En la frontera establecería varios refugios para miles inmugrientos, pero con ley marcial en el perímetro.
Estos refugios estarían destinados a mantener a las familias en un ambiente higiénico, donde se respeten sus derechos, por un tiempo limitado.
Ese tiempo daría la posibilidad de corroborar sus antecedentes, revisar sus pertenencias, comprobar sus identidades, si tienen recursos para mantenerse en el país, etc. Ese tiempo de espera podría ser hasta 90 días.
Si se comprueba falsedad en algún antecedente, o si el gobierno de origen no aporta los documentos durante los 90 días de permanencia en el refugio, se prepararía al grupo familiar completo para su retorno.
Si existe intento de fuga, se abre fuego.
Lo más importante es que, con esta medida, terminaría la premisa de que en Chile la cosa es llegar y pasar. Se acabaría la publicidad y dejarían de venir tantos weones.