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☭ Tinder: ellas cuando quieren, ellos cuando pueden

niggatzu

Plasta
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No necesitan a alfas de hecho, y de ahí su insatisfacción.

Les han hecho creer que es su "momento" feminazi histórico (para desconectarlas del 80% de hombres), y andan como pollos sin cabeza.


Un libro concluye que Tinder, la popular aplicación de citas, multiplica las ventajas de las mujeres sobre los hombres a la hora de ligar

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Helena lleva 20 minutos moviendo el pulgar derecho hacia la izquierda y levantando las cejas de forma intermitente. Quien no sepa qué está haciendo podría pensar que tiene un tic nervioso, pero está swipeando, desliza en Tinder, una app para ligar con más de 80 millones de usuarios de los 18 años hasta el infinito, 1,6 billones de swipes diarios y alrededor de un millón de citas por semana. Por el gesto de Helena, el plan de ese sábado no va a ser tan fácil. En su pantalla van apareciendo imágenes junto a un nombre, la edad y algunos datos de la biografía. Un movimiento a la derecha o pulsar el corazón verde que aparece bajo esa foto es un "sí", a la izquierda o sobre el aspa roja, un “no”. Y esta abogada de 29 años no ha swipeado a la derecha ni una sola vez. Es tan agotador, dice, que varias veces al mes piensa en desinstalar la aplicación, que tiene desde hace seis. Si no lo hace es porque, “bendita paciencia”, al final siempre encuentra alguien que le gusta: “Nunca lo suficiente como para decir ‘aquí me quedo”.

Helena, como muchas otras mujeres, sabe que cada vez que pulsa la llamita blanca en la pantalla de su móvil va a necesitar un mínimo de media hora para que alguien encaje en sus gustos y pueda dar al corazón verde. También sabe que 9 de cada 10 veces hará match, es decir, que el hombre al otro lado de la pantalla ya le habrá dado previamente a ella un sí o acabará haciéndolo. Son sus cálculos después de medio año de uso regular. Eso, tener mucho donde elegir, ser muy selectiva y acabar decidiéndose sabiendo que es muy posible que esa elección será recíproca, ocurre también cualquier noche en cualquier bar. Lo dicen Núria Gómez (Barcelona, 1987), crítica y comisaria de arte, y Estela Ortiz (Terrassa, 1988), politóloga y gestora de la cuenta de Facebook Filósofos de Tinder. Son autoras de Love me, Tinder (Planeta, 2019), un libro de 10 capítulos en los que después de un año de trabajo, clasificaron los perfiles de los hombres según su forma de mostrarse en la aplicación y alrededor de los que contextualizan y analizan la sociedad. Una especie de recopilación de ensayos sobre cómo entendemos y vivimos estas relaciones que comienzan en línea.

La app, explica Gómez, “no cambia el paradigma sino que lo acelera”. Lo sobredimensiona. Y hace referencia al feedback-loop, un término para definir un círculo vicioso del comportamiento por el que hombres y mujeres adoptan estrategias en los extremos: “Los hombres ya no seleccionan, mientras que las mujeres son cada vez más selectivas”. Como relatan en el libro, a esa conclusión llegó el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) tras crear 14 cuentas falsas y rastrear su interacción con casi medio millón de perfiles. Lo apunta la plataforma: “Ellas saben que cuando dan a la derecha tienen match”.

Sin embargo, con este método, de aceptar o rechazar a los candidatos, desaparece la gama de grises que puede existir en una terraza un viernes por la noche, porque Tinder polariza. Lo desgrana Ortiz: “Es el sí o el no, te gusta o no te gusta, binariza la lógica y la respuesta”. No hay marcha atrás a no ser que se haya contratado la versión de pago, Tinder Gold. Esos 27,15 euros al mes —es la aplicación dentro de la categoría de estilo de vida con mayor recaudación en más de un centenar de países, según datos de la plataforma— dan derecho al rewind (poder volver atrás si crees que te has equivocado al deslizar), a no tener anuncios y a una pestaña donde puedes ver quién le ha dado like a tu perfil sin que tú lo hayas hecho previamente. Cinco millones de usuarios lo tienen. Y subiendo. Solo durante el segundo trimestre de 2018, "sumó 300.000 nuevos suscriptores e ingresó 384,97 millones de euros", según datos del libro. El negocio del amor.

https://elpais.com/sociedad/2019/09/27/actualidad/1569614879_466846.html

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Nunca he entendido estas hueas, cuando tengo ganas de tirar y estoy soltero me voy de putas y listo, ni ahí con los cuestionamiento morales de los sacos de hueas vírgenes o de las maracas caras de palo. Y cuando he estado en pareja soy leal, o sino para que chucha estoy con alguien. Estas apps se aprovechan de los calientes nomas.
Le entregan demasiado poder a las minas
 
Nicagando Leo esta wea
Resumen: las mujeres que usan Tinder han sido más selectivas y exigentes con los pretendientes que aparecen ahí, pueden pasar hasta 30 minutos al día rechazando hombres y los que aceptan no son lo suficiente para que den "el siguiente paso" con ellos. Eso ha generado conductas más polarizadas en cada género a la hora de interactuar en esa aplicación, por lo que hay cada vez menos éxito en encontrar pareja... pero a la vez los usuarios se van multiplicando por cientos de miles en el mundo.
 
Es el triste final que toda plataforma termina teniendo cuando se utiliza como válvula de escape para puterios y para simplemente pasarla bien ........

En mi caso personal logré buenos resultados con badoo, en una temporada donde me topaba con filetes entre 34 a 40 años pero con una vida social o sexual de la real MIERDA. Con personas así podí ir LITERAL MENTE A TODAS, no se acomplejan ni mucho menos andan con rollos weones del día a día.

No por nada las maraquitas de menos de 30 terminan teniendo una fila de giles detrás de ellas, y al final de todo el camino se casan con guatón tula chica con auto & casa y con una billetera relativamente JUGOSA.


La verdad refresca. :hands:
 
Mas lo que webean, con 15 lucas me arriendo una maraca y no tengo que escuchar quejas de weonas locas, cagas de sentimientos ni trabajar a la puta de turno, con una maraca es solo una transaccion comercial de placer, minas qlas se dan mucha importancia
 
Las mujeres con su autoestima equilibrada no usan estos programas independiente de su aspecto exterior, y si lo usaron alguna vez ya se salieron por la lluvia de fotos de picos que les llegaban. Tinder, badoo y cuanta otra aplicación de citas que existe ahora están plagadas de weonas que están completamente dementes, que son horribles, que tienen hijos, que tienen enfermedades venéreas, o todas las anteriores. Ya no es como hace diez años cuando aparecieron estas hueás, ahora está la pura zorra. A principios de año me metí después de casi un par de años para cachar y casi me fui de raja: entre las venezolanas , las haitianas y lo que botó la ola del mierdal femenino de este país estas hueas de programas ya no tienen por donde.
 
Última edición:
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Nunca he entendido estas hueas, cuando tengo ganas de tirar y estoy soltero me voy de putas y listo, ni ahí con los cuestionamiento morales de los sacos de hueas vírgenes o de las maracas caras de palo. Y cuando he estado en pareja soy leal, o sino para que chucha estoy con alguien. Estas apps se aprovechan de los calientes nomas.
Le entregan demasiado poder a las minas
Exacto wn y además en tinder hay puras watonas qlas.

Yo hago lo mismo, cuando quiero culiar me voy de putas y era, eligo el filete que me voy a estokar.

Uno sigue viviendo como siempre y derrepente aparecen minas que se convierten en amigas con ventajas o pololas, la wea solo es vivir y no buscar.

Las parejas de verdad llegan solas.
Yo por mi parte no ando buscando minas.

Solamente busco minos.
 
Ahora entro a tinder y estas weas y que veo? Un puñado de hijas de puta, amantes del “buen viaje a la playa, el buen vino y la buena comida” alias Si no tienes un buen auto y lucas para satisfacer mis caprichos de chancha culiá insaciable, no te voy a pescar ni en bajada.
Pero tranquilo muchachos, que el día en que me viole a una de estas weonas, se habrá hecho justicia.
 
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