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Venecos aspiracionales, experiencias

Esta mañana pasando por el centro de Antofagasta me tocó ver un show que no veía hace meses: Familias de venecos recién llegadas mendigando, que venían de Perú y buscamos una oportunidad aquí y bla, bla, bla. Me llamó la atención ver muchas madres solas con hijos y pocos hombres. ¿Los habrán matado en Perú?
Es solo Show, el papá está robando en la calle de al lado
 
Venecos qleaos, ahora me cagaron el motoGP. Acabo de cachar que tienen un comentarista (ni idea si invitado o permanente), estaba viendo la repetición de las carreras del sábado/domingo en la TV y escucho el acentico... tuve que irme al computador para poder ver la versión en inglés =/.
 
Ayer iba en la micro y un veneco pidió subir por monedas (pagar menos pasaje), el wn comenzó a decir que llegó a Chile la semana pasada con su señora y larvas a la casa de otros venecos, por lo tanto, debía pedir limosnas para vivir. Al menos tres viejas le dieron monedas, el resto ni los meó.

De vuelta, otro Veneco sube a otra micro a decir que el dueño de la casa en que arrienda los va a echar el fin de semana porque los balsas le deben dos meses de renta, sacó el comodín de los niños. Yo venía al último atras e increíblemente conté a 10 personas que le pasaron plata (viejitos, flaites y luchonas). El wn se hizo unas cinco lucas en un par de minutos.

El chileno no ha despertado, siguen alimentando a base de limosna a estas ratas y ya se acostumbraron, sin dejar de mencionar que al menos en Conce, hasta el dia de hoy hablan de los 14 venecos que se quemaron (los medios tratan de victimizar a las ratas).
Son mas las viejas y tercera edad en general los que caen ante eso. Yo tampoco me explico como hay tanto que le cree ese cuento. Yo la otra vez iba para la casa y se sube uno de estos simios a decir que le dejaron botado, que tiene una hija, que lo corrieron, se le murio la mamá. Quizas estudio el método pero se noto mucho mas esfuerzo que los drogadictos usuales. Casi todo el bus le dio plata, porque el wn lloró y se le quebro la voz....
 
El problema de los venecos, y no son pocos sino todos es que saben hacerla. A pesar de que no son delincuentes todos, la mayoría quiere sacar provecho y cagarse al chileno. Se tiran al suelo con los precios y se ganan a las empresas o los contratos (cuando son independientes) y al pasar unos meses los sacan por trabajos mal hechos, o cobros desmedidos. Es mejor tener trabajadores chilenos, argentinos, peruanos o de otras nacionalidades que venezolanos. Simplemente son buenos para la imagen, siempre trabajan la forma no el fondo. Además, que les das la mano y te agarran hasta los cocos. Y no he visto weones tan buenos para mandarse cagadas, pero de forma recurrente. ¿saben por qué pasa eso?
Porque los chamos no duermen, sólo beben alcohol, cocinan arepas, frituras en forma de pene (tequeños) y bailan salsa hasta horas imprudentes de la madrugada. Luego no valen un peso, no duermen y aparentan hacer la pega. En resumen, los venezolanos, todos, son una lacras mal vividoras.
 
Son mas las viejas y tercera edad en general los que caen ante eso. Yo tampoco me explico como hay tanto que le cree ese cuento. Yo la otra vez iba para la casa y se sube uno de estos simios a decir que le dejaron botado, que tiene una hija, que lo corrieron, se le murio la mamá. Quizas estudio el método pero se noto mucho mas esfuerzo que los drogadictos usuales. Casi todo el bus le dio plata, porque el wn lloró y se le quebro la voz....
Hay jóvenes weones que igual caen, los que están muy patos obvio no darán, pero, he visto harto
 
Simios de mierda son una plaga :ohno: :ohno: no me sorprendería que hasta por la Antártida estén mendigando


 
El otro día me di el gusto de discriminar a unos venecos. Venía de vuelta de comprar sopaipillas para tomar once con mi mamita, cuando veo una familia de estos indeseables mendigando plata acá por los alrededores del Terminal Sur.

El "hombre", si es que se le puede llamar así al infrahumano que permitía que su mujer e hijos anduvieran de pordioseros por la calle, se dirigió a mí con la voz llorosa y aguda, haciendo el típico show al que estos giles ya nos tienen acostumbrados en el Metro: chamo, se lo ruego, colabórenos con alguna ayudita para poder comer, se lo ruego por lo que más quiera, llevamos sólo unos meses acá en Santiago, etc. etc.

Yo ya ni siquiera les dirijo la mirada. En ésta ocasión, puse cara de poker y pasé por al lado de ellos como si no existieran.

Saqué mi llave, ingresé a mi casa y... ¡Paf!, les cerré la puerta de calle en la cara.
 
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