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Perro con demencia senil

No hay weá más fiel que un perro, sobre todo si es recogido de la calle. Es como si supieran de donde vienen, y son más agradecidos que la chucha.... Que descanse en paz su perrito

Tema qliao:sm:
 
Hoy día se fue mi Matilda. 14 años hacen desde que la encontré de tres semanas en la ladera de un cerro y la traje en mis brazos a mi hogar. Desde la jeringa y la leche hasta el peluchito en su camita. Hoy, también en mi brazos, la tuve que cargar y bajar a su última morada. Le dejé su pelotita y su pote de alimento lleno....no hay palabras. A callar no más.
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Otra hojita al libro...Él es Mateo, nuestra nueva maravilla. :jmuak:
 
Última edición:
Uta yo me fui de la casa de mí vieja (que vive sola, mí taita falleció hace años) el perro de la familia se quedó con ella (no le llevé porque es grande y vivo en depa) pero ahora le llegó cuatico el viejazo(tiene 13), es un labrador mestizo más grande que el promedio, las patas de atrás ya no tienen fuerza, hubo un tiempo que le dio bajón de apetito que llegó a estar huesudo (ahora recuperó el peso), no tiene dientes, se hace caca dónde no alcanzar a pararse cuando le dan ganas, pero lo particular es que su mente de perro sigue bien, todavía quiere jugar a pesar de estar pal pico, hace 3 años pensábamos que no pasaría el año ya que decayó mucho su semblante, pero se ha mantenido a pesar de todo.

Cuando se tiene un perro fijo si lo amas tendrás que cuidarlo tal como a una persona , el viejazo les llega si o si, y es de maracos mandarlos a dormir antes.
 
No entiendo como hay culiaos que pueden preferir una cagá de gato culiao que no demuestra ningún apego ni cariño al apañe y compañía de un perro.

Los gatos son hueás de minas, y de minas locas. Si erí hombre y tení gato erí simplemente maraco.


Siempre había pensado lo mismo hasta que conocí a "El Gato", un gatito silvestre que rondaba por acá en la fábrica donde trabajo de nochero... Siempre se sentaba a la salida de mi garita, y me acompañaba fielmente a dar las rondas. Me pedía, me suplicaba por comida tal y como lo haría una guagua. Era (casi) tan leal como un perro, pero de repente se perdía durante días en sus correrías. Ya éste verano no volvió más; se perdió definitivamente, y me duele pensar que como su vida silvestre le pasó la cuenta, terminó agonizando en algún bosque cercano sin que nadie pudiera acompañarlo en sus últimos instantes de vida. Ojalá "El Gato" esté disfrutando del arrollado de huaso que tanto le gustaba allá en el cielo de los gatos.
 
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