El Partido por la Democracia (PPD) está lejos de sus años de bonanza. Es que la organización instrumental que fue clave para unir a diversas sensibilidades políticas en el proceso de transición democrática está pasando por un complejo momento económico, el que lo está llevando a maximizar sus ahorros.
Según lo informado por
La Segunda, la disminución en el número de diputados (perdieron 7 escaños en las elecciones de 2017) provocó una merma considerable en los ingresos fiscales, lo que significará recibir un 50% menos de lo que percibían como financiamiento a través de la Ley de Partidos Políticos.
La colectividad liderada por Heraldo Muñoz no cuenta con el respaldo económico de otras colectividades de la ex Nueva Mayoría como la DC, PS, PR y PC, quienes cuentan con los recursos por las confiscaciones realizadas durante la dictadura.
Andrea Muñoz, tesorera del partido, reconoció que la situación es distinta a la de los otros años pero negó que la colectividad esté “en quiebra ni en situación de insolvencia”.
“Nosotros tenemos todo pagado, no debemos sueldos ni previsión, tenemos todas nuestras cuentas pagadas, pagamos en un máximo de 15 días a nuestros proveedores“, señaló Muñoz, agregando que se inició un plan de reducciones de “ciertos gastos que, siendo necesarios, no eran indispensables”.
Eso sí, las modificaciones financieras no afectan a los funcionarios. Al interior de la directiva la tesorera ($2.700.000) y el propio Muñoz ($3.188.000) son los únicos que reciben sueldo, mientras que los dirigentes con dedicación exclusiva al partido tienen ingresos extras. El PPD también financia el sueldo de tres personas que trabajan en la Fundación para la Democracia, dirigida por el ex diputado Víctor Barrueto (quien recibe $2.600.000).
La “economía de guerra” de la colectividad buscará reducir los gastos en uso de celulares y viajes. La comisión política también aprobó cerrar algunas sedes en aquellas regiones “donde el costo sea muy alto” o difícil de cumplir.
La sede principal del PPD, ubicada en la calle Santo Domingo de Santiago, no es propia, ya que la deben arrendar por $2.600.000 mensuales.
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