nightelf
Pinga loca - Ministro Paris - Berto - Sabanas Japo
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Ubicada a 90 kilómetros de la capital de la República Checa, la Iglesia de Kostnice es considerada el mayor osario del mundo. Esta iglesia está decorada con los huesos de casi 40.000 personas, entre ellos checos, belgas, holandeses, polacos y alemanes.
Según la leyenda, en 1142, un noble llamado Miloslav, que viajaba de Praga a Moravia se paró a descansar en los bosques de los alrededores de Kutna Hora. Se sentía tan cansado que no pudo evitar dormirse y soñó que un pájaro le entraba por la boca y le susurraba que debía construir un monasterio allí mismo. El noble, convencido de que aquello había sido más que un sueño, no dudo un momento y comenzó a construir la iglesia. Junto a ella, además, construyó un cementerio.
Luego en 1278, el abad Jindrich fue enviado por el rey bohemio a Jerusalén, de donde trajo un puñado de tierra del Gólgota y la dispersó por la tierra del cementerio, bendiciéndola de alguna manera. A raíz de eso, toda la gente quería ser enterrada en ese cementerio ya que creían que el alma de quién descansara allí estaría en el cielo en un día. El cementerio se había quedado pequeño, y los huesos comenzaron a apilarse alrededor de la iglesia. Más tarde, comenzaron a introducirse dentro de ésta, hasta que en el siglo XIX, el Príncipe de Schwartzenberg, preocupado por la cantidad de huesos en el lugar, contrató a Frantisek Rindt, un famoso artista local, para que mejorase el lugar respetando a la vez el deseo de las personas que decidieron que sus restos descansasen en el lugar. Y así es como esta iglesia esta formada por miles de huesos humanos.
Según la leyenda, en 1142, un noble llamado Miloslav, que viajaba de Praga a Moravia se paró a descansar en los bosques de los alrededores de Kutna Hora. Se sentía tan cansado que no pudo evitar dormirse y soñó que un pájaro le entraba por la boca y le susurraba que debía construir un monasterio allí mismo. El noble, convencido de que aquello había sido más que un sueño, no dudo un momento y comenzó a construir la iglesia. Junto a ella, además, construyó un cementerio.
Luego en 1278, el abad Jindrich fue enviado por el rey bohemio a Jerusalén, de donde trajo un puñado de tierra del Gólgota y la dispersó por la tierra del cementerio, bendiciéndola de alguna manera. A raíz de eso, toda la gente quería ser enterrada en ese cementerio ya que creían que el alma de quién descansara allí estaría en el cielo en un día. El cementerio se había quedado pequeño, y los huesos comenzaron a apilarse alrededor de la iglesia. Más tarde, comenzaron a introducirse dentro de ésta, hasta que en el siglo XIX, el Príncipe de Schwartzenberg, preocupado por la cantidad de huesos en el lugar, contrató a Frantisek Rindt, un famoso artista local, para que mejorase el lugar respetando a la vez el deseo de las personas que decidieron que sus restos descansasen en el lugar. Y así es como esta iglesia esta formada por miles de huesos humanos.