Walter Nelson
Berto 2022
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Escritor y analista político, Sergio Muñoz Riveros.
El escritor, en su análisis, también instó a "defender el Estado laico", destacando que todos los directores desde el regreso de la democracia de dicha institución fueron masones.
El analista político Sergio Muñoz Riveros, envió este sábado una carta a El Mercurio analizando lo ocurrido con la Policía de Investigaciones (PDI) y la salida de su ahora exdirector nacional, Sergio Muñoz Yáñez.
Allí, el también escritor hizo hincapié en que, desde la recuperación de la democracia, todos quienes han estado en el más alto cargo de la institución han sido miembros de la masonería, y si bien, "no está en discusión la libertad de conciencia de cada uno de ellos", "llama la atención un caso tan marcado de 'homogeneidad filosófica' en una institución del Estado".
Tras mencionar, como ejemplo, que la Gran Logia de Chile hizo entrega de una medalla al mejor egresado de la Escuela de Investigaciones, el analista llamó a "defender el Estado laico, o sea, el Estado que se declara neutral ante cualquier religión o metafísica, que es independiente de todas las iglesias, que defienden las libertades de conciencia y de culto, de examen y de crítica".
Eso implica, según continuó, "rechazar la noción de una religión o una filosofía oficiales y proteger el derecho de las personas a practicar la religión de su preferencia, o ninguna. Precisamente por eso las entidades estatales no pueden ser capturadas por ningún grupo corporativo, cualquiera sea su doctrina". Revisa su carta publicada en El Mercurio este sábado a continuación.
LA PDI Y LA MASONERÍA
La Policía de Investigaciones, cuya labor ha sido altamente valorada en todas las encuestas de los últimos años, se encuentra en el ojo del huracán debido a las circunstancias que obligaron a renunciar a su director general, Sergio Muñoz Yáñez, en prisión preventiva como consecuencia de la investigación del Ministerio Público por la filtración de antecedentes reservados de varias causas judiciales al abogado Luis Hermosilla. Una de esas causas correspondía al anterior director general Héctor Espinosa, imputado por malversación de fondos públicos y otros delitos.
Como es comprensible, es enorme la inquietud pública que generan los casos de eventuales delitos cometidos por quienes son el brazo ejecutor de la ley, además de su rostro más visible. La antigua pregunta, "¿Quién vigila a los vigilantes?", conserva plena vigencia. Es evidente que el régimen democrático necesita potenciar sus mecanismos de autodefensa.
Como es sabido, los ex directores Espinosa y Muñoz pertenecían a la masonería. El primero fue expulsado de allí en noviembre de 2021 y el segundo renunció cuando era inminente su marginación. Es obvio que las responsabilidades penales son individuales. Eso no está en discusión, pero sí lo está la "inercia institucional" dentro de la PDI para reemplazar al renunciado. La prensa dio a conocer los nombres de ocho altos jefes policiales, todos masones. Uno de ellos, Eduardo Cerna, acaba de asumir como director general.
Desde la recuperación de la democracia, el más alto cargo de la PDI ha sido ejercido por Nelson Mery, Arturo Herrera, Marcos Vázquez, Héctor Espinosa y Sergio Muñoz Yáñez, todos miembros de la masonería. Naturalmente, no está en discusión la libertad de conciencia de cada uno de ellos, pero llama la atención un caso tan marcado de "homogeneidad filosófica" en una institución del Estado.
En el sitio web de la Gran Logia de Chile, se informa de un acto efectuado en diciembre: "La Escuela de Investigaciones de la Policía de Investigaciones (PDI) llevó a cabo la ceremonia de promesa de servicio para la promoción 2021-2024, donde 159 nuevos detectives fueron graduados en un acto académico significativo.
El evento, con un gran número de invitados y familiares, contó con la presencia del Presidente de la República, Gabriel Boric Font; del Ministro de Justicia y Derechos Humanos, y otras altas autoridades. La ceremonia fue presidida por el Director General de la PDI, Sergio Muñoz Yáñez.
"En representación del Gran Maestro, el Primer Gran Vigilante, Juan Eduardo Urrutia Bordagaray, entregó la medalla de la Gran Logia de Chile a la primera antigüedad, otorgada al aspirante y Brigadier Mayor Escuela, Nicolás Ignacio Concha Campos. Además, el Soberano Gran Comendador, Carlos Soto Concha, también estuvo presente en esta significativa ocasión".
¿Qué significa exactamente esto? ¿Por qué la Gran Logia está autorizada para entregar una medalla al mejor egresado de la Escuela de Investigaciones? ¿Qué conclusión tendría que sacar ese nuevo detective acerca de la forma de ascender y tener una carrera exitosa? ¿Acaso la Gran Logia ejerce tutoría espiritual sobre nuestra policía? Si la Iglesia Católica u otra iglesia reclamaran un derecho parecido, ¿se les concedería? Hay que terminar con los equívocos. El país necesita que los nuevos detectives desplieguen una carrera de estricto profesionalismo, que no ofrezca espacio a los malentendidos en materia de fidelidad.
Sería injusto prejuzgar respecto de la honorabilidad de los miembros de la PDI por el solo hecho de pertenecer a la masonería o de los integrantes de las Fuerzas Armadas por pertenecer, por ejemplo, al Opus Dei o a los Legionarios de Cristo. Se trata de que las instituciones públicas estén a salvo del corporativismo y sirvan exclusivamente a la república, y nadie es, por supuesto, dueño de la república.
Necesitamos defender el Estado laico, o sea, el Estado que se declara neutral ante cualquier religión o metafísica, que es independiente de todas las iglesias, que defienden las libertades de conciencia y de culto, de examen y de crítica. Eso implica rechazar la noción de una religión o una filosofía oficiales y proteger el derecho de las personas a practicar la religión de su preferencia, o ninguna. Precisamente por eso las entidades estatales no pueden ser capturadas por ningún grupo corporativo, cualquiera sea su doctrina.
No son pocas las instituciones turbias que se dan en el aparato estatal y que corresponde enfrentarlas de raíz para favorecer nuestra convivencia en libertad. Las fuerzas políticas deben dejar de mirar hacia otro lado, o de callar por conveniencia, al parecer condicionadas por el intercambio de favores y cuotas de poder.
https://www.emol.com/noticias/Nacional/2024/03/23/1125747/pdi-masoneria-analista-politico.html
El escritor, en su análisis, también instó a "defender el Estado laico", destacando que todos los directores desde el regreso de la democracia de dicha institución fueron masones.
El analista político Sergio Muñoz Riveros, envió este sábado una carta a El Mercurio analizando lo ocurrido con la Policía de Investigaciones (PDI) y la salida de su ahora exdirector nacional, Sergio Muñoz Yáñez.
Allí, el también escritor hizo hincapié en que, desde la recuperación de la democracia, todos quienes han estado en el más alto cargo de la institución han sido miembros de la masonería, y si bien, "no está en discusión la libertad de conciencia de cada uno de ellos", "llama la atención un caso tan marcado de 'homogeneidad filosófica' en una institución del Estado".
Tras mencionar, como ejemplo, que la Gran Logia de Chile hizo entrega de una medalla al mejor egresado de la Escuela de Investigaciones, el analista llamó a "defender el Estado laico, o sea, el Estado que se declara neutral ante cualquier religión o metafísica, que es independiente de todas las iglesias, que defienden las libertades de conciencia y de culto, de examen y de crítica".
Eso implica, según continuó, "rechazar la noción de una religión o una filosofía oficiales y proteger el derecho de las personas a practicar la religión de su preferencia, o ninguna. Precisamente por eso las entidades estatales no pueden ser capturadas por ningún grupo corporativo, cualquiera sea su doctrina". Revisa su carta publicada en El Mercurio este sábado a continuación.
LA PDI Y LA MASONERÍA
La Policía de Investigaciones, cuya labor ha sido altamente valorada en todas las encuestas de los últimos años, se encuentra en el ojo del huracán debido a las circunstancias que obligaron a renunciar a su director general, Sergio Muñoz Yáñez, en prisión preventiva como consecuencia de la investigación del Ministerio Público por la filtración de antecedentes reservados de varias causas judiciales al abogado Luis Hermosilla. Una de esas causas correspondía al anterior director general Héctor Espinosa, imputado por malversación de fondos públicos y otros delitos.
Como es comprensible, es enorme la inquietud pública que generan los casos de eventuales delitos cometidos por quienes son el brazo ejecutor de la ley, además de su rostro más visible. La antigua pregunta, "¿Quién vigila a los vigilantes?", conserva plena vigencia. Es evidente que el régimen democrático necesita potenciar sus mecanismos de autodefensa.
Como es sabido, los ex directores Espinosa y Muñoz pertenecían a la masonería. El primero fue expulsado de allí en noviembre de 2021 y el segundo renunció cuando era inminente su marginación. Es obvio que las responsabilidades penales son individuales. Eso no está en discusión, pero sí lo está la "inercia institucional" dentro de la PDI para reemplazar al renunciado. La prensa dio a conocer los nombres de ocho altos jefes policiales, todos masones. Uno de ellos, Eduardo Cerna, acaba de asumir como director general.
Desde la recuperación de la democracia, el más alto cargo de la PDI ha sido ejercido por Nelson Mery, Arturo Herrera, Marcos Vázquez, Héctor Espinosa y Sergio Muñoz Yáñez, todos miembros de la masonería. Naturalmente, no está en discusión la libertad de conciencia de cada uno de ellos, pero llama la atención un caso tan marcado de "homogeneidad filosófica" en una institución del Estado.
En el sitio web de la Gran Logia de Chile, se informa de un acto efectuado en diciembre: "La Escuela de Investigaciones de la Policía de Investigaciones (PDI) llevó a cabo la ceremonia de promesa de servicio para la promoción 2021-2024, donde 159 nuevos detectives fueron graduados en un acto académico significativo.
El evento, con un gran número de invitados y familiares, contó con la presencia del Presidente de la República, Gabriel Boric Font; del Ministro de Justicia y Derechos Humanos, y otras altas autoridades. La ceremonia fue presidida por el Director General de la PDI, Sergio Muñoz Yáñez.
"En representación del Gran Maestro, el Primer Gran Vigilante, Juan Eduardo Urrutia Bordagaray, entregó la medalla de la Gran Logia de Chile a la primera antigüedad, otorgada al aspirante y Brigadier Mayor Escuela, Nicolás Ignacio Concha Campos. Además, el Soberano Gran Comendador, Carlos Soto Concha, también estuvo presente en esta significativa ocasión".
¿Qué significa exactamente esto? ¿Por qué la Gran Logia está autorizada para entregar una medalla al mejor egresado de la Escuela de Investigaciones? ¿Qué conclusión tendría que sacar ese nuevo detective acerca de la forma de ascender y tener una carrera exitosa? ¿Acaso la Gran Logia ejerce tutoría espiritual sobre nuestra policía? Si la Iglesia Católica u otra iglesia reclamaran un derecho parecido, ¿se les concedería? Hay que terminar con los equívocos. El país necesita que los nuevos detectives desplieguen una carrera de estricto profesionalismo, que no ofrezca espacio a los malentendidos en materia de fidelidad.
Sería injusto prejuzgar respecto de la honorabilidad de los miembros de la PDI por el solo hecho de pertenecer a la masonería o de los integrantes de las Fuerzas Armadas por pertenecer, por ejemplo, al Opus Dei o a los Legionarios de Cristo. Se trata de que las instituciones públicas estén a salvo del corporativismo y sirvan exclusivamente a la república, y nadie es, por supuesto, dueño de la república.
Necesitamos defender el Estado laico, o sea, el Estado que se declara neutral ante cualquier religión o metafísica, que es independiente de todas las iglesias, que defienden las libertades de conciencia y de culto, de examen y de crítica. Eso implica rechazar la noción de una religión o una filosofía oficiales y proteger el derecho de las personas a practicar la religión de su preferencia, o ninguna. Precisamente por eso las entidades estatales no pueden ser capturadas por ningún grupo corporativo, cualquiera sea su doctrina.
No son pocas las instituciones turbias que se dan en el aparato estatal y que corresponde enfrentarlas de raíz para favorecer nuestra convivencia en libertad. Las fuerzas políticas deben dejar de mirar hacia otro lado, o de callar por conveniencia, al parecer condicionadas por el intercambio de favores y cuotas de poder.
https://www.emol.com/noticias/Nacional/2024/03/23/1125747/pdi-masoneria-analista-politico.html