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Lo que callan las bertas: Mi amante extranjero y mi marido cuck

Dr cariño debo confesar que no lei niuna wea de este post berto qlo
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Elegí a mi marido (y no a mi amante)

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Hace 24 años más o menos, mientras caminaba por una céntrica y transitada calle hacia mi trabajo, un auto me empezó a seguir lentamente. Cuando bajó el vidrio me preguntó si necesitaba llegar a algún lado. Llovía intensamente y yo estaba sin paraguas. Le dije que no, que faltaban dos cuadros para mi destino, pero él insistió a tal punto, que detuvo el tráfico y le empezaron a tocar la bocina. Yo, que hasta entonces me había reído por la situación, me puse nerviosa y crucé la calle. Cuando llegué a mi trabajo estaba ahí. Eran otros tiempos y él es extranjero, por lo que su personalidad siempre ha sido mucho más frontal. No lo vi como una amenaza o como algo sospechoso, más bien como un acto inofensivo y divertido. Años después, cuando le pregunté por qué había hecho eso, me dijo que simplemente me había visto y sintió un impulso por buscarme.

Fuimos amigos muchos años antes de que pasara algo más. Yo estaba casada y él también, y nunca hicimos un tema de eso porque no había, en un comienzo, otras intenciones. Durante 12 años nos juntamos de tres a seis veces al año a tomar café y conversar. Él trabaja afuera y cuando llegaba a Chile me buscaba. Después cada uno se iba a su casa con la sensación de haber pasado un momento íntimo de esos que le hacen bien al alma. Hasta que una noche me junté con mis amigas en un bar y lo llamé para saber cómo estaba. Bastó ese llamado para desatar lo que sería un vendaval de pasiones acumuladas, que estaban ahí pero que yo no había identificado. Nos fuimos a su casa y pasamos la noche juntos. Desde esa vez, empezamos un romance que duró alrededor de ocho años.

Partimos el romance cuando yo tenía un hijo. Y con los años mi familia se fue ampliando y la suya también. El tuvo dos más y yo cuatro en total. Y así fue pasando el tiempo, tan rápido como esta cuarentena. Pensé muchas veces en terminar mi matrimonio e irme con él. Lo pasábamos muy bien juntos y él era una persona que conseguía lo que quería; me quiso conocer y lo logró. Y cada vez que nos veíamos el tiempo pasaba volando. De hecho, una vez nos encontramos de casualidad en el supermercado y hablamos durante mucho tiempo hasta que él miro hacia abajo y vio que yo estaba con una guata de casi nueve meses. Recién ahí se dio cuenta de que estaba embarazada. Y es que así se daba con nosotros; cuando estábamos juntos el resto del mundo se detenía.

Pensamos muchas veces terminar nuestros matrimonios y estar juntos, pero al final siempre había algo que me detenía o que me amarraba a mi familia. Simplemente no me atreví. Y en esos ocho años nunca dejé de amar a mi marido. Él, en cambio, se divorció. Pero yo nunca di ese paso.

Con mi marido fuimos compañeros de curso en la universidad y nos graduamos juntos. Tenemos mucha historia y lo hemos pasado increíble. Una cosa no quita la otra. Siempre he pensado que el espacio que tengo con él y el que tuve con mi amante eran independientes: no eran excluyentes y tampoco se solapaban. Con mi amante hablaba de otros temas y hacía otras cosas. Y con mi marido cubría otras dimensiones de la vida. Cumplían funciones distintas y yo para ellos también. Si hubiese tenido otro tipo de matrimonio o historia quizás me habría lanzado a la aventura, pero de verdad era, y sigue siendo, un matrimonio muy potente. Irme significaba arriesgar mucho. Tengo la certeza de que se puede amar a dos personas al mismo tiempo. Lo que pasa es que esta sociedad es un poco más pacata y no lo concibe como posibilidad. Pero basta con hablarlo con tus amigas para darte cuenta que sí puede pasar.

Finalmente mi marido supo porque sospechó y me lo preguntó. No me revisó el celular o cosas por el estilo, porque él es muy respetuoso y nunca hemos dado paso a esas lógicas. Pero somos muy amigos y él lo percibió. En el fondo me sintió ausente emocionalmente, como si estuviera pero sin estarlo realmente. Y también estábamos pasando por un periodo en el que los dos estábamos muy metidos en nuestros trabajos, llegábamos tarde y estaban los niños. Olvidamos cómo ser pareja, que creo que puede pasar en cualquier matrimonio.

Esa vez me preguntó si pasaba algo y yo le conté todo. Le dio mucha pena, pero aun así me dijo que era algo que le podría haber pasado a cualquiera y que si le hubiese pasado a él, le hubiese gustado tener la libertad de elegir. Por lo mismo me propuso que nos separáramos un tiempo para que yo definiera qué quería.

Ese tiempo duró seis meses y lo extrañé todos los días. Ahí recién pude observar mi relación paralela y me di cuenta de que en realidad no era tan perfecta como yo creía. Uno tiende a idealizar los romances porque son intermitentes y se dan cuando uno se siente bien, o se ve bien y cuando está de buen humor. No hay cuentas de por medio y solo lo haces cuando quieres. Pero la vida es mucho más que eso. La vida es lo que va pasando en el día a día y eso yo lo había vivido con mi marido.

En esos seis meses en los que él se fue a otro departamento, igual siguió viendo a los niños. Mi amante en un minuto me dijo que yo nunca me di la oportunidad de intentarlo realmente, pero quizás en el fondo yo no quería desvincularme del todo de mi marido. Sentía que la casa la habíamos construido entre los dos y no quería que dejara de venir.

Han pasado cuatro años desde que vi a mi amante por última vez. Ahora me doy cuenta de que realmente lo quise mucho, pero estaba confundida. Al final por eso opté por mi marido. Es rico salir, hacer cosas, arreglarse, ver a alguien cuando uno se siente bien. Esos momentos fueron mágicos. Pero cuando tuve tiempo y la posibilidad de visualizar bien el panorama completo, me di cuenta de que lejos lo que me hacía más feliz era lo que había construido con mi marido.

En el fondo, pude haber elegido otra vía pero no lo hice. Y él, en su minuto se lo tomó muy mal, porque sintió que nunca me proyecté y que no nos di una oportunidad. Eso no es así, pero entiendo que así lo sienta. Por eso no me acerco a él aunque a veces me den ganas de hablarle y aunque extrañe mucho nuestra amistad. A veces, cuando llueve, afloran los recuerdos y pienso en aquellos años.

Marcela Mora (52) es profesora de educación.


tl;dr Se cagó al marido por 8 años con un weón extranjero, el marido supo y la perdonó y la mina se da mil vueltas para justificar la wea y que amó a dos weones al mismo tiempo y :blahblah:


Lo siento, pero debo bloquearte por bertinaje qlo
 
Que tanta wea, yo un pendejo maraco de 19, ya tenia un novio y conoci a otro weon con el que termine en relacion paralela ( tambien extranjero) me comi a los dos weones en paralelo como por dos años antes de irme con el segundo . Si lo hice fue porque el primero, un weon 15 años mas viejo que yo, era indeciso mientras que el 'amante' era un weon muchisimo mas viejo que tenia clara las cosas.

Arrepentirme ? nah, para que

La unica pregunta es : Se puede amar a dos personas a la vez ? o uno es pasion y calentura mientra que la otra es afecto?
 
Tengo la certeza de que se puede amar a dos personas al mismo tiempo
aaaaaaaaaaaaaaajajaja como disfraza el maraqueo x Dios

Lo que pasa es que esta sociedad es un poco más pacata y no lo concibe como posibilidad. Pero basta con hablarlo con tus amigas para darte cuenta que sí puede pasar.
justificando la calentura. Q clase de amigas son esas?

Vieja rancia todo el texto tratando de justificarse pa sentir menos culpa vieja ramera

pero que viejo mas weon el marido irle a perdonar semejante burla , 8 años , viejo idiota niuna gota de dignidad
 
La Tercera próxima semana:
10 tips para cagarse al marido sin que se dé cuenta.
Comparación de largos y grosores de corneta de los distintos paises.
Experta en dermatología nos revela las propiedades del mix de cheles para el cutis
Y mucho más!!!
 
La historia es de esas que "nunca pasó" y los weas berteando. Si pasara ahora de verdad, la mina se sube al auto y aparece faenada en un botadero. No compartan weás tan tontas acá, menos como si fueran noticias.

La huea nunca pasó, es imposible que la mina pase noches fuera del la casa y el marido no se cuestione nada. Además de cacha altiro que el romántico el relato, algo que solo existe en las mentes.

TOTALMENTE FAKE

A lo mucho la historia real es que la mina tenía un amante que le daba como caja de vez en cuando. Pero todos los adornos falsos, no compro ninguno.
 
La huea nunca pasó, es imposible que la mina pase noches fuera del la casa y el marido no se cuestione nada. Además de cacha altiro que el romántico el relato, algo que solo existe en las mentes.

TOTALMENTE FAKE

A lo mucho la historia real es que la mina tenía un amante que le daba como caja de vez en cuando. Pero todos los adornos falsos, no compro ninguno.

El problema es que la gente se come estos cuentos con cáscara y todo. Una vez un contacto del carelibro compartió el típico papiro del novio que se va sin contestarle el teléfono a la novia y le deja un mensaje de voz justo antes de chocar en auto, una historia mas falsa que billete de 3 lucas y redactada mas empalagosa que torta selva negra. Le pregunté que cuál era la idea de compartir ese tipo de weás si no dice cuando, donde ni a quien le pasó la pescá. Y el weón me responde "es que son ese tipo de historias para hacer conciencia". "Conciencia de qué, weón, de una weá que nunca pasó" y lo chistoso es que llegaron unas bertas en cardumen a hueviarme por la mala onda de mis comentarios "poco constructivos"
 
Última edición:
Aburrida, ni siquiera habla de la tula del loco ... me entretiene más Carolina Errazúriz

No es el mejor negocio hacerlo varias veces en un rato. Y cuando me refiero a “varias veces”, es que el hombre tenga varios orgasmos en una performance sexual. Sostengo egoístamente que una debe irse la mayor cantidad de veces que pueda y el hombre sólo una. Esta idea no es posible con muchos hombres, primero porque pocos aguantan y segundo porque a mí luego de un rato me viene la onda mina-recipiente-geisha que debe lograr que el hombre tenga su orgasmo, porque si no me siento inútil, mala amante, poco rica, entre otras. El hombre debe irse una vez porque el miembro nunca está más firme y grande que antes de tener el primer orgasmo, y a mujeres como yo siempre nos gusta sentir la mejor y más dura verga que se pueda entre las piernas. Además, algunos hombres conservan esa mala costumbre de estar al borde de tirarla a una por la ventana después del orgasmo, entonces hay que prácticamente comenzar de nuevo todo, siempre y cuando el individuo tenga la disposición para esto, porque muchas veces si no hay siesta mediante, programa de televisión o algún tipo de distractor, algunos jamás se vuelven a contactar. Y si es que lo logran, el miembro –seamos honestos- queda algo “guatiado”, lo que en mi caso opera como un gatillante de decepción. Otro motivo es que hay que aprovechar que una tiene la capacidad de irse varias veces y poder seguir resistiendo la embestida. Es cierto que no es lo mismo, pero una no se paraliza, sino que sigue, sigue y sigue, por eso es ridículo inmolarse por el orgasmo masculino, antes de lograr el propio tomando en consideración esta capacidad femenina de la multiplicidad. Otro detalle es que si una tiene sexo sin condón, al irse el hombre te deja llena de leche la entrepierna y tanto líquido está rico, pero a mí no me gusta mucho volver a introducirla en ese ambiente tan acuático. Será que en general no tengo problemas de lubricidad, que al final tanta leche termina por estorbarme. E insisto: acuática y guatiada...Pésima dupla. Muchas veces prefiero quedarme cuello antes de ir por la segunda vuelta, pero otras, cuando he perdido el norte y mi entrepierna está hinchada, roja, jugosa y caliente me importa un carajo cuántas veces haya que volver a levantar el miembro hasta que yo tenga mi orgasmo o más extremo, me importa un carajo si está dura o no. Ahí casi siempre, luego que el hombre se ha ido, comienzo a frotarme a la altura de sus piernas, pegando la pechugas al cuerpo de él, dándole besos en todas partes menos en la verga, para que no se hastíe. Me pongo de espalda a su lado y lleno de saliva mi mano tocándome el clítoris...No quiero volver a tener sexo, sólo quiero irme y logro de a poco su atención para que me ayude, para caerme lo antes que pueda... Los buenos amantes agarran mi cabeza como afirmándola, o chupan mis pechugas, o dicen cochinadas en mi oído, o meten sus dedos acariciándome entre las piernas mientras me masturbo. Los malos amantes, apenas esperan. Los buenos te acompañan, te mienten bien, te ayudan a caer, aguantan, tal vez gimen y a veces se vuelven a calentar y te dan de nuevo para poder irte más rico.




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