobleza, sino hacia adelante! ¡Expulsados debéis estar vosotros de todos los países de los padres y de los antepasados! El país de vuestros hijos es el que debéis amar: sea ese amor vuestra nueva nobleza, ¡el país no descubierto, situado en el mar más remoto! ¡A vuestras velas ordeno que partan una y otra vez en su busca! En vuestros hijos debéis reparar el ser vosotros hijos de vuestros padres: ¡así debéis redimir todo lo pasado! ¡Esta nueva tabla coloco yo sobre vosotros!

Así habló Zaratustra - Friedrich Nietzsche
 
"En mí era la miseria quizás más material y moral; en ti, más espiritual; el camino era el mismo."

El lobo estepario, Hesse.
 
"Invirtiendo el signo que afecta al bolchevismo, podríamos decir cosas similares del fascismo. Ni uno ni otro ensayo están 'a la altura de los tiempos', no llevan dentro de sí escorzado todo el pretérito, condición irremisible para superarlo. Con el pasado no se lucha cuerpo a cuerpo. El porvenir lo vence, porque se lo traga. Como deje algo de él fuera, está perdido.

Uno y otro - 'bolchevismo y fascismo' - son dos seudoalboradas; no traen la mañana de mañana, sino la de un arcaico día, ya usado una o muchas veces: son 'primitivismo'. Y esto serán todos los movimientos que recaigan en la simplicidad de entablar un pugilato con tal o cual porción del pasado, en vez de proceder a su digestión.

No cabe duda de que es preciso superar el liberalismo del siglo XIX. Pero esto es justamente lo que no puede hacer quien, como el fascismo, se declara antiliberal. Porque eso - ser antiliberal o no liberal - es lo que hacía el hombre anterior al liberalismo. Y como ya una vez éste triunfó de aquél, repetirá su victoria innumerables veces o se acabará todo - liberalismo y antiliberalismo - en una destrucción de Europa. Hay una cronología vital inexorable. El liberalismo es en ella posterior al antiliberalismo, o, lo que es lo mismo, es más vida que éste, como el cañón es más arma que la lanza."

Ortega y Gasset en La rebelión de las masas, capítulo X "Primitivismo e historia".
 
Miente, miente, miente que algo quedará, cuanto más grande sea una mentira más gente la creerá.
 
"Ella hizo un mohín exquisito cuando dijo que estaba bien, pero como el caso perecía peligroso debería llevar un arma un poco más contundente que una tostada con mantequilla. Por lo menos póngale una lonja de queso, ¿no le parece, caballero?"

La muerte es una vieja historia - Hernán Rivera Letelier
 
"El coronel Aureliano Buendía promovió treinta y dos levantamientos armados y los perdió todos. Tuvo diecisiete hijos varones de diecisiete mujeres distintas, que fueron exterminados uno tras otro en una sola noche, antes de que el mayor cumpliera treinta y cinco años. Escapó a catorce atentados, a setenta y tres emboscadas y a un pelotón de fusilamiento. Sobrevivió a una carga de estricnina en el café que habría bastado para matar un caballo. Rechazó la Orden del Mérito que le otorgó el presidente de la república. Llegó a ser comandante general de las fuerzas revolucionarias, con jurisdicción y mando de una frontera a la otra, y el hombre más temido por el gobierno, pero nunca permitió que le tomaran una fotografía. Declinó la pensión vitalicia que le ofrecieron después de la guerra y vivió hasta la vejez de los pescaditos de oro que fabricaba en su taller de Macondo. Aunque peleó siempre al frente de sus hombres, la única herida que recibió se la produjo él mismo después de firmar la capitulación de Neerlandia que puso término a casi
veinte años de guerras civiles. Se disparó un tiro de pistola en el pecho y el proyectil le salió por la espalda sin lastimar ningún centro vital. Lo único que quedó de todo eso fue una calle con su nombre en Macondo. Sin embargo, según declaró pocos años antes de morir de viejo, ni siquiera
eso esperaba la madrugada en que se fue con sus veintiún hombres a reunirse con las fuerzas del general Victorio Medina."

Cien años de soledad - Gabriel García Márquez
 
"El pájaro rompe el cascarón. El huevo es el mundo. El que quiere nacer tiene que romper un mundo. El pájaro vuela hacia Dios. El Dios es Abraxas"
Demian. H. Hesse
 
Lo pondré en spoiler porque es un párrafo más o menos largo, le puse unos puntos apartes para amenizar la lectura.

De humano, demasiado humano - F. Nietzsche
IRRESPONSABILIDAD E INOCENCIA.
La irresponsabilidad total del hombre respecto de sus actos y a su ser es la gota más amarga que ha de tragar el hombre del conocimiento, una vez habituado a considerar que la responsabilidad y el dolor son los títulos de nobleza de la humanidad. Todas sus valoraciones, atracciones y aversiones se convierten por ello en algo falso y carente de valor: su sentimiento más hondo, el que le acercaba al mártir y al héroe, ha adquirido a causa de eso el valor de un error; ya no tiene derecho alabar ni a censurar, pues no tiene sentido alabar ni censurar a la naturaleza y a la necesidad. Ante los actos propios y ajenos debe proceder como cuando le gusta una obra bella pero no la alaba, porque ésta no puede hacer nada por sí misma, o como cuando se encuentra delante de una planta. Puede admirar su fuerza, su belleza, su plenitud, pero no le es lícito atribuirles mérito: el fenómeno químico, la lucha de los elementos o los tormentos de quien ansia curarse tienen tanto mérito como esas luchas y angustias del alma en las que nos sentimos atenazados por diversos motivos y en diferentes sentidos, hasta que al final nos decidimos por el más poderoso (como suele decirse, aunque en realidad habría que decir: hasta que el más poderoso decide por nosotros). Pero por elevados que sean los nombres que demos a esos motivos, proceden de las mismas raíces en las que creemos que se encuentran los malignos venenos: entre los actos buenos y los actos malos no hay una diferencia de especie, sino a lo sumo de grado.

Los actos buenos son la sublimación de actos malos; y los actos malos son actos buenos, pero realizados de una forma tosca y estúpida. Cualquiera que sea el modo como puede obrar el hombre, es decir, como debe hacerlo, éste no desea más que autocomplacerse (unido esto al miedo que tiene a la frustración), ya sea mediante actos de vanidad, venganza, concupiscencia, interés, maldad o perfidia; o mediante actos de sacrificio, de compasión, de entendimiento. Los grados de raciocinio determinarán la dirección en la que cada cual se dejará llevar por este deseo; toda sociedad y todo individuo tienen siempre presente una jerarquía de bienes, por la cual deciden sus actos y juzgan los ajenos.

Sin embargo, esta escala de medida está cambiando continuamente; se llama malos a muchos actos que sólo son estúpidos porque el nivel de inteligencia de quién decidió realizarlos era muy bajo. Más aún, en cierto sentido, todos los actos son todavía hoy estúpidos, porque será sin duda superado el nivel más elevado que ha podido alcanzar la inteligencia humana: cuando entonces se mire hacia atrás, todos nuestros actos y juicios resultarán tan limitados e irreflexivos como nos parecen hoy los de los pueblos salvajes y atrasados.

Puede que la toma de conciencia de todo esto produzca un hondo dolor, pero existe un consuelo: estos sufrimientos son dolores de parto. La mariposa quiere romper su envoltura, despedazándola y desgarrándola; entonces se siente cegada y embriagada por esa luz desconocida que es el reino de la libertad. El primer ensayo para saber si la humanidad, que es moral, puede convertirse en sabia, se hace con hombres que son capaces de soportar esta tristeza (¡y que serán muy pocos!). El sol de un nuevo evangelio lanza su primer rayo sobre las cimas más altas de las almas de esos solitarios; allí se acumulan nubes más densas que en ninguna otra parte, y reinan a un tiempo la claridad más pura y el crepúsculo más sombrío. Todo es necesidad, dice el nuevo saber, y el conocimiento es el camino que conduce a esa inocencia. Si la voluptuosidad, el egoísmo y la vanidad son necesarios para la producción de los fenómenos morales y para que alcancen su más elevada floración, el sentido de la verdad y de la justicia del conocimiento: si el error, el extravío de la imaginación ha sido el único medio por el que ha podido ir elevándose paulatinamente la humanidad hasta este grado de claridad y de autoliberación: ¿Quién iría a entristecerse al divisar la meta adonde llevan estos caminos? Es cierto que en el terreno de la moral todo se modifica y cambia, que es incierto y está en constante fluctuación, pero también es verdad que todo fluye y que se dirige a un único final. Aunque siga actuando en nosotros el hábito hereditario de juzgar, amar y odiar erróneamente, cada vez se irá debilitando más por el creciente influjo del conocimiento: en este mismo terreno nuestro se va implantando insensiblemente un nuevo hábito: el de comprender, el de no amar ni odiar, el de ver desde lo alto, y dentro de miles de años será tal vez lo bastante poderoso para dar a la humanidad la fuerza de producir al hombre sabio, inocente (consciente de su inocencia), de un modo tan regular como hoy produce al hombre necio, injusto, que se siente culpable, es decir, su antecedente necesario, no lo opuesto a aquél.
 
A raíz de la fecha exacta de la primera edición de Lolita, en Agosto de 1955


"Pienso en bisontes y en ángeles, en el secreto de los pigmentos perdurables, en los sonetos proféticos, en el refugio del arte. Y ésta es la única inmortalidad que tú y yo podemos compartir, Lolita.”

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DD
:gato:
 
"A ver, ¿qué clase de hombre es usted? ¡Hala, empiece, cuénteme toda la historia!
—¡Historia! —exclamé sobrecogido—. ¡Historia! ¿Pero quién le ha dicho que tengo historia? Yo no tengo historia…
—Puesto que ha vivido usted, ¿cómo no va a tener historia? —me interrumpió riendo.
—No ha habido historia de ninguna clase, ninguna. He vivido, como quien dice, conmigo mismo, es decir, enteramente solo, solo, completamente solo. ¿Entiende usted lo que es estar solo?"

Noches Blancas. Dostoievski
 
«Previsiblemente, no lo consigue. Al día siguiente, apenas sale a la calle, es detenido; la patrulla le exige que se identifique. Con una extraña mezcla de pánico y de resignación, Sánchez Mazas comprende que está perdido y, como si quisiera despedirse en silencio de la realidad, durante un interminable segundo de indecisión mira a su alrededor y advierte que, aunque apenas son las nueve, en la calle de la Montera los comercios ya han abierto y el bullicio urgente y plebeyo de la multitud inunda las aceras, mientras el sol duro anuncia una mañana sofocante de ese verano que no se acaba nunca.»
(Javier Cercas, Soldados de Salamina.)
 
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