Escribo esto porque confío en que el anonimato tanto del emisor como del receptor van a entrar en una especie de confianza debido a que nunca se conocerán. Necesito ayuda.
Todo esto comienza en los primeros meses de 2015, en los inicios de la decadencia de los vínculos de amistad que mantenía con un grupo específico (que nació en el liceo en que estudié). En ese entonces cursaba el 4to medio. Era un pésimo estudiante, pero aún así era inteligente. No estudiaba, pero rendía con buenas calificaciones en términos relativos. Estaba pololeando con una chiquilla un año mayor que yo, que ya había entrado a la universidad. Yo estaba aburrido de ella, pero la quería mucho. Le fui infiel varias veces y todas estas veces las supieron los amigos que en ese entonces componían el "grupo específico" (desde ahora me referiré a el como "grupo"). Una de estas infidelidades se llevó a cabo dentro del liceo, en circunstancias de que fuimos sorprendidos por la dirección del establecimiento el cual empezó una investigación sumaria que casi culmina en la expulsión de los que estábamos involucrados. No fuimos sorprendidos en el acto. Fuimos "sapeados".
Explico lo anterior porque aquella situación me sumió a mi en una depresión bastante profunda y prolongada en el tiempo, en la cual ninguno de estos amigos estuvo presente. Terminé con la polola de ese entonces, mis padres se decepcionaron y se distanciaron mucho de mi, pero lo peor fue que estas personas (las del grupo), a las cuales yo tenía mucha estima no se presentaron nunca. Muchos de ellos se enteraron del incidente a través de otras personas, de rumores, pero ninguno fue capaz de afrontar la situación directamente conmigo.
Ese año fue un año de profundo desarrollo de resentimiento y, además, de profunda reflexión. En este último sentido, esta situación fue muy provechosa y positiva. En todos los demás sentidos no lo fue.
Transcurre el año y yo estaba desesperado por tener sexo. Meses después de haber terminado, me contacté con mi ex pareja puramente por un interés sexual. Ella sorpresivamente accedió. En el acto, entendí por qué lo que estaba sucediendo fue graso error, porque los sentimientos que había ahuyentado la situación engorrosa en la que me encontraba, florecían de nuevo. Me enamoré nuevamente.
Dada la situación yo no podía demostrarme enamorado y así, con gestos de frialdad que a mi parecer difícilmente escondía en la cama, la chiquilla se mostraba cada vez menos convencida de la situación. A las pocas semanas, ella decide terminar estas citas secretas porque en realidad no podía permitirse seguir avalando los caprichos de un hueón que había sido tan sacohuea con ella. La entendí, pero pucha que me dolió. Pucha que lloré. Y para peor, lloré solo.
Lo peor de todo esto es que nuevamente, pese a que lo hablé con algunos de los amigos del grupo, las respuestas fueron ambigüedades y frases moralistas genéricas, nunca una preocupación de verdad.
En un mediano tiempo después de eso, en una fiesta que prometía bastante, logré enganchar con una chiquilla que había salido del mismo liceo en el que yo seguía estudiando. Esa noche lo pasé muy bien con ella. Bailamos mucho, nos comimos, la llevé a casa y le pedí el número. Todo iba muy bien. La invité a salir y accedió. Luego empezamos a ver películas en mi casa. El sexo era muy bueno y ella le encantaba a mis padres, de hecho a mi también me encantaba. Pero en ese entonces seguía siendo un maldito imbécil. Lo suficientemente imbécil como para hablar con un amigo que ambos (yo y la chiquilla) teníamos en común, acerca de la relación que había empezado en ese entonces. Le dije que aún no me interesaba lo suficiente por ella (lo que era solo parcialmente verdad, y por lo tanto, era una exageración).
Cuando dieron los resultados de la postulaciones a la universidad y supe que había podido entrar a la universidad que quería, me puse feliz e hice una pequeña fiesta en la casa. Invité a la chiquilla con la que estaba saliendo y a varios amigos más.
En un momento dado, fui a comprar cigarros con un amigo (Este no pertenece al grupo). Situación en la que veo a un par de chicas bastante guapas pidiendo que por favor alguien las ayudase a comprar una cajetilla de cigarros. Mi amigo se adelantó y decidió ayudarlas. Les compró los cigarros y yo las aproveché de invitar al carrete. Intercambiamos números y hablamos para coordinar. En un momento dado, llegaron estas chicas a mi casa y yo no hallé mejor idea que incursionar en esos lares para conocer. Nos llevamos bien con ambas. Huebiamos, tiramos la talla, nos conocimos... en el fondo hubo conexión. La chiquilla con la que en ese entonces salía le preguntó qué onda la situación al amigo que teníamos en común y este último se fue de tarro: Le contó lo que yo le había dicho, en circunstancias de que yo asumía que era un secreto.
La chiquilla nunca habló conmigo, solo se lo dejó para sí. Terminamos la relación de facto. Nunca lo hablamos sino hasta mucho después, en el verano del 2016.
Comenzando el verano, yo aún tenía el número de una de las chicas que había ido a mi casa. No dudé en ocuparlo.
La invité a salir para conocernos. Nuestras salidas eran sobrias; conversábamos de la vida, del amor y fumábamos cigarros. Siempre afuera, en una plaza, en el cerro o en los quinchos del complejo en donde ella vivía. Pasó un buen tiempo en el cual no hubo interacción de índole "amorosa". Llevábamos varias citas y aún no nos comíamos. Yo estaba como freidora del McDonald's, pero esta chica se veía frágil y tímida, entonces preferí tomarme las cosas con calma.
Cuando llegó el momento del beso, la situación fue muy extraña, fue como de cabros chicos. Ni siquiera fue un beso, fue un topón muy pobre. Cuando la fui a dejar a su casa le di un abrazo muy fuerte. Luego por whatsapp ella me escribe algo como: por qué no lo intentaste? (el recuerdo del contenido específico del mensaje es muy vago en mi cabeza). Yo me puse bastante feliz y la próxima vez que nos viéramos, la besaría con mucho entusiasmo.
Pocos días después, llegó la nueva cita. Estábamos en su quincho un día de semana, en la madrugada. Nadie aparecería. No decimos nada, solo fumamos. Yo tomé la iniciativa. La sostuve de la cintura y la empecé a besar. Todo evolucionó muy rápido de un beso romántico a una cuestión mas animal. Casi culeamos en el quincho, al aire libre.
Así empezó otra relación. Tuvimos mucho sexo por unos días hasta que comenzó Febrero. En Febrero, por todo el mes, tomaríamos rutas distintas y no nos veríamos en todo ese tiempo, cosa que me puso bastante triste en realidad. Lo importante de esta chica es que mantenemos un contacto hasta el día de hoy con ella. Es más, la sigo queriendo mucho.
Tuvimos un viaje con el grupo, el cual estuvo bien, pero nada fuera de lo común. Luego fuimos a Valparaíso con otro grupo de amigos que no se generó en el liceo, pero con los que en realidad el huebeo era bueno (desde ahora me referiré a ellos como "los cabros"). Al viaje se unieron dos mujeres. De una me enamoré en el instante. No tenía nada especial, su personalidad no me era llamativa, mi enamoramiento fue profundo en un plano superficial (oxímoron). Lo intenté muchas veces, durante ese año y parte del año siguiente. Con ella nunca logré nada y eso me pesó mucho.
Tiempo después en un carrete de casa en el cual yo no estaba participando, una persona que participó en el viaje a Valpo, que yo consideraba en algún grado como amigo y que conocía a la chica con la que se supone que yo estaba saliendo, le empezó a contar a esta última sobre lo que supuestamente había sucedido en ese viaje. Supuestamente yo me había culeado a la mujer que había llegado al depto y que me estaba haciendo el hueón, en circunstancias de que eso no había pasado y que si hubiera pasado no estaba haciendo nada malo. Con la chica no habíamos comenzado una relación en un sentido formal y no nos veíamos hace harto tiempo.
Aún así, esa noche ella me escribe por Whatsapp muy enojada, diciendome que ya no quería seguir siendo hueona y que la iba a pasar bien. En ese momento no entendí nada. Al día siguiente me empezó a explicar muy vagamente lo que había sucedido y le tuve que aclarar que fue todo mentira de una persona que tenía interés en meterse con ella. Yo entré en furia y sin razón, empecé a putear a todos los que se encontraban en ese momento. Me sentía traicionado de la peor manera posible.
Mi cariño por la chica empezó a decaer de a poco. Entré a la universidad muy poco convencido de lo que iba a estudiar pero con ganas de explorar y de probar cosas nuevas. Al poco tiempo de entrar enganché con pocas chicas. En mucho tiempo no pasó nada. Hice muchos nuevos amigos en poco tiempo, con los que paulatinamente iría perdiendo el contacto por diversas situaciones: mucho pelambre, mucha traición y veía serpientes en los ojos de muchos. Reducí mi círculo a lo justo y lo necesario. Con los cabros de la U, la relación hasta ahora no es distante pero tampoco es profunda. A mis amigos de la U no los conozco bien y ya voy en 4to año.
En este punto es importante recalcar que yo no entré a estudiar lo que quiero. Mis padres siempre incidieron en mi decisión de forma muy directa. Estoy estudiando a su gusto, no al mío. Eso hasta el día de hoy me pesa, porque hasta el día de hoy me intento convencer de que seguir sus "recomendaciones" fue una buena idea y siempre, siempre !Siempre¡ fallo en hacerlo.
El 2016 tuvo uno que otro momento entretenido, sobre todo en el ámbito intelectual. Pude determinar que lo que me apasiona realmente es la filosofía y la historia. Aún así, fue un año pasivo y su pasividad me ayudó a entrar en un profundo estado de reflexión ética. Cambió mi forma de ver la vida. La reflexión se hizo parte de mi vida cotidiana.
El 2017 fue todo lo contrario. Aumentó la fiesta y con ello, la irresponsabilidad. En un primer momento conocí a una chica nueva y terminamos pronto. Después volví a salir con la chica de la fiesta de fines de 2015 y también terminamos en poco tiempo.
En su momento, inicié la relación más tóxica en la que he estado y todo había empezado muy bien. Todo encontró su inicio en una escena de sexo casual que estuvo muy bueno por cierto. Pero se descompuso muy rápido y no lo pude terminar sino hasta un año después. A finales del 2017 reapareció la chica de los cigarros. En el mejor momento. En donde yo estaba hastiado de mi pareja. Cuando nos juntábamos con la chica de los cigarros aprovechaba de sacarlo todo. En el sexo que teníamos encontraba la plena paz espiritual. Pero mi pareja se daba cuenta de que algo andaba mal ahí y en un acto de celopatía extremo, tomó mi celular y le escribió cosas para que nunca me volviera hablar - no lo logró, pero si logró que esta chica perdiera interés amoroso en mí. Mis padres me aconsejaron terminar con esta pareja y yo no los escuché.
La relación se estiró hasta que ya no pudo más. Sufrí mucha violencia en mi contra: me insultaba constantemente, me vigilaba todo los pasos y tenía el control de mis redes sociales. Una día, después de haber terminado al menos 454325 veces, ella decidió que terminar era lo correcto. Más o menos en Mayo de 2018 se terminó todo.
Después de esto, tres cosas se combinaron de forma simultanea:
1) En un carrete en el que yo estaba muy curado, decidí robarle un piquito a una ex-compañera del liceo. Al día siguiente le pedí perdón, ella aceptó las disculpas pero se enojó y perdimos contacto para siempre. Como es común, esto se supo por casi todos lados y con eso llegaron las noticias de los juicios. De los hueones hipócritas apuntando con el dedo.
2) Mis padres se separaron, en circunstancias de que para mí esto no podía ser real. No me lo esparaba. Me chocó un momento.
Respecto de estos dos puntos quiero recalcar que el grupo me dio la espalda. No me tendieron la mano que yo esperaba. Nuevamente me dejaron solo.
3) Luego me puse a pololear con una ex polola de uno de los hueones del grupo y eso aumentó el odio hacia mí. Los pelambres se volvieron habituales y el rechazo hacia mi persona.
Esta relación ha sido linda en general, pero creo que mi capacidad de sentir cariño se ha visto profundamente deteriorada por todo lo que he relatado hasta ahora. No creo estar enamorado y tampoco siento la confianza suficiente. Simplemente la quiero y me da lástima dejarla sola. Pero no estoy satisfecho en términos de cariño.
La historia que acabo de escribir es una historia de abandono, miseria, traición, mentiras y penurias y el estado actual de cosas es una sumatoria de todo lo experimentado desde el primer cagazo relatado hasta los últimos acontecimientos, o al menos así lo siento yo. Es un estado de decepción, apatía, odio y desconfianza. Es una sumatoria de sentimientos encontrados, frustaciones, aciertos, errores, etcétera... Es el corolario de todo lo vivido hasta el momento desde aquella primera mala decisión. Hoy me siento en un estado de inercia, solo (pese a que sigo en una relación), sin motivos para vivir, sin significado de vida.
¿Qué hago, amigos del antro?
