Increíble cómo una ciudad tan rica en patrimonio histórico (el puerto principal del Pacífico Sur durante décadas), cuna del Cuerpo de Bomberos de Chile, Bolsa de Comercio, con una arquitectura preciosa y muy regalona de europeos, en especial muy querida por la Marina y el Almirantazgo inglés, se haya transformado ("transformaciones", concepto de la conchetumadre que los comunistas adoran repetir en sus balbuceos) en una ciudad mugrienta, hedionda a meado y a mierda, insalubre y fea. Décadas de incendios y de imbunchismo arquitectónico la transformaron en una porquería fea y miserable.