LA MUERTE DE MI HIJO.
La última vez que vi al maestro Ejo Takata fue en la modesta casa de una vecindad, en los límites superpoblados de la capital mexicana. Un cuarto y una cocina, no más.
Yo iba allí en busca de consuelo, sufriendo por la muerte de mi hijo. El dolor me impidió ver las cajas de cartón que llenaban la mitad del cuarto.
El monje se puso a freír un par de pescados. Yo me esperaba un sabio discurso sobre la muerte:
«No se nace, no se muere... La vida es una ilusión... Dios da, Dios quita, bendito sea Dios... No pienses en su ausencia, agradece los veinticuatro años con que alegró tu vida... La gota divina regresó al océano original... Su consciencia se ha disuelto en la feliz eternidad... ».
Todo eso me lo había dicho a mí mismo, pero el consuelo que buscaba en esas frases no calmaba mi corazón. Ejo sólo pronunció una palabra:
«Duele», y con una reverencia sirvió los pescados. Comimos en silencio.
Comprendí que la vida continuaba, que debía aceptar el dolor, no luchar contra él ni buscar consuelo. Cuando comes, comes; cuando duermes, duermes; cuando duele, duele. Más allá de todo aquello, unidad de la vida impersonal. Nuestras cenizas han de mezclarse con las del mundo.
"... y él me miro y me dijo una sola palabra, me dijo “duele”,
y ahí comprendí, que el dolor hay que asumirlo, se asume el dolor, y duele, y mientras duele, duele; y luego el duelo se va haciendo naturalmente y se va pasando, la vida igual, la vida se va soltando poco a poco,
Tu eres como la escultura, “como decía Miguel Ángel”, la hechas a rodar por una montaña lo que se quiebra no valía, lo que queda es bueno, entonces tú vas soltando cosas, tú vas soltando los deseos de apropiación, vas soltando los deseos de triunfo, vas soltando que te amen, vas soltando que giren alrededor tuyo, vas soltando agarrar, poco a poco vas soltando, hasta que vas llegando al alma impersonal;
cuando llegas al alma impersonal, y realizado el resto, con mucha mas facilidad puedes aceptar el vació y desaparecer; siempre que hayas dado, lo que das te lo das, si no das te lo quitas, lo que haces al otro te lo haces a ti mismo, no hay que hablar de la muerte, hay que olvidarla,
voy a vivir profundamente este instante, si no soy yo que lo viva -Quien?-, si no es aquí –Donde?-, si no es ahora –Cuando?-, y si no es de esta manera –Como?. "
Fuente:
https://duelum.com.ar/fragmento-sobre-la-muerte-y-el-dolor-de-alejandro-jodorowsky/