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Hij@'e Puta
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La caída sostenida de la Presidenta Bachelet en las encuestas, al 26% que marcó en la última Adimark, ha alimentado la sensación colectiva de “vacío de poder” en La Moneda, porque ahora que su figura –explican en el propio Palacio– ya no cuenta con el beneplácito de la opinión pública que la tenía en el Olimpo de la aprobación ciudadana, su liderazgo ya no ejerce la misma influencia de antes.
Estos factores han llevado a que en asesores, autoridades, dirigentes y parlamentarios ronde la tesis del Estado Mayor. No se trata de un “golpe blanco” a Bachelet, coinciden y recalcan en la Nueva Mayoría y en el seno de La Moneda, sino de una forma de redistribuir de funciones, que la Mandataria ceda parte de su poder a su comité político para que la toma de decisiones cotidiana esté radicada en sus ministros y no en ella.
Así –explicaron–, en este diseño el ministro Burgos, es el responsable de “administrar” el Gobierno y, en paralelo, apropiarse de la agenda pública de seguridad ciudadana, para cerrar ese flanco que explota la derecha ante la ciudadanía. Su par de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, se aboca 100% al Congreso y el jefe de la billetera fiscal, Rodrigo Valdés, desde Hacienda, se enfoca en fortalecer los puentes con el sector privado y mantener neutralizado “el temor” de los empresarios.
En La Nueva Mayoría y especialmente desde el Gobierno insisten en que la fórmula del Estado Mayor no apunta a generar una sensación de “no mando” de la Presidenta Bachelet y agregan que nadie busca desestabilizarla, pero sí reconocen que la tendencia a “aislarse” de la Mandataria, la “soledad política” en la que se encuentra, su insistencia en dialogar poco con sus autoridades, ha complejizado los intentos gubernamentales por tomar las riendas de la agenda, ordenar las huestes y marcar un punto de inflexión del pedestre rendimiento gubernamental de este año.
No hay parlamentario, dirigente y asesor gubernamental que en los últimos quince días no reconozca que ha escuchado la versión de que la Presidenta está tomando más alcohol de la cuenta y que, en paralelo, está bajo el efecto de varios medicamentos –como analgésicos para una dolencia que tiene en la rodilla por un problema a los meniscos–, antidepresivos y los recetados para su hipertensión. A tal punto se ha esparcido el rumor como reguero de pólvora en estas dos semanas, que varias figuras del oficialismo confiesan en privado que incluso han sondeado en La Moneda, han preguntado y han chequeado si la información que circula sin control tiene sustento.
El resto en:
http://www.elmostrador.cl/noticias/...rategia-para-contrarrestar-el-vacio-de-poder/
Estos factores han llevado a que en asesores, autoridades, dirigentes y parlamentarios ronde la tesis del Estado Mayor. No se trata de un “golpe blanco” a Bachelet, coinciden y recalcan en la Nueva Mayoría y en el seno de La Moneda, sino de una forma de redistribuir de funciones, que la Mandataria ceda parte de su poder a su comité político para que la toma de decisiones cotidiana esté radicada en sus ministros y no en ella.
Así –explicaron–, en este diseño el ministro Burgos, es el responsable de “administrar” el Gobierno y, en paralelo, apropiarse de la agenda pública de seguridad ciudadana, para cerrar ese flanco que explota la derecha ante la ciudadanía. Su par de la Segpres, Nicolás Eyzaguirre, se aboca 100% al Congreso y el jefe de la billetera fiscal, Rodrigo Valdés, desde Hacienda, se enfoca en fortalecer los puentes con el sector privado y mantener neutralizado “el temor” de los empresarios.
En La Nueva Mayoría y especialmente desde el Gobierno insisten en que la fórmula del Estado Mayor no apunta a generar una sensación de “no mando” de la Presidenta Bachelet y agregan que nadie busca desestabilizarla, pero sí reconocen que la tendencia a “aislarse” de la Mandataria, la “soledad política” en la que se encuentra, su insistencia en dialogar poco con sus autoridades, ha complejizado los intentos gubernamentales por tomar las riendas de la agenda, ordenar las huestes y marcar un punto de inflexión del pedestre rendimiento gubernamental de este año.
No hay parlamentario, dirigente y asesor gubernamental que en los últimos quince días no reconozca que ha escuchado la versión de que la Presidenta está tomando más alcohol de la cuenta y que, en paralelo, está bajo el efecto de varios medicamentos –como analgésicos para una dolencia que tiene en la rodilla por un problema a los meniscos–, antidepresivos y los recetados para su hipertensión. A tal punto se ha esparcido el rumor como reguero de pólvora en estas dos semanas, que varias figuras del oficialismo confiesan en privado que incluso han sondeado en La Moneda, han preguntado y han chequeado si la información que circula sin control tiene sustento.
El resto en:
http://www.elmostrador.cl/noticias/...rategia-para-contrarrestar-el-vacio-de-poder/