He andado con peruanas, colombianas y uruguayas. Las peruanas eran limeñas de la costa, el verdadero Lima, nada que ver con las sierranas que llegan a Chile, elegantes, hermosas, fieles y sumisas, demasiado para mi gusto. Colombianas, en el tiempo de liceo, era castaña y sin poto, nada que ver con las colombianas promedio, pero era maraca, porque anduvimos el año en que su pololo chileno estaba en el servidio. La uruguaya era tierna, bonita, simpática y buena muchacha, quizás la que más rescato, aunque estaba muy chilenizada. Sumando y restando me quedo con la chilena de pobla hija de un matrimonio evangélico.