Con mi marido fuimos compañeros de curso en la universidad y nos graduamos juntos. Tenemos mucha historia y lo hemos pasado increíble. Una cosa no quita la otra. Siempre he pensado que el espacio que tengo con él y el que tuve con mi amante eran independientes: no eran excluyentes y tampoco se solapaban. Con mi amante hablaba de otros temas y hacía otras cosas. Y con mi marido cubría otras dimensiones de la vida. Cumplían funciones distintas y yo para ellos también. Si hubiese tenido otro tipo de matrimonio o historia quizás me habría lanzado a la aventura, pero de verdad era, y sigue siendo, un matrimonio muy potente. Irme significaba arriesgar mucho. Tengo la certeza de que se puede amar a dos personas al mismo tiempo. Lo que pasa es que esta sociedad es un poco más pacata y no lo concibe como posibilidad. Pero basta con hablarlo con tus amigas para darte cuenta que sí puede pasar.