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Atravesar Santiago con el sueldo mínimo: la fantasía de madrugar para ahorrar

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Atravesar Santiago con el sueldo mínimo: la fantasía de madrugar para ahorrar


Un duro golpe para los bolsillos significó la última alza de las tarifas del transporte público en Santiago, lo que ha llevado a analistas a repensar la forma en la cual viene siendo diseñada la ciudad en las últimas décadas. Consultado por Diario y Radio Universidad de Chile, el académico de nuestra casa de estudios, Andrés Fielbaum, aseguró que el aspecto más importante para revertir la desigualdad en la movilidad tiene que ver con la tarifa del transporte público.

Eduardo Andrade

Miércoles 9 de octubre 2019 19:10 hrs.
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La última alza a las tarifas en el transporte público llegó con una suerte de oferta de por medio. Sin embargo, es esta última la que, con el pasar de los días, aún no ha dejado claro si tiene como objetivo descongestionar los llamados “horarios punta” o proporcionar algún tipo de ahorro en la microeconomía familiar de los citadinos.

Aproximándose al génesis de este asunto, el experto en trasporte y académico de la Universidad de Santiago, Rodrigo Martin, conversó con nuestro medio y explicó que el incremento responde al sistema de concesiones que existe en el país, y que parte con un precio supuesto de base, pero que tiene proyecciones a lo largo del tiempo.

Según Martin, el problema -en el caso del precio del transporte- tiene que ver con los porcentajes de gasto que está significando, sobre todo, para los deciles más pobres del país.

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Rodrigo Martin.

“Tener que gastar el 20 por ciento del ingreso familiar en transporte, resulta excesivo, debiese ser como máximo la mitad. El 20 o 25 por ciento supone endeudamientos asociados, por ejemplo, a los créditos hipotecarios. Se está gastando para moverse por la ciudad cerca del 20 por ciento en las familias más pobres, cuando es una necesidad básica. No estamos hablando de un lujo”, criticó el experto.

Esta crítica no se aleja mucho de las manifestadas en las anteriores alzas en las tarifas del transporte; sin embargo, en la última, la propuesta manifestada por el ministro de Transporte, Andrés Fontaine, venía acompañada de una oferta: la ampliación del horario valle, y la reducción de la tarifa en horario bajo.

Al respecto, Rodrigo Martin aseguró que el objetivo pudo tratarse de la desaturación de los horarios altos, pero que, en la práctica, eso depende de factores que no fueron considerados por el equipo de expertos que asesoró este reajuste.

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“Suena interesante pensar en que alguien va a decidir levantarse un poquito más temprano para poder hacer uso de esta diferencia. Si uno compara la diferencia de las siete horas para adelante son 190 pesos finalmente, porque es el precio del horario bajo menos 30 y el alto más 30. En los números suena lógico, pero requiere de hábitos, espacios físicos y seguridad”, explicó Martin.

Sumado a esta crítica, el investigador en transporte de la Universidad de Chile, Andrés Fielbaum, también conversó con nuestro medio y aseguró que el último cambio tarifario intentó ser vendido más bien como un cambio de estructura horaria, sin considerar el detalle de que, quienes mayor uso hacen del transporte público no tienen la opción de elegir ser parte de uno u otro horario.

“Cuando el ministro cree que la gente puede escoger, está viviendo en un mundo de fantasía que no corresponde a la realidad de la mayor parte de los trabajadores y estudiantes del país. Y claro, en la medida que el transporte público se vuelve aún más caro, esto acrecienta la desigualdad, porque lo que se hace es presionar el bolsillo de los que tienen menos”, precisó.

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Andrés Fielbaum.

En tal sentido, para Fielbaum, la mirada hacia una reestructuración de un sistema de transporte que piense en quienes son sus principales usuarios debería estar centrada en la tarifa, pero, ¿es posible reducirla aún? El investigador lo explicó así:

“Eso puede darse ya sea cambiando la forma de relacionarse con los operadores, incrementando los subsidios, o una combinación en el corto plazo de una forma y en el largo plazo de otra. Pero hoy día, sin ninguna duda, el principal problema que tiene el sistema de transporte público en Santiago es lo alto de la tarifa”, sentenció.

Para los investigadores, los aspectos en los que se debe profundizar después de este debate son la forma en la que está diseñada la ciudad, y que implica largos tiempos de desplazamiento, así como los cambios en el concepto del viaje, que perfectamente podrían ser aplicados gracias a la tecnología que proporciona la tarjeta Bip.

Así, por ejemplo, las opciones más cercanas y que significarían verdaderamente un alivio para las microeconomías familiares podrían ser descuentos aplicados en pagos mensuales o semanales, o incluso pagos que incluyan pasajes de ida y vuelta en el mismo día
 
servicio como la pichula
costo premium

csm la wea nefasta
en la V el servicio es caro pero no tan callampero :ohno: ecepto por los toretos jaleros que andan en viña valpo :ohno: y los conchetumares jotes culiaos de los sapos y
ha aytiano eta notisia no afeqta, aytiano no paga pasage... shuleno tiene que aseptá.
quien es el down conchetumare que tienes en la firma?
 
En muchos países decentes existe la alternativa de pagar pases semanales, mensuales o incluso anuales para los usuarios frecuentes, los que cuestan una fracción del precio del ticket de uso único para los usuarios ocasionales.

Lo anterior es una buena manera de hacer que los usuarios ocasionales financien en parte a los usuarios frecuentes, actuando como una relativa distribución de ingresos. Además, para los casos extremos de las familias más pobres, los gobiernos pueden entregar subvenciones y facilidades de pago adicionales.
 
Una gorda que me tiraba el año pasado vivía en Recoleta. Muy para mi desgracia, para llegar tenía que tomar la 301 en Amunátegui con Alameda. Esa micro tiene dos paradas que son un espanto, la primera es en la Alameda, la otra es en Santa María con Av.La Paz. Yo, como buen @chilenitomedio de ciudadanía grisácea, pagaba mi pasaje, me iba de pie y veía con resignación cómo el 99% de los pasajeros de la micro hablaban más idiomas que yo, lo cual les daba el derecho de subirse por las puertas de atrás, empujando y gritando, o bien, de saltar el torniquete, también empujando y gritando. Cómo habrá sido la experiencia que las veces que me tocó hacer esa miseria de viaje ya tenía identificados al puñado de grisáceos que pagaba, todos cumpliendo el mismo perfil: trabajador esforzado usando el dinero que no tiene para pagar el transporte público.

Obviamente para el progrerío todo esto es nuestra culpa, por lo que les hace sentido que los pasajes suban infinitamente
 
En muchos países decentes existe la alternativa de pagar pases semanales, mensuales o incluso anuales para los usuarios frecuentes, los que cuestan una fracción del precio del ticket de uso único para los usuarios ocasionales.

Lo anterior es una buena manera de hacer que los usuarios ocasionales financien en parte a los usuarios frecuentes, actuando como una relativa distribución de ingresos. Además, para los casos extremos de las familias más pobres, los gobiernos pueden entregar subvenciones y facilidades de pago adicionales.
esto es verdad, pero les matas la gallina de los huevos de oro y el negocio, ademas que los tipicos "expertos" desesperadamente te diran "no es rentable" :ohno:
 
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No sé para qué mierda suben la tarifa del transporte público si la evasión ha sido inevitable y cada vez aumenta más, si todos los putos años tienen que aumentar el presupuesto para mantener el Transantiago a flote por culpa de la gorda y capitán planeta conchetumare. Con aumentar unos míseros pesos no van a solucionar niuna wea. Porque mierda tienen que seguir haciendo cagar el bolsillo de la gente que además de aguantarse los empujones y olores a raja de esa wea, levantarse temprano y perder dos horas al día para poder llegar temprano al trabajo, tienen que perder más plata de la poca que tiene pagando en lo que no debería :nonono:
 
Partan primero por eliminar los cobros automáticos y hacer que el chofer a la vieja usanza cobre el pasaje, así se evitar la evasión descarada de flaites y turistas del tercer mundo. En este país no existe la igualdad, sino que se ha implementado una visión distorsionada de equidad, catalogando al negro o al arepero asqueroso como un ser indefenso al que se le ha de perdonar todo.
 
Recuerden que deben reorganizar los horarios para cubrir mayormente, pero sin invertir un puto peso extra, además de absorber mano de obra a precio de costo. Sólo vean las señales enviadas y péguense la cachada con las "40 horas semanales buscando el beneficio del trabajador". Esa ilusión terminará con una baja considerable de los sueldos, la creación de segmentos "part time", la exención de las jornadas totales que serán cubiertas con más trabajadores, pero ahorrando en relación a lo que teníamos antes. El valor del trabajo se deprecia, y las utilidades se maximizan.

Nada de esto sería posible sin la existencia de una gran masa de personas demandando trabajos a cualquier paga, casi como si fuera un favor. De verdad hay genios detrás de esto. Gente de una maldad sin límites y que debe ser castigada...
 
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