Los perversos narcisistas al instalar una relación con un nuevo "suplemento" pasan por una primera fase que es la de "encantamiento", ahí las personas se enganchan y creen que son muy afortunadas por haber conocido a un ser tan perfecto. Posteriormente y de manera incipiente comienza la "fase de devaluación" dónde el perverso comienza a tener comprotamientos que desestabilizan al suplemento, ej.: Indiferencia, comentarios que denostan su apariencia física, inteligencia y efectividad. A partir de ello, el suplemento comienza a preguntarse por qué el amor, tan intenso en un inicio, se ha ido deteriorando. Esto último permite al perverso "inocular culpa" en el suplemento... Entonces la mina piensa que hay algo malo en ella que ha motivado el comportamiento hostil del weas, así que poco a poco comienza un espiral desendiente caracterizado por el maltrato psicológico y la manipulación. Cuando la mina se aburre, el weón vuelve a mostrarle el amor incondicional de la "fase de encantamiento" y se reinicia la dinámica.
Algunos teóricos vinculan el narcicismo masculino heterosexual, con una pulsión homosexual introyectada, que deviene de un padre que desprecia y una madre indulgente.
La homosexualidad explícita también estaría vinculada al narcisismo..
En consecuencia el narciso debe buscar un suplemento que le permita sostener la imagen grandilocuente que ha creado de sí mismo, como respuesta al trauma de haber sido ignorado y despreciado por la figura paterna en la infancia...