ArmorOfGod
Hincha Huevas
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El conservatismo no debe ser partido sino la actitud normal de todo hombre descente
Hoy culmina, con gran éxito, el Congreso Internacional “Nicolás Gómez Dávila, en su centenario” que se llevó a cabo los días 16, 17 y 18 del presente mes en el marco de las XII Jornadas de Filosofía que se realizan anualmente en la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana.
El evento ha convocado pensadores de la más alta calidad, tanto nacionales como internacionales, dado que el legado del pensador bogotano ha sido conocido y difundido en otras latitudes, incluso con mayor intensidad e interés que en su misma patria.
Conmemorar los cien años del filósofo colombiano es ocasión para motivar el estudio riguroso y serio de sus escritos, pues como se ha evidenciado a lo largo del congreso, su pensamiento se enraiza en las fuentes más profundas de la tradición occidental. Su obra, compuesta en su mayoría por los ya consagrados Escolios, ha llevado a que algunos de sus estudiosos lo comparen con el filósofo alemán Friederich Nietzsche, justamente por el estilo en su escritura, lo que ha llevado a que en otras latitudes se le conozca como el Nietzsche latinoamericano.
La indagación filosófica que sugiere estudiar a “Colacho” como lo apodaron sus más íntimos amigos, va desde la especulación en torno del “texto implícito” sobre el cual construye sus Escolios (tres de sus obras llevan por título dicha alusión) hasta la exploración del pensamiento reaccionario, que es una de las formas más comunes de definir su filosofía.
Durante el congreso se ha contado con la participación tanto de sus amigos y familiares como de pensadores de talla internacional que han investigado sobre su legado. Los recuerdos y anécdotas de Diego Pizano, la exposición sobre la recepción de su pensamiento en Polonia por parte de Krysztof Urbanek del Instituto Furta Sacra, las intervenciones de los profesores españoles Miguel Saralegui (organizador del evento) Francisco Cuena Boy, José Miguel Serrano, al mismo tiempo que la de Michael Rabier de la Universidad de París, le han dado al evento un toque de familiaridad pero al mismo tiempo una gran altura académica. Sus reflexiones nos han hecho dibujar un perfil del filósofo colombiano desde la cotidianidad pero a su vez reconociendo en ella a un pensador de talla internacional, reconocido y valorado mucho más en el continente europeo que en su mismo país.
Cabe resaltar que el filósofo italiano Franco Volpi, fallecido en 2009 (prematuramente para muchos), fue uno de los pioneros en los estudios de Nicolás Gómez Dávila, y quien difundió su pensamiento con gran intensidad. Sus escritos son ineludibles en cualquier investigación que sobre el filósofo colombiano se quiera realizar.
Es grato percatarse también del creciente interés que el “solitario bogotano” (otro de sus apodos), ha despertado en los investigadores colombianos. Los aportes de Alfredo Abad, Josué Carantón, Efrén Giraldo, Sergio Roncallo, Nicolás Barguil, Juan Fernando Mejía, entre otros, muestran gratamente que la investigación sobre la filosofía gómezdaviliana se ha extendido, paradójicamente, desde Europa, hacia la cuna misma del pensador, lo que ha supuesto un diálogo fecundo entre los dos continentes y una posibilidad de proyección de la filosofía colombiana, que los filósofos locales no podremos desaprovechar.
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Hoy culmina, con gran éxito, el Congreso Internacional “Nicolás Gómez Dávila, en su centenario” que se llevó a cabo los días 16, 17 y 18 del presente mes en el marco de las XII Jornadas de Filosofía que se realizan anualmente en la Facultad de Filosofía y Ciencias Humanas de la Universidad de La Sabana.
El evento ha convocado pensadores de la más alta calidad, tanto nacionales como internacionales, dado que el legado del pensador bogotano ha sido conocido y difundido en otras latitudes, incluso con mayor intensidad e interés que en su misma patria.
Conmemorar los cien años del filósofo colombiano es ocasión para motivar el estudio riguroso y serio de sus escritos, pues como se ha evidenciado a lo largo del congreso, su pensamiento se enraiza en las fuentes más profundas de la tradición occidental. Su obra, compuesta en su mayoría por los ya consagrados Escolios, ha llevado a que algunos de sus estudiosos lo comparen con el filósofo alemán Friederich Nietzsche, justamente por el estilo en su escritura, lo que ha llevado a que en otras latitudes se le conozca como el Nietzsche latinoamericano.
La indagación filosófica que sugiere estudiar a “Colacho” como lo apodaron sus más íntimos amigos, va desde la especulación en torno del “texto implícito” sobre el cual construye sus Escolios (tres de sus obras llevan por título dicha alusión) hasta la exploración del pensamiento reaccionario, que es una de las formas más comunes de definir su filosofía.
Durante el congreso se ha contado con la participación tanto de sus amigos y familiares como de pensadores de talla internacional que han investigado sobre su legado. Los recuerdos y anécdotas de Diego Pizano, la exposición sobre la recepción de su pensamiento en Polonia por parte de Krysztof Urbanek del Instituto Furta Sacra, las intervenciones de los profesores españoles Miguel Saralegui (organizador del evento) Francisco Cuena Boy, José Miguel Serrano, al mismo tiempo que la de Michael Rabier de la Universidad de París, le han dado al evento un toque de familiaridad pero al mismo tiempo una gran altura académica. Sus reflexiones nos han hecho dibujar un perfil del filósofo colombiano desde la cotidianidad pero a su vez reconociendo en ella a un pensador de talla internacional, reconocido y valorado mucho más en el continente europeo que en su mismo país.
Cabe resaltar que el filósofo italiano Franco Volpi, fallecido en 2009 (prematuramente para muchos), fue uno de los pioneros en los estudios de Nicolás Gómez Dávila, y quien difundió su pensamiento con gran intensidad. Sus escritos son ineludibles en cualquier investigación que sobre el filósofo colombiano se quiera realizar.
Es grato percatarse también del creciente interés que el “solitario bogotano” (otro de sus apodos), ha despertado en los investigadores colombianos. Los aportes de Alfredo Abad, Josué Carantón, Efrén Giraldo, Sergio Roncallo, Nicolás Barguil, Juan Fernando Mejía, entre otros, muestran gratamente que la investigación sobre la filosofía gómezdaviliana se ha extendido, paradójicamente, desde Europa, hacia la cuna misma del pensador, lo que ha supuesto un diálogo fecundo entre los dos continentes y una posibilidad de proyección de la filosofía colombiana, que los filósofos locales no podremos desaprovechar.
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