En estos últimos días he andado en movimiento, en periodos cortos y rápido (soy el encargado de hacer las compras en mi casa), lejos de la gente, y he podido ver como aún se lleva la vida cotidiana con total normalidad, al menos acá en Antofagasta.
Quizás la gente ande más precavida, pero lo que aún no logro comprender es por que chucha no prohiben la venta de mascarillas de género o las reutilzables/ lavables como le suelen llamar los negros y cumas grises.
He visto a mucha gente comprándolas/ usándolas, y me llega a dar pena porque en su ignorancia no saben el riesgo que conlleva usarlas, y para variar los negros y también grises especuladores se hacen la america vendiéndolas, como si fuera pan caliente.
En redes sociales, a inicios de semana, una caja de guantes costaba $4000, ahora andan entre los $8000-$12.000, de las mascarillas ni decir, están pidiendo $32.000 por las 50.
No logro entender por qué mierda el Estado no toma cartas en el asunto y no los fiscaliza/ pone multas, las personas están con una sensación de falsa seguridad, usando meros placebos y exponiéndose por las puras, en especial adultos mayores que me ha tocado ver en las calles comprando remedios o cosas en el supermercado.
La municipalidad de antofa, en manos de la maraca Karen Rojo, posee unos terrenos frente a la Vega central que son de varias hectáreas, lugar donde se podría haber instalado el hospital de campaña, polémico porque lo instalaron en pleno barrio residencial, en vez de aprovechar ese peladero, el cual sólo debía ser aplanado y con el correspondiente movimiento de tierras, además de estar ubicado a pocas cuadras del hospital regional y tener una ubicación perfecta para el acceso desde toda la ciudad en forma rápida, pero no, acá se hace todo al revés porque los weones ineptos solo conocen el lado sur de este basural.
(Y si, fui a un dentista gris y quede bien).