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Sobre cómo engordé 50 kilos en 8 meses: MI HISTORIA

Este soy yo
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Disimula la envidia
 
No es fácil decir esto, tendría que intentar explicar primero por qué terminé dando con este foro, y en este momento de mi vida.

Podría empezar diciendo que mi viejo era hincha del completo sin palta, por supuesto que entre mis primeros obsequios se cuenta una salida a comer completos: 2 para cada uno acompañados de botellas fanta y pepsi cola. Como muchos de nosotros fui objeto de esa lucha parental que pretendía hacernos a la pinta del uno o del otro, dándonos regalos o diciendo que la mostaza no aportaba nada más que sodio (98%) , siempre fui medio rebelde desde que nací, tal vez un poco menos ahora con los años, por lo que un día a instancias de mi padrino dije que iba a salir a trabajar como vendedor en un servicentro…..aunque eso en aquel momento solo significara una especie de decisión dialéctica, casi sin sentido, rocambolesca. Mis viejos me dejaron.

Tengo pocos recuerdos de mi niñez pero algunos me marcaron para siempre, uno de ellos, y espero que los más chicos no comiencen a reírse, es la cara de un haitiano cuando unos fanáticos de la dictadura pinochetista le arrojaron un dinámico por la cara y por no sé qué estupidez. A raíz de esto cesó la venta de completos en el local, y en consecuencia me iba a perder el capítulo de los Pitufos que pasaban los jueves de noche, contando que la tele empezaba a las 1730 y terminaba a las 24 aquello significaba para mí un dolor casi insoportable. Luego cuando fui adolescente me conmoví con aquél discurso, pero por otras razones.

El segundo motivo, y tal vez el que desencadena mi presencia hoy acá, fue la invención del Manjarate en 1990. Mi viejo había comprado una frigider Phillips de 180 litros, blanco y negro, en esa época nos abastecíamos con mortadela y comprábamos té en el almacén, envuelto en papel y de a cuarto kilo, con lo cual tener esa maravilla nos parecía de otro planeta. De los partidos…la pérdida del invicto y el gol de Coquito Rodríguez es lo primero que tengo en mente, una amargura. Luego la final, los vecinos habían venido a casa y uno que se llamaba Carlos, con aquél gol del Nando me empieza a tirar el Manjarate para arriba como si yo fuera un muñequito de peluche, éramos campeones de América. Cómo si fuera poco, una noche de verano, con mucho calor, me desvelé en la madrugada frente a aquella misma pantalla para ver desde Japón la tercera intercontinental. La vuelta a Montevideo fue de impacto, lo único que recuerdo es el grito de él Hugo no se va, todo por Bagnulo que estaría por retirarse o que se yo…..siempre digo que los de mi generación somos la envidia de los más jóvenes ya que ellos en realidad nunca vieron al Peñarol que nosotros pudimos ver.

A los pocos meses mi tío me regaló el cassette que había sacado Kesman con todos los goles de aquella gesta, aún lo conservo, digitalizado por supuesto, como si fuera una reliquia de mi vida, algo que sin duda me gustaría volver a vivir. Pero desde ese entonces, ya sin duda no podría escapar de Peñarol.
En 1984 sufrí por radio la pérdida del campeonato uruguayo en manos de Central Español, dónde jugaba un tal Obdulio, que dentro de un par de años me haría llorar como nunca lo había hecho. Y puedo decir con toda claridad que a esas alturas mi vida pasaba ya por Peñarol, a través de la radio me imaginaba en el Estadio, a pesar de que una vez había ido a un clásico cuando en Nacional jugaba el Pato Aguilera…..miren de qué tiempos les hablo. La campaña del 87 cambió mi vida entera para siempre, puedo decir que jamás podré volver a ser la misma persona luego de vivir aquello.

Cuando perdimos la primera final con el América de visita, la imagen del Papa, que justamente había visitado nuestro país, sufrió en mis manos el más grande de los escupitajos, me había fallado a pesar de que le había rezado horas y horas por nuestra suerte, lo merecía. Mi padrino, el que me había hecho de Peñarol, me dijo tranquilo gurí todavía falta, pero así y todo no lo noté tan convencido.
Nunca había descargado tanto como lo hice en el gol del bomba villar, al otro día no le podía hablar a la maestra de sexto, y mi cabeza solo pensaba en el sábado, si, el tercer partido se jugaba un sábado de tarde en Santiago de Chile. Cómo olvidar que fue un 31 de octubre en la tardecita de Uruguay ese partido, Cuando todo estaba perdido y las lágrimas caían de mis ojos por la frustración, ocurrió el milagro, y claramente la emoción más fuerte que he tenido en toda mi vida. Como un flash pasa ante mis ojos el grito desesperado, tirarme de rodillas en aquél patio de balasto y llorar, no quería que mis padres me vieran llorar pero lo hacía cómo nunca antes. Sin dudas mi vida nunca más fue la misma.

Como muchos de nosotros, fue en la adolescencia cuando comencé a ir al estadio, justo en 1993, en el primer partido de un tal Gregorio Pérez y Bengoechea. Estuve presente en todo el quinquenio, desde la Amsterdam. Desde ahí vi el título contra Cerro en el 93, cuando nos fuimos 2 horas antes al estadio para saltar desde el talud, desde ahí vi a Fernando Alvez poniéndose contra el palo casi a propósito para que Pablo nos diera el título del clausura en el 94 contra River, desde ahí vi las remontadas clásicas de 3 a 2 y 4 a 3. También en mi memoria queda uno de los goles que mas grité en mi vida, centro de Baltierra y Darío Silva que se eleva como un felino para darnos el título contra Defensor.

En esa misma tribuna Ámsterdam lloré por mi primer amor escuchando el Juntagargantas….a la primera novia, la llevan al estadio……y cuando se pelean por cosas del amor, se meten en la Ámsterdam, encienden un cigarro, entonces se consuelan, poniendo el alma al sol…..
Cuánto sentido a mi vida le diste Peñarol, cada vez lo tengo más claro.

Han venido muchas malas y estuve bastante lejos en presencia, aunque siempre cerca en corazón. Amagaba a conocer el nuevo estadio desde la inauguración pero no iba, en el partido contra Defensor lo hice. Entré despacio, como saboreando el momento, me paré en la Damiani y contemplé lo que tenía enfrente. En el altoparlante comenzaron a sonar aquellas viejas canciones y no puede contener la lágrimas nuevamente, me explotaba el alma, me sentía como en una aureola de mística, sueños y amor, al fin comprendí que Peñarol es mi vida y por más que quiera decir que no me importa siempre esta prendido en mi alma. Me sentí pleno, ese es mi lugar sin dudas. Cuando todo el mundo se fue cabizbajo yo me fui pletórico de placer y amor por mi querido Peñarol, fue un día feliz, sin lugar a dudas.
Sin falta el lunes fui a la sede y me hice socio, la única razón que encuentro es la misma que un adicto, lejos de su droga, que recae y no puede parar, Peñarol es todo, más que una bandera, es parte de nuestra historia de vida. Así llegué aquí, buscando saciar un poco de esta pasión con otros como yo……sin importar los resultados.
Pido perdón por lo extenso, mi nombre es Fabián, tengo 42 años, mi seudónimo es fabidocs y me alegra compartir con ustedes este sentimiento.
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