Dejo algo de mi experiencia en camionetas de trabajo.
La Hilux de la generación anterior año 2014 la vendí con 260.000 km, como si nada, la cargué unas 6 veces con 900 kilos y subí los cerros
cerca de Calama (a unos 30 minutos antes de Calama) para hacer trabajos de migración a paneles fotovoltaicos, despúes del trabajo la mandé a taller y solo tenía algo de fuga en los fuelles delanteros, nada especial ni preocupante.
Fuera de eso era mi caballito de batalla para varios trabajos de carga y en caminos bien malos.
Terrano última generación con guardafangos sin color carrocería (la mexicana), mala como ella sola,
empezó con dramas a los 40.000 y se fué a los 110.000 km con los mismos dramas weones en la caja de transmisión,
aparte de tener un juego obseno en la dirección.
Mahindra del 2012, fea como ella sola pero rendía la weaita, a pesar de su posición de conducción era extrañamente cómoda,
sin problemas mayores, se fué con 120.000 km y tenía un trato parecido a la Hilux, bien aperrada la cochiná.
Chevrolet D-Max del 2016, una mierda en todo sentido pero era "cómoda", la usaba más que nada para las visitas a terreno,
con un torque miserable, en una bajada desde Collahuasi a Iquique se saltaba las marchas, me fuí con el culo a dos manos y tratandola con mucha delicadeza,
esto ocurrió a los 60.000 km, murió en el camino desde Iquique a Tocopilla, se fué en grúa hasta Antofagasta y pasó dos semanas en Salfa, me tramitaron bastante y querían pasarme el cacho y costos, al final resultó ser un rodamiento si bien entendí que cedió, quedó como defecto de fábrica.
Terrano del 2009 (japonesa) que era personal, la wea perra, saltaba como ella sola pero nunca me dejó tirado, en ese tiempo era un lujo para mí el que tuviera cubos autoblocantes
. Lo único que le puedo poner de negativa bajo mis expectativas de esa época era es la suspensión dura.
La Ranger de un amigo, la wea tuvo dramas con inyectores a los 30.000 km y tuvo que pagar más menos 4 millones el arreglo, porque el wn la trataba pésimo y nunca cuidó como corresponde del DPF, bastaba con que la sacara de la ciudad y la llevara a 3.000 revoluciones un par de kilómetros para quemar la escoria alojada en el DPF, quién sabe cúanto le saldría la gracia si también se echaba el DPF...
La última generación de la Hilux ni a mi peor enemigo se la recomendaría, cúando la manejé sentí que el problema de estabilidad se asentuó todavía más respecto a la generación anterior.
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