Me pregunto, los que tanto se horrorizan con el gasto por la visita del papa, ¿se horrorizan con lo que le cuesta al estado cada partido de fútbol? ¿cada marcha pacifica? ¿cada paro ilegal?, etc.
Acá claramente es parte de la moda de odiar la religión (en particular la católica) y no en el gasto del dinero en si.... puesto que si fuera esto último, se preocuparían de todas las situaciones en que se despilfarra dinero en eventos.