Hasta donde yo entiendo, Baradit nunca ha promocionado sus libros como referencias académicas históricas, sino como meros libros de divulgación narrativa de hechos históricos para profanos, tal como ocurre en otras ciencias (como el libro Chaos: making a new science de James Gleick, un simple periodista explicando la teoría del caos). Si eso ha provocado verdaderas lagunas en el conocimiento histórico de la población, la culpa no la tiene un mero autor de best sellers que busca ganarse la vida en ello, sino el Estado que ha estado mucho tiempo atrasado en el mejoramiento y actualización de la enseñanza de la historia, la formación de docentes y en la creación de material didáctico apropiado; y también de los profesionales de la historia que no han sabido ponerse a tono con las necesidades de formación del país y la cantidad ingente de información que no permite separar la paja del trigo.
En cuanto a su sesgo de interpretación... Bueno, pues así son las humanidades. Nadie va a negar el sesgo ideológico en los textos de Gabriel Salazar, por ejemplo, o Villalobos, o Jocelyn-Holt. Sin embargo, justamente ese sesgo, combinado con el trabajo historiográfico, es un aporte. Lo de Gonzalo Vial fue distinto, él no fue ni es un vendedor de anecdotarios, y las críticas duras que se ha comido no es (solo) por ser un historiador facho y conservador. Su gran error fue prestarse para presentar la farsa de El Libro Blanco del cambio de gobierno en Chile, siendo que no fue más que una operación de propaganda de legitimación de la dictadura, admitido por los propios "cómplices pasivos" y el mismo peso de la historia. A un profano se le podría ignorar ese tropezón, pero a un historiador de verdad, no.
