Es que en Chile estamos cagados, nos creemos anglosajones y vemos estos avisos publicitarios como lindos y más encima nos identificamos con esa gente. Nos creemos rubios, ricos y famosos y resulta que no lo somos, aunque a muchos les duela el alma. Nuestro origen lo cambiamos por sentirnos cerca de la elite, de los poderosos, de los mejores. Puras guevadas inventadas por el consumismo y que compramos a pata pela. Bien por Perú, que se alza cada vez que ve cosas que atenten contra la mayoría, que atenten contra lo que somos en realidad y que tanto nos averguenza.
Cuando nos resconoscamos como somos y nos aprendamos a querer así, seremos recién un poco mejores.