Chuchasumadre
Hincha Huevas
- Registrado
- 2012/04/11
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Siguiendo con mi deber de difundir en Chile el pensamiento de don Hermogenes Perez de Arce (mi ultimo post "somos como somos" tambien es de su autoría)
Retorno Con Perplejidad
Después de un proceso trabajoso, he podido regresar a escribir a este blog, lo cual las modernizaciones tecnológicas del mismo me habían vedado. Y siento que he podido retornar en momentos en que la acumulación de acontecimientos lo hacían indispensable. Pero, por el momento, me ocuparé de uno solo, intrigante y que no acierto a explicar. Pues he visto esta mañana en el diario una noticia extraña: el Presidente Piñera ha ido a visitar el "Museo de la Memoria", sólo en compañía de su máxima autoridad, y, muy importante, un camarógrafo. Es que se trata de que millones lo vean en una pantalla. Había también un fotógrafo, naturalmente, para dar cuenta de la visita en la prensa. Este Museo de la Memoria, por si usted no lo sabe, es efectivamente de la Memoria, sí, pero una muy particular: la marxista. Para explicárselo, imagine usted que Adolfo Hitler hubiera tenido la posibilidad de hacer un Museo de la Memoria de su gestión de estadista. Usted puede lucubrar cómo habría sido eso: una síntesis de las crueldades y barbaridades cometidas por los aliados contra el mismo Hitler y los pobres nazis, las víctimas. Miles de fotografías de los salvajes e inhumanos bombardeos aliados de Dresden y Hamburgo, los niños y las mujes quemados en las calles; las salvajes acciones y torturas de los soldados norteamericanos y rusos contra los valientes e inocentes soldados del nazismo. El inhumano sitio de Stalingrado, por ejemplo, una acción cruel y constitutiva de los mayores atropellos contra los pobres sitiados. Usted saldría del Museo de la Memoria de Hitler horrorizado de los atropellos perpetrados por los aliados contra el nazismo, una doctrina concebida para la grandeza y felicidad de los hombres y las mujeres del mundo. ¿Hornos crematorios, campos de concentración, Treblinka, Auschwitz, Sobibor? Nada de eso existió, según el Museo de la Memoria de Hitler. Bueno, el Museo de la Memoria marxista es lo mismo: las "barbaridades" cometidas por los militares chilenos contra los marxistas, que lo único que querían era instalar en Chile un régimen al estilo del que Lenin, Stalin y Brezhnev querían instalar en todo el mundo, a partir del modelo soviético. Un modelo de felicidad social como el que se vive hoy en Cuba o en Corea del Norte. ¿Terrorismo del MIR, "compañeros de Tropas" cubanos, doce mil guerrilleros extranjeros, ingresados clandestinamente, diez mil paramilitares marxistas armados, reconocidos por Altamirano? ¿Asesinatos terroristas, carabineros muertos en atentados, pasajeros de buses quemados por bombas molotov, pasajeros del metro asesinados en atentados explosivos? ¿De qué está hablando usted, señor? Pues nada de eso existió, puesto que no está en el Museo de la Memoria... ¿Por qué Sebastián Piñera quiere ir a visitarlo, se conmueve y se emociona con sus imágenes y recuerdos, acompañado del personaje clave en todas sus actuaciones, el camarógrafo? La respuesta sólo podemos imaginarla. Él es un político hábil, no inepto, como han dicho algunos. Seguramente está concibiendo una nueva estrategia, a partir de su visita solitaria, sin otra compañía que la de la autoridad de la institución y la de un divulgador gráfico del solemne momento. Pronto lo sabremos. ¿Un nuevo zigzag?
Retorno Con Perplejidad
Después de un proceso trabajoso, he podido regresar a escribir a este blog, lo cual las modernizaciones tecnológicas del mismo me habían vedado. Y siento que he podido retornar en momentos en que la acumulación de acontecimientos lo hacían indispensable. Pero, por el momento, me ocuparé de uno solo, intrigante y que no acierto a explicar. Pues he visto esta mañana en el diario una noticia extraña: el Presidente Piñera ha ido a visitar el "Museo de la Memoria", sólo en compañía de su máxima autoridad, y, muy importante, un camarógrafo. Es que se trata de que millones lo vean en una pantalla. Había también un fotógrafo, naturalmente, para dar cuenta de la visita en la prensa. Este Museo de la Memoria, por si usted no lo sabe, es efectivamente de la Memoria, sí, pero una muy particular: la marxista. Para explicárselo, imagine usted que Adolfo Hitler hubiera tenido la posibilidad de hacer un Museo de la Memoria de su gestión de estadista. Usted puede lucubrar cómo habría sido eso: una síntesis de las crueldades y barbaridades cometidas por los aliados contra el mismo Hitler y los pobres nazis, las víctimas. Miles de fotografías de los salvajes e inhumanos bombardeos aliados de Dresden y Hamburgo, los niños y las mujes quemados en las calles; las salvajes acciones y torturas de los soldados norteamericanos y rusos contra los valientes e inocentes soldados del nazismo. El inhumano sitio de Stalingrado, por ejemplo, una acción cruel y constitutiva de los mayores atropellos contra los pobres sitiados. Usted saldría del Museo de la Memoria de Hitler horrorizado de los atropellos perpetrados por los aliados contra el nazismo, una doctrina concebida para la grandeza y felicidad de los hombres y las mujeres del mundo. ¿Hornos crematorios, campos de concentración, Treblinka, Auschwitz, Sobibor? Nada de eso existió, según el Museo de la Memoria de Hitler. Bueno, el Museo de la Memoria marxista es lo mismo: las "barbaridades" cometidas por los militares chilenos contra los marxistas, que lo único que querían era instalar en Chile un régimen al estilo del que Lenin, Stalin y Brezhnev querían instalar en todo el mundo, a partir del modelo soviético. Un modelo de felicidad social como el que se vive hoy en Cuba o en Corea del Norte. ¿Terrorismo del MIR, "compañeros de Tropas" cubanos, doce mil guerrilleros extranjeros, ingresados clandestinamente, diez mil paramilitares marxistas armados, reconocidos por Altamirano? ¿Asesinatos terroristas, carabineros muertos en atentados, pasajeros de buses quemados por bombas molotov, pasajeros del metro asesinados en atentados explosivos? ¿De qué está hablando usted, señor? Pues nada de eso existió, puesto que no está en el Museo de la Memoria... ¿Por qué Sebastián Piñera quiere ir a visitarlo, se conmueve y se emociona con sus imágenes y recuerdos, acompañado del personaje clave en todas sus actuaciones, el camarógrafo? La respuesta sólo podemos imaginarla. Él es un político hábil, no inepto, como han dicho algunos. Seguramente está concibiendo una nueva estrategia, a partir de su visita solitaria, sin otra compañía que la de la autoridad de la institución y la de un divulgador gráfico del solemne momento. Pronto lo sabremos. ¿Un nuevo zigzag?