ingenierodelmonton
Plasta
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En los últimos cinco años, la "sintonía" entre las nuevas generaciones y la televisión abierta cayó casi un 20%. La preferencia por la TV de pago, en tanto, vive un boom, según un estudio de Kantar Ibope Media. La fuga de audiencia es un fenómeno que también viven otros países del continente.
La televisión ha vuelto a ver a la producción independiente como un portador de valor creativo relevante que puede ser un buen socio a la hora de captar esas audiencias y fidelizar a las que ya están”, dice Ángela Poblete, directora Fábula TV, sobre el interés de los canales abiertos por proyectos que permitan capturar al público joven.
Este segmento de la población le está dando vuelta la espalda a este tipo de televisión, según María Paz Figueroa, gerente para Chile del Consejo Latinoamericano de Publicidad en Multicanales (LAMAC, por sus siglas en inglés), asociación que agrupa a 54 grandes cadenas de cable, quien sostiene su análisis en los últimos datos de audiencia de Kantar Ibope Media Chile.
Los números indican que la generación Millennial, aquella nacida entre entre 1981 y 1995, y que hoy tiene entre 20 y 34 años, está viendo un 18% menos de TV abierta, pero un 44% más de TV paga (cable), al comparar enero y septiembre de 2011 con el mismo periodo de este año.
Figueroa señala que el avance de la tecnología ha sido un factor clave en esta tendencia los últimos cinco años. “La tecnología está cada vez más presente en la TV paga, poniendo a disposición de los telespectadores mayor oferta de contenido HD y soluciones de vanguardia frente a la era digital. De hecho, la TV paga ha sido el mayor generador de contenidos que podemos encontrar en otros formatos para acceder a ellos a través de los distintos dispositivos con que contamos hoy día”, afirma.
En total, el consumo actual de televisión por cable de las nuevas generaciones es de tres horas y 20 minutos, 43 minutos más que en 2011. Aunque hay diferencias entre los distintos niveles socioeconómicos. El alto experimentó un alza de 45%, el medio, 22%, pero el bajo cae 3,5% (ver infografía).
“Dado lo crítica y exigente que es esta generación, la calidad del contenido también es un detonante de esta preferencia, la que se ve reflejada en la medición de audiencias de Kantar Ibope Media, pero es confirmada por otros estudios disponibles en el mercado, como el del Consejo Nacional de Televisión 2014 y Chilescopio 2015”, señala Figueroa.
La industria enfrenta una realidad similar en otros países del continente, como México, donde los grupos Televisa y TV Azteca dominaban el mercado hasta hace algunos años.
“En México, los menores de 24 y 25 años no están viendo la televisión, no les interesa. ¿Por qué? Ellos prefieren los contenidos on demand, como Netflix, YouTube, Spotify y de otros canales de streaming”, dice a La Tercera Rubén Darío Vásquez, profesor de la U. Nacional Autónoma de México y columnista de la revista Forbes en ese país.
El académico explica que hay una falta de sintonía entre los canales con los contenidos que quieren los jóvenes. “El pasado jueves terminó acá en México (el reality) Big Brother. No sé a qué ejecutivo se le ocurrió traer una edición más a la televisión. Hace 15 años funcionó, pero ahora a nadie le interesó”, explica Vásquez.
En Fábula, productora audiovisual fundada por los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín, hoy trabajan en proyectos audiovisuales para renovar los contenidos de los canales de la mano de sus socios, el grupo español Secuoya. Los focos están puestos en el área ficción, docurrealidad y documentales.
“Hoy día estamos haciendo el trabajo de leer a esas nuevas audiencias con el fin de actualizarnos ojalá lo antes posible para conquistar a esos públicos”, señala Ángela Poblete.
La ejecutiva agrega que la televisión por cable no es la única competencia de la televisión abierta, también están los formatos digitales o de streaming como Netflix, que hoy consume el 37% de todo el tráfico de banda ancha de EE.UU., de acuerdo al informe de diciembre de The Global Internet Phenomena.
Pese a la competencia, Poblete plantea que los canales tienen alternativas, como fortalecer las plataformas digitales. “Mi impresión es que la televisión abierta no va a morir, pero se tiene que adaptar”, enfatiza.
Óscar Reyes, presidente del Consejo Nacional de Televisión, explica que las experiencias de consumo de los jóvenes han variado radicalmente producto de la convergencia tecnológica y el auge de la denominada “televisión social”. La última Encuesta Nacional de Televisión (2014) del organismo señala que el 43% de los niños y niñas de entre 9 y 16 años ve televisión en otras plataformas. En tanto, el segmento que tiene entre 16 y 25 años también ha cambiado sus hábitos: un 36% comenta en redes sociales, el 25% ve programas por recomendación obtenida en redes sociales y un 23% chatea sobre lo que está viendo tanto en TV abierta como de cable.
“Esto se traduce en la búsqueda de nuevos contenidos que no lo está entregando la televisión abierta, ya que es más universal. En cambio, la de TV de pago es más diversa y segmentada, es más de nicho”, dice Reyes, quien añade que los canales de televisión abierta suman más de 100, entre nacionales, regionales, locales y comunitarios.
Pese a ello, indica que en Chile la televisión abierta sigue siendo un referente de información y medio de consumo masivo. “Según nuestras encuestas el 89,3% se informa de Chile y el mundo a través de la TV abierta”.
La fuga de telespectadores desde la pantalla tradicional también va de la mano con una caída de la publicidad. Según cifras de la Asociación de Agencias de Medios, la inversión publicitaria en la televisión abierta ha experimentado una variación de -8,2% entre enero y octubre de 2015 e igual período de 2014.
Mario Davis, presidente de la Asociación Nacional de Avisadores, atribuye esta situación a la coyuntura económica y a una audiencia más dispersa. “Si hay algo que actualmente caracteriza a las audiencias en relación a los medios es la dispersión y segmentación por variables no tradicionales. Es alta la diversidad de medios, por lo que resulta natural que se divida la audiencia entre más alternativas”, dice.
Agrega que al igual que pasó con la radio en el momento en que llegó la televisión, la aparición de medios nuevos no implica que los ya existentes desaparezcan, sino que, tras un periodo normal de adaptación, convivan, cada cual con sus características y audiencias que los han adoptado.
“La televisión abierta sigue siendo un medio masivo e inclusivo y no ha perdido ningún interés para los avisadores que requieren de estas cualidades”, asegura.
La televisión ha vuelto a ver a la producción independiente como un portador de valor creativo relevante que puede ser un buen socio a la hora de captar esas audiencias y fidelizar a las que ya están”, dice Ángela Poblete, directora Fábula TV, sobre el interés de los canales abiertos por proyectos que permitan capturar al público joven.
Este segmento de la población le está dando vuelta la espalda a este tipo de televisión, según María Paz Figueroa, gerente para Chile del Consejo Latinoamericano de Publicidad en Multicanales (LAMAC, por sus siglas en inglés), asociación que agrupa a 54 grandes cadenas de cable, quien sostiene su análisis en los últimos datos de audiencia de Kantar Ibope Media Chile.
Los números indican que la generación Millennial, aquella nacida entre entre 1981 y 1995, y que hoy tiene entre 20 y 34 años, está viendo un 18% menos de TV abierta, pero un 44% más de TV paga (cable), al comparar enero y septiembre de 2011 con el mismo periodo de este año.
Figueroa señala que el avance de la tecnología ha sido un factor clave en esta tendencia los últimos cinco años. “La tecnología está cada vez más presente en la TV paga, poniendo a disposición de los telespectadores mayor oferta de contenido HD y soluciones de vanguardia frente a la era digital. De hecho, la TV paga ha sido el mayor generador de contenidos que podemos encontrar en otros formatos para acceder a ellos a través de los distintos dispositivos con que contamos hoy día”, afirma.
En total, el consumo actual de televisión por cable de las nuevas generaciones es de tres horas y 20 minutos, 43 minutos más que en 2011. Aunque hay diferencias entre los distintos niveles socioeconómicos. El alto experimentó un alza de 45%, el medio, 22%, pero el bajo cae 3,5% (ver infografía).
“Dado lo crítica y exigente que es esta generación, la calidad del contenido también es un detonante de esta preferencia, la que se ve reflejada en la medición de audiencias de Kantar Ibope Media, pero es confirmada por otros estudios disponibles en el mercado, como el del Consejo Nacional de Televisión 2014 y Chilescopio 2015”, señala Figueroa.
La industria enfrenta una realidad similar en otros países del continente, como México, donde los grupos Televisa y TV Azteca dominaban el mercado hasta hace algunos años.
“En México, los menores de 24 y 25 años no están viendo la televisión, no les interesa. ¿Por qué? Ellos prefieren los contenidos on demand, como Netflix, YouTube, Spotify y de otros canales de streaming”, dice a La Tercera Rubén Darío Vásquez, profesor de la U. Nacional Autónoma de México y columnista de la revista Forbes en ese país.
El académico explica que hay una falta de sintonía entre los canales con los contenidos que quieren los jóvenes. “El pasado jueves terminó acá en México (el reality) Big Brother. No sé a qué ejecutivo se le ocurrió traer una edición más a la televisión. Hace 15 años funcionó, pero ahora a nadie le interesó”, explica Vásquez.
En Fábula, productora audiovisual fundada por los hermanos Pablo y Juan de Dios Larraín, hoy trabajan en proyectos audiovisuales para renovar los contenidos de los canales de la mano de sus socios, el grupo español Secuoya. Los focos están puestos en el área ficción, docurrealidad y documentales.
“Hoy día estamos haciendo el trabajo de leer a esas nuevas audiencias con el fin de actualizarnos ojalá lo antes posible para conquistar a esos públicos”, señala Ángela Poblete.
La ejecutiva agrega que la televisión por cable no es la única competencia de la televisión abierta, también están los formatos digitales o de streaming como Netflix, que hoy consume el 37% de todo el tráfico de banda ancha de EE.UU., de acuerdo al informe de diciembre de The Global Internet Phenomena.
Pese a la competencia, Poblete plantea que los canales tienen alternativas, como fortalecer las plataformas digitales. “Mi impresión es que la televisión abierta no va a morir, pero se tiene que adaptar”, enfatiza.
Óscar Reyes, presidente del Consejo Nacional de Televisión, explica que las experiencias de consumo de los jóvenes han variado radicalmente producto de la convergencia tecnológica y el auge de la denominada “televisión social”. La última Encuesta Nacional de Televisión (2014) del organismo señala que el 43% de los niños y niñas de entre 9 y 16 años ve televisión en otras plataformas. En tanto, el segmento que tiene entre 16 y 25 años también ha cambiado sus hábitos: un 36% comenta en redes sociales, el 25% ve programas por recomendación obtenida en redes sociales y un 23% chatea sobre lo que está viendo tanto en TV abierta como de cable.
“Esto se traduce en la búsqueda de nuevos contenidos que no lo está entregando la televisión abierta, ya que es más universal. En cambio, la de TV de pago es más diversa y segmentada, es más de nicho”, dice Reyes, quien añade que los canales de televisión abierta suman más de 100, entre nacionales, regionales, locales y comunitarios.
Pese a ello, indica que en Chile la televisión abierta sigue siendo un referente de información y medio de consumo masivo. “Según nuestras encuestas el 89,3% se informa de Chile y el mundo a través de la TV abierta”.
La fuga de telespectadores desde la pantalla tradicional también va de la mano con una caída de la publicidad. Según cifras de la Asociación de Agencias de Medios, la inversión publicitaria en la televisión abierta ha experimentado una variación de -8,2% entre enero y octubre de 2015 e igual período de 2014.
Mario Davis, presidente de la Asociación Nacional de Avisadores, atribuye esta situación a la coyuntura económica y a una audiencia más dispersa. “Si hay algo que actualmente caracteriza a las audiencias en relación a los medios es la dispersión y segmentación por variables no tradicionales. Es alta la diversidad de medios, por lo que resulta natural que se divida la audiencia entre más alternativas”, dice.
Agrega que al igual que pasó con la radio en el momento en que llegó la televisión, la aparición de medios nuevos no implica que los ya existentes desaparezcan, sino que, tras un periodo normal de adaptación, convivan, cada cual con sus características y audiencias que los han adoptado.
“La televisión abierta sigue siendo un medio masivo e inclusivo y no ha perdido ningún interés para los avisadores que requieren de estas cualidades”, asegura.