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Los detectives chilenos que derrotaron a los nazis

Soldadodeodin

Plasta Culiad@
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2016/02/02
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Fueron reconocidos mundialmente como una de las mejores unidades de contraespionaje del mundo durante la Segunda Guerra Mundial, pues lograron desbaratar dos redes de espionaje alemanas en Chile y, gracias a ello, derribar los tentáculos que poseían en casi todo el continente.

La trama es digna de una novela de espías, pero es completamente real. La época es plena Segunda Guerra Mundial y los escenarios no son un romántico café de Marruecos o las calles de Berlín, sino localidades chilenas como San Antonio, Puerto Varas, Osorno, Concepción, Santiago, Valparaíso, Iquique y Tocopilla.

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Los protagonistas, como en toda buena novela, son enemigos enconados. Por un lado, provistos de millonarios fondos y adscritos a la mayor organización de inteligencia que conociera esa guerra, se encuentran decenas de agentes del Abwehr (el servicio de inteligencia exterior de la Alemania Nazi), la mayoría de ellos nacidos en Alemania, mientras que en contra suya tenían a una treintena de obstinados rivales, chilenos de clase media en su mayoría que, como en las películas antiguas, usaban sombrero de ala ancha y ambo cruzado, mientras un cigarrillo les colgaba de los labios. Eran los hombres del mítico Departamento 50 de la Policía de Investigaciones, la unidad de élite creada por el entonces Director de la PDI, Jorge Garretón, con el fin de conjurar la amenaza que el nazismo representaba para Chile.

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Hoy, a muchos ello les puede sonar extraño y hasta increíble, pero lo cierto es que Chile y Argentina fueron los principales focos de acción del espionaje nazi en toda América. Además de la gran cantidad de población de ascendencia germana en ambos países, nuestra ubicación era especialmente importante para el régimen de Hitler, dado el control del canal de Magallanes, por entonces la segunda ruta marítima más importante del mundo. Y no sólo eso. Dentro de los planes expansionistas del Tercer Reich, Chile y Argentina siempre figuraron como lugares ideales para asentar nuevas colonias germanas.

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Luego que en 1931 se formara en Chile la primera filial del Partido Nacional Socialista Alemán (NSDAP) las alarmas comenzaron a sonar de inmediato. Había entrenamientos paramilitares a jóvenes de ascendencia alemana en diversas partes del sur de Chile y en Santiago. Junto a ello, se invertían millones de marcos en comprar propaganda en los diarios y radios chilenas, con mensajes que exaltaban las supuestas bondades del nazismo. Hubo denuncias en la Cámara de Diputados (donde incluso se formó una comisión investigadora, en 1942), memos que iban y venían, advertencias al respecto de parte de Estados Unidos y Gran Bretaña, hasta que en agosto de 1941 el entonces secretario general de la PDI, Salvador de la Vega, viajó a Puerto Varas a encabezar un allanamiento a la sede del Club Alemán, donde se incautaron 12 fusiles de guerra y cerca de 50 mil municiones. Esa era la prueba concreta de lo que estaba pasando. Se inició un proceso en los tribunales de Valdivia y pronto cayeron detenidos conspicuos personajes de la Décima Región implicados en las actividades nazis, incluyendo al alcalde de Puerto Montt.
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Club aleman,puerto varas

Con los datos allí obtenidos, los funcionarios de la PDI partieron a Santiago, Concepción y Temuco a buscar a los líderes de la estructura, pero finalmente los 13 detenidos quedaron en libertad, tras la interposición de un recurso de amparo. Pese al revés, la Policía de Investigaciones no se quedó tranquila.


Nace el "anexo 50"
Algunos meses antes (mayo de 1941) se había descubierto que las transmisiones radiales de la Armada eran interceptadas y los detectives sabían que el problema era más serio de lo que muchos pensaban. Pese a que la fecha no está clara, debe haber sido a fines de 1941 cuando el Director Garretón y el secretario de la Vega citaron a una reunión secreta al comisario Hernán Barros Bianchi, un hombre de 30 años que había participado en las primeras pesquisas en el sur, y le comunicaron que quedaría a cargo de una pequeña unidad casi informal que se dedicaría a desarticular las redes nazis, en coordinación con agentes del Special Intelligence Service (SIS), una unidad que el FBI norteamericano había creado exclusivamente para investigar el nazismo en América Latina, para lo cual enviaron a Chile a uno de sus mejores hombres, el agente especial Robert Wall.

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Barros y los primeros detectives que le fueron asignados recibieron una pequeña oficina ubicada en el Cuartel General de la PDI en avenida General Mackenna, pero lo que hacían era tan secreto que al principio ni siquiera se le puso nombre a la unidad, por lo que comenzó a ser conocida como "el anexo 50", debido a que ese era el número del anexo telefónico que poseían.

A medida que fueron mostrando resultados fue llegando más y más personal, y a fines de 1942 se le otorgó al grupo de investigadores el rango de Departamento y el nombre de "Sección Confidencial Internacional" (SCI), pero pese a ello, informalmente todos le conocían como el Departamento 50, o D50, como lo comenzó a llamar la prensa, una vez que se reveló su existencia.

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Al finalizar la guerra, el D50 ya contaba con más de 30 detectives, pero se conservan pocos antecedentes de ellos. En un reportaje publicado el 2009 por el Diario aysenino "El Divisadero" aparecen, además de Barros, los nombres de los detectives Gerardo Pradenas, Carlos Wenzel, Rolando Briones, Jorge Besoaín, Marta Azócar, René Carrasco, Mario Urzúa y los hermanos Luis y Osvaldo Fuenzalida.

Ellos, junto a sus compañeros, fueron los responsables de los mayores éxitos en el combate al nazismo en todo el continente, pues fueron capaces de desbaratar las dos grandes redes de espionaje que existieron en Chile, las que trabajaban interconectadas con todo el hemisferio.


PYL y PQZ
La primera de ellas fue la llamada red PYL, por la sigla radial que recibía la estación que mantenían los nazis en Quilpué, desde donde transmitían a Alemania, en mensajes criptografiados, los itinerarios de los buques mercantes aliados (con el fin de que los hundieran los submarinos alemanes), información acerca de los armamentos de los aliados y de Chile, datos de inteligencia, etc. Tras la detención de un agente del Abwehr en Cuba (quien confesó recibir información radial desde Chile), el D50 detuvo a cerca de 20 hombres de dicho aparato de inteligencia alemán en diversas partes del país, hacia octubre de 1942.

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Estos hechos fueron decisivos para que en enero de 1943 nuestro país finalmente rompiera relaciones con el Eje, pero no implicó el cese de las actividades nazis. Por el contrario. En octubre de 1943 el D50 detuvo a un ciudadano alemán en Osorno, que escondía un inmenso arsenal, junto a los planos de la Base Naval de Talcahuano. Ese fue el primer indicio de que los nazis no sólo estaban dedicados a la inteligencia, sino que el sabotaje también se hallaba en sus planes.

Luego de eso, los hombres y mujeres del D50 se abocaron a trabajar sobre una nueva red de inteligencia, ahora llamada PQZ, la cual desmantelaron por completo en un trabajo que se extendió por casi un año y que implicó 27 arrestos (sólo uno de los imputados fue finalmente absuelto) y allanamientos desde Iquique hasta Punta Arenas. En medio de las diligencias, los detectives encontraron una caja con tinta simpática (invisible al ojo humano) y un libro de claves enterrado en el cerro San Cristóbal; un florero que contenía los cristales de un transmisor; cuatro aparatos radiales completos y los restos de un quinto; cerca de 300 mil dólares en efectivo enviados desde Alemania; planes para perpetrar bombazos en diversas instalaciones estratégicas chilenas (especialmente en los grandes yacimientos de la minería del norte) y muchas otras cosas. Un breve balance de lo realizado se encuentra en un documento confeccionado por el D50 en 1945, encontrado hace pocos años por el prefecto inspector (R) Lorenzo Medina, el cual señalaba en su síntesis que "el gobierno alemán mantenía en América Latina diversas organizaciones de carácter clandestino que tenían por misión el espionaje comercial o militar, pero existía una (organización) más peligrosa que las anteriores, cuya misión era la de realizar sabotajes".

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Los antecedentes recopilados por los policías chilenos fueron inmediatamente compartidos con sus pares de Colombia, Argentina, Brasil y Venezuela, gracias a lo cual se pudo desarticular las redes que existían en esos países, lo que implicó un reconocimiento formal de parte del FBI hacia el trabajo realizado por la Policía de Investigaciones, pero también la admiración mundial. Un cable de la agencia Associated Press, de junio de 1944, publicó una breve entrevista con el comisario Barros, de quien decía había logrado que el D50 se convirtiera "en una de las organizaciones de anti espionaje más famosas del mundo" y agregaba que lo realizado por esos valientes detectives había puesto a "Chile a la cabeza de las actividades de contra espionaje".

El D50 dejó de existir una vez concluida la Segunda Guerra Mundial.
 
interesante el temita de espías y el "trabajito" que estaban haciendo estos wns....... te ganaste un jumbito :elefante: ...........
 
Para profundizar en el tema les recomiendo los siguientes libros:
"Chile y los hombres del Tercer Reich" (María Soledad de la Cerda).
"La diplomacia chilena en la Segunda Guerra Mundial" (Mario Barros van Buren, destacado diplomático chileno).
"Mundo y fin de mundo" (Joaquín Fermandois).
 
Genial, hubo una vez en que estos gallos no se dedicaban a jalar coca o proteger camaradas corruptos.
En Quilpué siempre se ha hablado que hubo espionaje.
 
Puta que es linda la rati csm , le presento a mis abuelos y despues la preño altoque

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