mataflaites
Saco de Huevas
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Bueno, luego de eso empece a fijarme con mas detalle en todo y comencé a prestarle mas atención a lo que se contaba. Una noche, de esas en que decidí ir a webiar a la guardia en vez de quedarme solo en el alojamiento (la sala de descanso de la guardia contaba con unos buenos sillones, televisión satelital, una buena estufita, café y frazadas así que piola) a eso de las dos o tres de la mañana, entra un oficial de guardia que con el que yo había entablado algún tipo de amistad (nada homosexual derivado del aislamiento y la soledad, por si acaso weones mal pensados). El asunto es que lo acompañe a hacer una ronda que iba desde la guardia, pasaba la población de oficiales y llegaba hasta el otro muelle que queda al lado de unos depósitos de combustible. Justo al medio del camino, hay un sendero que va en dirección al faro, se puede ver hasta la mitad del cerro porque hace una curva y se adentra en un bosque de pinos. Hasta ahí todo bien, echando la talla y conversando puras weas. Estaba bastante frió el ambiente y lo único que habíamos visto eran ratones. Llegamos al final de la ronda y, cuando comenzábamos a devolvernos y justo a la boca del camino que va hacia el faro, había una niña como de 10 años con un camisón blanco y que miraba hacia el suelo. Casi me cago del susto al ver esa wea, pero para no parecer miedoso, le dije a mi compadre que podría ser la hija de alguien de la población que se levanto sonámbula (las puertas se mantienen sin lave) y que se habría despertado ahí y estaba toda desorientada. Seguimos no mas, pero lo raro era que a medida que nos acercábamos, la niña iba retrocediendo por el camino sin voltear ni levantar la vista del piso. Mi compadre apenas caminaba de lo diarreico que estaba y yo por las mismas. Lo único que atino a decirme fue que no mirara a la cabra chica y que siguiéramos no mas. Cuando llegamos a la altura de la boca del camino, la niña estaba justo en el punto en que el camino dobla y se pierde en el bosque de pinos. En ese momento me gano la curiosidad y se me ocurrió mirar para atrás en dirección al cerro. CSm¡¡ La cabra chica había levantado la vista, nos estaba mirando y con la mano hacia señas para que la siguiéramos. Personalmente nunca le conté a nadie de ahí lo que había visto, pero si me entere después, por el guardia del faro, que mas de alguien se ha ido por el acantilado y se ha matado. Me contó que se les grita, se les toca sirena e incluso que disparan al aire pero nada. Lo mas curioso, dijo, es que llevan una mano estirada hacia adelante como si los llevara alguien...
