• ¿Quieres apoyar a nuestro foro haciendo una donación?, entra aquí.

De Juan Irene

matirrancagua

Celebren el CiberDay con Papitas y Coca Zero
Registrado
2018/01/11
Mensajes
3.529
Sexo
Macho
Doctor Juan Irene, sí, dama, si es toda una experiencia, dentro Juan Irene, anteriormente contemplador de idioteces, el reflejo en los espejos y el que incorpora las maderas. Todavía estoy a... —cccc— Preséntense los augurios que quieran, voy prevenido de signos, trabajador de bienes y, materiales o inmateriales, debió llamarme sin más respeto.
Manejo varias máquinas, quiero comprar un reloj y unos guantes, pero no necesito masajes y ahora escúcheme: no me ocupo en sospechar en los ascensores. De cimas repleto y rodeados, habrá que entenderlas pronto, o ensanchar este corazón, antes de que, sobre sí mismas, colapsen, colapsen en la ciudad del valle. Espere: —algún ruido—. Procuro evitar los escombros porque jamás pude silbar entre la ropa tendida, aunque viera que ellas se ahogaban. Qué diablos he visto. Acaso sea cierto que por ventura respiran, acaso no: no guardo los dados, de mi dolor. En cualquier caso logré safarme, ciertamente quedando ellas detrás, ciertamente. Acaso ya perdí, pero no he apagado el juego ni mucho menos, ¡ni mucho menos he retomado el hábito de cuidar mis fichas! Sé que se me ha visto celando pequeñas piezas, respetando el orden de los filamentos recobrados por las hormigas. Volviendo a sudar frío y respirando aparatoso. No, no la he celebrado. También he escrito cartas que no he enviado, también he susurrado poemas que no he escrito y he copiado a hombres inferiores a mí. De algún modo, pese a planear probables descalabros, sigo en mis balances. ¿Una muestra de raza pequeña? Cables, cuadros, superficies metálicas, recias, y por qué no cortinas y encías de mamíferos. Siluetas de gatos. ¿Cómo llegaron? Con pastitos les crecieron las uñas urañas, los filamentos creciendo bajo las aguas les crecieron en las placas: ya después serán ascuas continuas, saladas, en los labios. Yo no ocupo precauciones, se me olvidan, pero usted tómese las varias, vainas salidas, tómeselas, emborráchese y súmese a las noches que quieran e incluso a las que usted quiera. Les es imposible curarse y ya ha ocurrido ya. Y ustedes muevan en el tablero que quieran porque ya derroté. Acaso quisiera suponerla a ella en una arremetida antigua, a la siniestra antigua, no me va nada en ello tampoco. Contra mí estaban sus labios sin sonrisas, apretados en un cuarto, respirando a conciencia, sin risas: lo contrario a carcajadas. Con fuerza y con ritmo y fuera perros muriendo en avenidas dirigidas. Con fuerza contra mí. Y yo no saldría fuera porque aunque estaba en el aire era más que un perro, de algún modo, todos esos eran mis perros; y sus dueños también y sus proveedores de cecinas también. Malditas cecinas a oídas, no tengo intención de dejarlas pasar, ni rebajarme a discutir un precio. ¿Y qué ofrecer? Ni por un metro setenta y nueve de cualquier cuarzo, ni tal vez por un retrato de árboles que sí he plantado, Dios, o por las pocas flores que se vuelven frutos o chocolates que ya coseché estando antes aquí. Todos arrancados por la ancla de seis barcos, empujados por ella sin moverse, tocando sus pianos sin dedos, aunque hubo de tocarnos antes a nosotros con su mano. Seducirnos al suelo. Con mi mano, no he decepcionado a mi Dios Juan Irene, por andar o no andar con chalas, por andar apretando un talismán, sagrando, lo he soportado, y después de soportar arrojé fuera el talismán: quién crezca entre las grietas de su símbolo... ya lo he soportado, y ahora vengo a crecerme e irme entre esos cientos que han jugado y como por los altos árboles, irme a sentar y sin contar creer un destino y venir subiendo a disfrutar a oscuras, sabiéndome entrar al curso de la lumbra de tu pecho, ya sin tiempo inaceptable, ya dentro la ominosidad de que me encontraras riendo, allí donde queda tu pecho, Deslizas Justa Ira, contra mi pecho, mi oído cuenta mis latidos y mi otro oído: espera aún desearte.

No me indique nada, que ya sé llegar.
 
Con mi mano, no he decepcionado a mi Dios Juan Irene, por andar o no andar con chalas, por andar apretando un talismán, sagrando, lo he soportado, y después de soportar arrojé fuera el talismán: quién crezca entre las grietas de su símbolo... ya lo he soportado, y ahora vengo a crecerme e irme entre esos cientos que han jugado y como por los altos árboles, irme a sentar y sin contar creer un destino y venir subiendo a disfrutar a oscuras, sabiéndome entrar al curso de la lumbra de tu pecho, ya sin tiempo inaceptable
:wub:
 
Volver
Arriba