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Exterminio de Plagas, Coronavirus: La pandemia del COVID-19

Estado
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No debería haber desabastecimiento con cuarentena total, ya que dentro de los trabajos y servicios intransables, esta la producción, distribución y venta de alimentos, que, además estaría regulada con los permisos obtenidos en las comisarías virtuales.


Y quien hara la pega segun tu? Por que total es para todos... o para algunos nomás?
 
Según las estadísticas oficiales solo han muerto 79 personas por covid-19 en Ecuador. Fake news?


79 leía ayer, pero que mueren dentro de los hospitales, los de la calle o en sus casas no están contabilizados, es similar aquí cuando dicen hay 2700 infectados, pero contabilizados dentro de un hospital, hay mucha información adicional informal que no se está considerando.
 
79 leía ayer, pero que mueren dentro de los hospitales, los de la calle o en sus casas no están contabilizados, es similar aquí cuando dicen hay 2700 infectados, pero contabilizados dentro de un hospital, hay mucha información adicional informal que no se está considerando.
En Ecuador, Peru y Bolivia hay pueblos que estan completamente aislados ya sea en la cordillera o en la selva. Para llegar ahi son viajes de dias, es una aventura llegar a ellos y hasta tienen sus leyes propias con jefes mafiosos y todo al estilo del lejano oeste. Quizas cuantos cientos de muertos estan ya pudriendose en esos pueblos y jamas nadie sabra eso.
 
1200px-Casio_Mudman_3031.jpg


>3031 infectados
>16 muertos (+4 tatas)

:monomeon: Judolio culiao hipócrita
 
Opinión de Cesar Hidalgo respecto a la situación en chile, por si a alguien le interesa:
No es posible hablar de gasto público en una crisis sin mencionar a John Maynard Keynes. Keynes fue un famoso economista británico que durante la Gran Depresión propuso el aumento del gasto fiscal como remedio a una economía enferma. Esta idea, aun controversial en algunos círculos, es la reacción más inmediata que los economistas conocen como respuesta a una crisis.

Pero como toda gran idea, la teoría de Keynes omite importantes detalles. Uno de éstos es cómo adaptar esa teoría a un país como Chile, con su particular economía.
Para lograrlo, podemos partir con un modelo simple de la economía chilena. El modelo que a mí me ayuda a pensar en este momento es: Chile es un país que hace lo que no compra, y que compra lo que no hace. ¿A qué me refiero con esto? Por un lado, todos sabemos que Chile exporta mucho cobre y madera, pero Chile no consume cobre y madera (Chile hace lo que no compra). Ese ingreso se usa para comprar todo lo que Chile no hace, desde la ropa que vestimos, hasta el software que usamos. Eso nos dice que la economía chilena es una dualidad entre el sector extractivo y el comercial, con las minas y el retail siendo caras distintas de la misma moneda. Cencosud y Falabella son simétricas a Codelco, Arauco, y AMSA. Las minas hacen lo que no compramos, y el retail—con el sector financiero que lo acompaña—nos vende lo que no hacemos.

¿Entonces, si Chile es así, qué sabor de Keynesianismo deberíamos aplicar?

Cuando los gobiernos “imprimen” dinero no lo hacen con la caricatura que la frase implica. Lo hacen a través de distintos mecanismos que permiten inyectar dinero a la economía. El mecanismo que conviene aplicar, sin embargo, depende de la estructura económica.

Los mecanismos más típicos para inyectar dinero apuntan al sector financiero. Los principales son bajar las tasas de interés en el Banco Central o comprar los bonos estatales que tienen los bancos. El primer mecanismo permite a los bancos pedir dinero prestado con menor interés. El segundo mecanismo intercambia los bonos por efectivo, aumentando la liquidez de los bancos que tenían bonos en sus reservas.

La idea de inyectar dinero a través del sector financiero no es alocada. El objetivo de inyectar dinero prestándolo es fomentar que el dinero se dirija a actividades de inversión—que repaguen la deuda—y no simplemente de gasto.

Pero estos mecanismos financieros no son la única manera de inyectar dinero a la economía. También está la posibilidad de simplemente aumentar el gasto, dándole dinero directamente a las personas, sin considerar si es que lo utilizaran en una actividad de inversión o no. El riesgo de esta alternativa es generar inflación, dado que habrá más dinero persiguiendo el mismo número de bienes. Ese es un riesgo en un país como Chile, que no hace mucho de lo que compra, pero es menor en el contexto de una recesión como la que se acerca.

Ahora, hay otros factores globales que es importante incluir en nuestro modelo. Primero, el hecho de que China haya sido uno de los países mas exitosos en recuperarse del coronavirus es algo positivo para Chile. China—el principal socio comercial de Chile—compra lo que Chile hace y también China compra mucho de lo que hacen ellos mismos, por lo que será capaz de mantener una demanda interna para sus productos y para las materias primas que Chile le exporta. Por otro lado, debemos considerar que durante la cuarentena la canasta de consumo personal se concentrará menos en bienes importados y más en bienes domésticos, como los alimentos (que Chile sí produce), por lo que un aumento del gasto tendría un impacto más directo en la economía local que el mismo aumento en otras circunstancias.

Esto nos ayuda a pensar sobre las estrategias que debería seguir Chile dada la estructura de nuestra economía.

Por un lado, Chile no necesita invertir más en lo que exporta. No necesitamos más minas ni mayor extracción de madera. Esos sectores, altamente mecanizados y productivos, serán capaces de “hibernar” durante la crisis gracias a la continuidad de China. Los sectores que no pueden “hibernar” en base a demanda externa son los involucrados en la vida urbana. Los pequeños comerciantes, la hotelería, los servicios de eventos, las productoras de medios, los bares, y los restaurants, entre otros. Esto nos invita a considerar seriamente transferencias personales más generosas que los 60 dólares (CLP 50,000) que se han ofrecido hasta el momento.

Pero también, la situación actual nos invita a pensar estratégicamente en inversiones. El COVID-19 está empujando la transformación digital acelerada de muchas organizaciones. ¿Dejaremos estas transformaciones en manos de los brazos comerciales de los gigantes de Silicon Valley, o aprovecharemos este shock de demanda para fomentar el desarrollo de la industria chilena en ese espacio? Estos sectores, sobre todo cuando tienen una componente creativa, como en el caso del software y los contenidos digitales, pueden comenzar a absorber empleo de los sectores alicaídos durante esta crisis, fomentando la transición a una economía mas sofisticada, y a servicios con mayor potencial exportador.

En conjunto, si el plan de medidas es estratégico y bien focalizado, podrá ser usado para generar cambios y lecciones valiosas para Chile. Estimular directamente el gasto (en valores comparables con los sueldos), ayudará a entender cómo la macroeconomía chilena actual responde a este tipo de intervenciones. La inversión en sectores digitales y de contenido ayudarán a estimular parte de la transición estructural que la economía chilena necesita.

Hace casi un siglo, Keynes impulsó el uso de los grandes estímulos económicos en tiempos de crisis. Pero como toda gran idea, ésta debe ajustarse a las circunstancias. Chile tiene idiosincrasias importantes que debemos considerar si queremos llevar de mejor manera este difícil 2020.

César A. Hidalgo
Catedrático, Instituto de Inteligencia Artificial y Natural, Universidad de Toulouse
Comentarios antronianos en el link
https://comentarista.emol.com/776449/11832919/Cesar-A.-Hidalgo.html
 
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