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Tema del Ajedrez en el Antro!!

5/10/2018 | 21:30por Carlos Colodro
Olimpiada de Batumi: Todo el oro para China
La última ronda de la Olimpiada terminó como la anterior edición: con todos atentos a las mesas inferiores, calculando la valoración de desempates de los equipos que estaban luchando por las medallas. En la sección abierta, tres equipos empataron en 18 puntos; finalmente, el oro fue para China, la plata para Estados Unidos y el bronce para Rusia. En la sección femenina, un final dramático en la partida entre Kosteniuk y Ju Wenjun dejó a las chinas en lo más alto del podio; Ucrania y Georgia se quedaron con la plata y el bronce, respectivamente.

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La selección femenina de China se llevó el oro por desempates | foto: David Llada


Sección abierta
1. Oro: China
Los orientales arrancaron la Olimpiada venciendo sin dificultades a los rivales inferiores de las primeras rondas. El comienzo perfecto, sin embargo, se detuvo estrepitosamente con su caída por 3-1 ante República Checa. Después de vencer a Irán por la mínima, empataron con Ucrania y todavía tenían aspiraciones de luchar por los primeros puestos. Es en ese momento que comenzó el gran cierre que finalmente los dejó con el oro.

La batalla final entre China y Estados Unidos
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La batalla final entre China y Estados Unidos | foto: David Llada


En la novena ronda, gracias a una victoria de Bu Xiangzhi sobra Eltaj Safarli, vencieron a la fortísima selección de Azerbaiyán. El día siguiente, tenían en frente a los envalentonados polacos, y su clara victoria por 3-1 los dejó igualados con Estados Unidos en lo más alto de la tabla.

En la batalla final, la partida clave fue la que enfrentó a Hikaru Nakamura y Bu Xiangzhi, en la que por momentos ambos jugadores parecían tener la ventaja —o al menos un impulso favorable— en la posición. Al final, cuatro empates dejaron a ambos equipos expectantes a la resolución de las valoraciones de desempates. El desenlace ya lo conocemos: China se quedó con el oro.

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Ding Liren se llevó el oro colectivo e individual | foto: David Llada

El puntal del equipo fue Ding Liren, quien mantuvo su larguísima racha invicta y añadió siete puntos a su rating ya exorbitante. Su desempeño le valió para quedarse con el oro al mejor primer tablero.

También invicto terminó Bu Xiangzhi. El cuarto tablero terminó con 7.5/10, con lo que consiguió la plata individual. Lo más importante, sin embargo, fue el hecho de que sus victorias ante Irán, Holanda y Azerbaiyán fueron las que volcaron la balanza a favor de su equipo. ¡Una gran actuación de Bu!

2. Plata: Estados Unidos
Los campeones defensores estuvieron a la altura y demostraron su fuerza desde el primero hasta el último día de juego. El único momento en el que sorprendió su nivel fue en el match contra Israel, cuando igualaron a dos después de que Emil Sutovsky venciera a Sam Shankland.

Ya en la etapa decisiva, los norteamericanos vencieron a Azerbaiyán y cayeron ante el fuerte equipo de Polonia, pero una victoria sobre Armenia fue suficiente para ponerlos a tiro del primer puesto en la última ronda.

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Esta vez los desempates no favorecieron a los Estados Unidos | foto: Alina l'Ami


En lo individual, se destacaron las actuaciones de Fabiano Caruana y Sam Shankland. El retador al Campeonato del Mundo sumó 7/10 puntos, se llevó la plata individual y ahora está a sólo 6.7 puntos de Carlsen en el ranking actualizado. Por su parte, Shankland ganó cinco de sus diez partidas y también terminó con 7/10; su rating performance lo dejó muy cerca del bronce entre los representantes del cuarto tablero.

3. Bronce: Rusia
Después de su comienzo tambaleante, tal vez sorprenda a algunos ver a los segundos preclasificados en el podio. En retrospectiva, sin embargo, su derrota ante Polonia ya no es tan sorprendente, aunque hay que decir que el hecho de que no hayan podido vencer a Serbia dejó un mal sabor de boca en los seguidores de la tradicional selección.

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Rusia se enfrenta a Inglaterra (con un infiltrado, el nuevo vicepresidente de la FIDE, Nigel Short) | foto: batumi2018.fide.com


Precisamente Ian Nepomniachtchi fue quien tuvo el mejor desempeño para los rusos. Ian terminó con un destacado 7.5/10, lo que fue suficiente para llevarse la plata en el segundo tablero. Por su parte, Vladimir Kramnik también se quedó con la plata en el tercer tablero (Big Vlad no ocupó el primer tablero que le "correspondía" por rating), a pesar de haber caído ante Jacek Tomczak de Polonia en la cuarta ronda.

Los equipos hispanos
España terminó en el puesto 25 con 14 puntos. A los iberos les ha debido quedar una buena impresión de Batumi después de su último empate contra la selección de Georgia. El mejor desempeño en el equipo lo tuvo Manuel Pérez Candelario, quien sumó un invicto 7.5/10.

Ecuador culminó el torneo en un puesto mucho más alto en relación a lo que se esperaría por su rating promedio. Los ecuatorianos vencieron a Colombia por la mínima en la última ronda con victorias en los primeros dos tableros. A pesar de haber caído en la última ronda, la estrella de la escuadra fue Kevin Noboa, quien añadió 22 puntos a su rating con su 6/10 en el tercer tablero.

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Tal vez la pequeña (hija de Martha Fierro) fue el talismán de la suerte de los ecuatorianos | foto: David Llada


El triunfo más importante para los hispanos lo obtuvo Jorge Cori, quien tuvo una Olimpiada simplemente extraordinaria. El capitán de la selección peruana decidió colocarlo en el tercer tablero, a pesar de ser el jugador con el rating más alto del equipo, y Cori respondió con un despampanante 7.5/8. Su único empate lo registró contra Ian Nepomniachtchi, e incluyó en su haber victorias sobre Yannick Pelletier y Wei Yi. Naturalmente, ¡Jorge se llevó el oro individual en el tercer tablero!



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Gran actuación del peruano Jorge Cori | foto: David Llada

Sección femenina
El podio
Mientras en la sección abierta se dieron sólo tres resultados decididos en los seis primeros matches de la última ronda (24 tableros), la sección femenina incluyó mucho más dramatismo en su cierre.

Primero, Ucrania venció a Estados Unidos en un match sin empates. Las dos hermanas Muzychukganaron (y cerraron un excelente torneo para ambas) en las primeras mesas, mientras que Natalia Zhukova aseguró el 3-1 a favor de las europeas. En ese momento, parecía que esto sería suficiente para llevarse el oro. Sólo quedaba saber cómo terminaría el match de la primera mesa...

El conjunto de Ucrania, liderado por las hermanas Muzychuk, venci\u00f3 a Estados Unidos | foto: David Lla
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El conjunto de Ucrania, liderado por las hermanas Muzychuk, venció a Estados Unidos | foto: David Llada

El equipo de China, que había llegado en el liderato en solitario, se enfrentaba a Rusia, que tenía dos puntos menos en la tabla de posiciones. Por lo tanto, una victoria para Rusia sería suficiente para que Ucrania gane el oro directamente. Todo dependía de que Alexandra Kosteniuk sostuviera el equilibrio en el siguiente final de damas y caballos:

En este momento, tras 58.Dg8+, los módulos evalúan la posición con un cerrado 0.00, pero las negras tienen un peón de ventaja y Ju Wenjun es, después de todo, la actual campeona del mundo. La tensión crecía; Mariya Muzychuk seguía la partida nerviosamente en la sala de retransmisiones; y, poco a poco, Ju Wenjun confundía a su oponente...

Kosteniuk perdió el caballo y, ¡en la jugada 95!, Ju Wenjun forzó el cambio de damas y el abandono de su rival.

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Fue una batalla tensa, sin duda | foto: David Llada

En este caso, los desempates favorecían claramente a las chinas, que amplificaron la alegría causada por el triunfo de su selección principal.

El bronce fue para Georgia, un equipo que daba muchas esperanzas de gloria a los seguidores locales. Después de su caída ante Kazajistán y su empate ante las nominalmente inferiores representantes de República Checa, su claro 3-1 sobre Armenia fue suficiente para subir al tercer escalón del podio.

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Nana Dzagnidze lideró al equipo de Georgia hasta el bronce | foto: Goga Chanadiri


Las hispanas
Al igual que en la sección abierta, España terminó con un empate sobre una selección fuerte. Las comandadas por David Martínez igualaron con Polonia en un match en el que todas las jugadoras con blancas ganaron. Con este resultado, la selección española terminó en el más que honorable 13er puesto (eran las 15tas preclasificadas).

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El torneo terminó bien para las españolas | foto: Goga Chanadiri


Fue también un buen torneo para las chicas de Perú, que quedaron en el puesto 25 a pesar de ser las preclasificadas número 37. Se destacan sus victorias sobre las fuertes selecciones de Turquía y Holanda.

El desempeño individual más sobresaliente lo tuvo la española Ana Matnadze, quien se llevó el bronce en el tercer tablero. La oriunda de Georgia ganó seis partidas y obtuvo la medalla con 7/9 puntos a pesar de su derrota en la última ronda.

La cubana Yerisbel Miranda quedó cerca de las medallas en el quinto tablero, tras sumar 7 puntos en 8 partidas.
 
Un mes para el Carlsen - Caruana
A menos de un mes para que comience la primera partida del campeonato del mundo de ajedrez entre el noruego Magnus Carlsen y el estadounidense Fabiano Caruana repasamos la actuación de ambos hasta el momento. El match se disputará en Londres desde el 9 de noviembre de 2018 al mejor de 12 partidas y, por supuesto, podrás seguirlo en chess24 de forma gratuita con los comentarios de los GMs Pepe Cuenca, David Antón y el FST David Martínez.
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¡Nos encanta esta caricatura de Wadalupe!

Hay que remontarse años atrás para encontrar un match por el título mundial que enfrente al número uno y dos del mundo. Es más, tras la buena olimpiada de Fabiano Caruana el número uno mundial está en juego en cada partida de Magnus Carlsen. Un tropiezo del jugador noruego en el campeonato de Europa por equipos que comienza este Viernes podría hacerle llegar como número dos mundial a Londres ¡sin duda un factor psicológico a tener en cuenta!
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El campeón mundial defenderá los colores del Valerenga Sjakklubb. Puedes ver todas las alineaciones en este enlace.

2018 está siendo un año relativamente bueno para ambos jugadores. Tal como nos muestra el periodista noruego Tarjei Svensen, el resultado de Magnus es ligeramente superior al de Fabiano siendo Ding Liren hasta el momento el mejor jugador del año. ¡El jugador chino acumula una increíble racha de 87 partidas sin perder!


Debemos destacar la eficacia de Fabiano Caruana en la Olimpiada con las piezas blancas. Con ellas disputó cuatro partidas de máxima exigencia venciendo a dos de los últimos retadores al título mundial Vishy Anand y Boris Gelfand y al actual número tres, Shakhriyar Mamedyarov. ¿Le hará este resultado ser aún más sólido con las piezas negras en Londres?


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Con las estadísticas en la mano, ¿quién se atreve a hacer un pronóstico? ¡Difícil! Pero por supuesto ¡queremos saber tu opinión! Hemos publicado encuestas en Facebook y Twitter para saber vuestra opinión. ¿Quién crees que ganará el match entre Magnus Carlsen y Fabiano Caruana?


Recuerda. La acción comenzará el 9 de noviembre en Londres a las 15:00 hora local.
 
Si estoy en Santiago ese día iré, alguien más va a ir :orejon:
fui al memorial no lo jugue no alcance a inscribirme pero si jugue una simultanea contra jorge egger IM 3 veces campeon de chile en la mañana.....Como todo antroniano perdi.....JJAJAJAJJAJAJ, pero llegue al final y gane una polera de la federacion!!!....ajjajaja...fuiste tu a las de la tarde??
 
fui al memorial no lo jugue no alcance a inscribirme pero si jugue una simultanea contra jorge egger IM 3 veces campeon de chile en la mañana.....Como todo antroniano perdi.....JJAJAJAJJAJAJ, pero llegue al final y gane una polera de la federacion!!!....ajjajaja...fuiste tu a las de la tarde??

Llegué como a las 12 y estuve como una hora no más porque venía viajando de vuelta a Santiago. El que estaba jugando al último lo tuvo entre las cuerdas a ese IM.
 
Llegué como a las 12 y estuve como una hora no más porque venía viajando de vuelta a Santiago. El que estaba jugando al último lo tuvo entre las cuerdas a ese IM.
yo estaba al lado.....ajajjajaja...perdi y me fui no me quede a ver ese termino, y si estaba peleado
 
Ja ja ja el que quedó penúltimo ? Los demás eran puros cabros chicos. En todo caso encontré harto ordinario el evento no por las poleras ..bueno también ...me imaginé que iba a ser dentro de la estación mapocho y con varios jugadores de nivel . El último lo tuvo , creo que incluso le pudo haber ganado , ese flaco debe andar por los 2000.
 
Ja ja ja el que quedó penúltimo ? Los demás eran puros cabros chicos. En todo caso encontré harto ordinario el evento no por las poleras ..bueno también ...me imaginé que iba a ser dentro de la estación mapocho y con varios jugadores de nivel . El último lo tuvo , creo que incluso le pudo haber ganado , ese flaco debe andar por los 2000.
Demas.....ordinario puede ser, pero yo solo tengo 1400 de elo, nada q hacer aajjajajajaj
 
Los chinos y el ajedrez
por Prof. Dr Claudio Javier Gonzalves
La 43 olimpiada organizada por la Federación Internacional de Ajedrez - FIDE celebrada en la ciudad de Batumi, en Georgia, China se consagró Campeón Olímpico en los dos torneos la Olimpiada Femenina y la Olimpiada Absoluta.
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China dio jaque mate al ajedrez mundial
En el maravilloso libro de Henry Kissinger “CHINA” el autor compara la estrategia occidental y la China a través del ajedrez y el “wei qi” (conocido como go).

El ajedrez tiene una acción directa dar jaque mate al rey, ¡matar y ganar! Recordemos la actuación en Irak de EE. UU. y la coalición occidental contra Sadam Hussein, en cambio los dirigentes chinos en pocas ocasiones se arriesgan a resolver un conflicto en una confrontación de todo o nada. Dice Henry Kissinger: “Este contraste se ve reflejado en los respectivos juegos intelectuales por los que se ha inclinado cada civilización….Wei qi, significa juego de piezas circundantes y lleva implícita la idea de cerco estratégico. El juego empieza con el tablero, una cuadrícula de diecinueve por diecinueve líneas, vacío. Cada jugador tiene a su disposición 180 piedras, todas de igual valor.

Los jugadores colocan por turnos las piedras en cualquier punto de la cuadrícula, creando posiciones de fuerza y trabajando a un tiempo por circundar y capturar las piedras del adversario. En las distintas zonas del tablero tienen lugar múltiples contiendas simultáneas. A cada movimiento cambia gradualmente el equilibrio de las fuerzas, a medida que los jugadores aplican estrategias y reaccionan frente a la iniciativa del adversario. Cuando termina una partida jugada correctamente, el tablero se llena de zonas de fuerzas que se entrelazan parcialmente. El margen de ventaja suele ser mínimo y quien no esté acostumbrado al juego no verá claro quién resulta vencedor.

En ajedrez, en cambio, la mayoría de los juegos acaban con una victoria total conseguida por el desgaste o, en poquísimas ocasiones, con una maniobra hábil, espectacular. En el ajedrez se busca la batalla decisiva y en el wei qi, la batalla prolongada. El ajedrez enseña los conceptos de Clausewitz del “centro de gravedad” y del “punto decisivo”: el juego suele empezar como lucha por el centro del tablero. El wei qi eseña el arte del rodeo estratégico…”

Es una hermosa comparación viniendo de un hombre de la geopolítica! y la elegí como introducción al tema de hoy “China y su liderazgo en el ajedrez occidental”.

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Entrega del libro de oro ICCF | Foto: del archivo particular de Claudio Goncalves

En septiembre de 2004 visite en Pekín y el día 15 de septiembre “ingrese en la historia de la International Correspondence Chess Federation - ICCF, tal Marco Polo siglos atrás” al ser recibido por la Federación China de Ajedrez.

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Claudio Javier Goncalves con Tian Hongwei | Foto: del archivo particular de Claudio Goncalves

La simpática Tian Hongwei me recibió en mi carácter de comisionado ICCF; en aquella ocasión entregué como obsequio el libro de oro de la ICCF (ver foto) y la carta del presidente de ese momento Josef Mrvicka, sosteniendo un interesante diálogo.

Luego me invitaron a recorrer las instalaciones, principalmente la sala de entrenamientos de los jugadores chinos –que en esos momentos vencían en Moscú al equipo Ruso-; se sumó al grupo el entrenador Zhang Weida (quien estuvo curiosamente en la Olimpíada FIDE 1978 en Buenos Aires), “Coach of chinese women team”, a quien volví a ver en la olimpíada de Dresde, Alemania 2008.

Pregunté por Liu Wenche, autor del libro la “Escuela China de Ajedrez”, que fue el entrenador jefe del equipo nacional de China. Gran trayectoria como dirigente, pero es el “fundador de la Escuela China de ajedrez”. Nació en Harbin el 7 de octubre de 1940. Su familia es originaria de Dalian, en la provincia de Liaoning. También fue el primer jugador chino que consiguió el título de maestro internacional de la Federación Internacional de Ajedrez – FIDE, luego obtuvo el máximo título el de “gran maestro internacional”. También es experto en wei qi y xiangqi (ajedrez chino), a quien no pude conocer, hecho que lamenté.

Fue Liu Wenche quien forjó los impresionantes progresos en las actuaciones internacionales de la selección china y forjando numerosos jugadores de categoría mundial. Bajo su batuta el equipo femenino ganó la Olimpíada de Ajedrez 1998 y luego en 2000 y 2002.

Y para finalizar la introducción quiero mencionar que:

La Universidad del Salvador, en mayo de 2015 a través de su Secretaría de Deportes y junto a la Asociación Argentina del Juego de Go, la Asociación Cultural Chino-Argentina, la Escuela de Estudios Orientales organizó una conferencia “El juego en la cultura oriental”. Ese día expliqué las diferencias entre el ajedrez occidental y el ajedrez chino, destacando la importancia que cada juego le da a la mujer, la “dama” poderosa pieza en el ajedrez occidental y la “ausencia” de una pieza femenina en el ajedrez chino.

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O sea que más allá de las diferencias entre ajedrez y wei qi, y entre las diferencias culturales que se observan en estos dos juegos, que son fuertes expresiones culturales" y “penetran en la sociedad”, hubo una decisión de la Federación China de alcanzar los máximos niveles del ajedrez mundial.“

Recordemos a las campeonas mundiales chinas:

Xie Jun 1991/1996 y 1999/2000
Zhu Chen 2001/2004
Xu Yuhua 2006/2008
Hou Yifan 2010/2012 y 2013/2015 y 2016 y 2017
Tan Zhongyi 2017-presente

La 43 olimpiada organizada por la Federación Internacional de Ajedrez - FIDE celebrada en la ciudad de Batumi, en Georgia, CHINA se consagró Campeón Olímpico en los dos torneos la Olimpiada Femenina y la Olimpiada Absoluta.

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Los equipos chinos en la Olimpiada de Ajedrez en Batumi 2018 | Foto: Amruta Mokal

El equipo masculino chino en Georgia estuvo integrado por:

  • GM Ding Liren (Elo 2804)
  • GM Yu, Yangyi (Elo 2765)
  • GM Bu, Xiangzhi (Elo 2712)
  • GM Li, Chao (Elo 2708)
  • GM Wei, Yi (Elo 2742)
El equipo femenino chino estuvo integrado por:

  • GM Ju, Wenjun (Elo 2561)
  • WGM Huang, Qian (Elo 2446)
  • GM Lei, Tingjie (Elo 2468)
  • WGM Zhai, Mo (Elo 2351)
  • MI Shen Yang (Elo 2464)
El equipo masculino se consagró campeón al empatar 2 a 2 vs Estados Unidos de América y el equipo femenino se consagró campeón al empatar 2 a 2 vs Rusia.

Curiosamente, en la época de la geopolítica multipolar los tres países que más se destacan en el tablero de la política mundial lo hacen en el tablero del juego de ajedrez.

En un poquito más de una década la República Popular China se propuso alcanzar el liderazgo del ajedrez occidental y lo logró en la rama masculina y femenina. Además de tener varias campeonas mundiales en su historial.

Hicieron realidad algo impensado “una hazaña que va más allá de lo deportivo, es un triunfo épico intelectual” ¿por qué? Porque habiéndose formado con un pensamiento chino aprendieron el pensamiento occidental del juego de ajedrez (escuela italiana, clásica, hipermoderna, soviética) para luego vencerlo aplicando el arte del pensamiento chino en su visión del ajedrez (vinculado al xianqi y al wei qi), es una proesa extraordinaria! , ya que hasta el año 1978 jamás un maestro de ajedrez chino había vencido a un maestro europeo y curiosamente ese episodio ocurrió en la Olimpíada de Buenos Aires cuando Liu Wenche le ganó al holandés Jan Donner.

¡Sí! ¡La República Popular China dio “jaque Mate” al ajedrez mundial, felicitaciones!
 
A propósito de chinos que fuerte está Liren Ding lleva 93 partidas sin perder a 2 del récord histórico de Mijaíl Tal y esto fué lo que pasó en su último enfrentamiento con Magnus Carlsen

 
A propósito de chinos que fuerte está Liren Ding lleva 93 partidas sin perder a 2 del récord histórico de Mijaíl Tal y esto fué lo que pasó en su último enfrentamiento con Magnus Carlsen


Weno el partido. Weno weno
 
sin duda carlsen es el mejor de su generacion, pero carece de todo el karisma brillantez y ¿talento? que todos sus predeseceros, es una computara jugando, saca una ventaja y listo, se acabo.

podra ser muy bueno y todo, pero nunca le llegara a los talones de kasparov, fischer alekheni capablanca laker y morphy, y no lo digo por calidad de juego, sino, por todos los atributos que nombre anteriormente.tiene menos brillo que los campeones de la URSS :ohno:


en ese sentido el chino tiene mucho mas talento y brillantez que carlsen, siendo que carlsen tiene mucho mas calidad....asi que merecida derrota de carlsen
 
el chino va directo al top 1, si es que carlsen le da la oprtunidad de match
 
la jugada que condena a las blancas es g4... ultra mala, ahi pierden toda la partida

y el negro pierde todas sus posibilidades con Axd3 en vez de jugar la que dijo el viejo Txc2, ese error lo condana a tablas

analizando el partido puedo decir que son tablas con sabor a victoria por parte del chino... 1 ero por usar las negras y por y 2do por jugar como el verdadero campeon campeon, carlsen muy tecnico y todo lo que quieras pero jugo de chico a grande y eso usando las blancas es tablas o derrota.

por lo demas, creo que el final lo ganaba el chino :monomeon: ajedrez moderno sin teoria de finales (lasker y capablanco revolcandose en su tumba). y tablas anticipadas, esta wuea en los tiempos de oro era victoria facil para las negras.

el peon demas era determinante aunque carlsen tuviera la ventaja del alfil bueno y el chino el caballo :ohno:
 
podrias hacer una compilacion de los campeones sin corona... :idolo: marshall, :idolo: reti

y para que decir del mas grande jugador de todos los tiempos, triple :idolo:el infra infra infra valorado paul morphy, el verdadero y unico jugador que entendio el ajedrez en el mas amplio sentido del juego... nivel al que se acerco fugazmente y efimeramente el gran bobby fischer, nadie mas hasta el momentos
 
Hasta ahora hemos podido denominar como reyes sin corona a los mejores jugadores de cada tiempo, según consideraciones que, no exentas de cierto grado de subjetividad, alcanzaron a los ajedrecistas que, en cada tiempo, pudieron ser considerados como los mejores de todos.

Desde que Wilhelm Steinitz derrota en 1886 a su máximo rival de aquellos años en el match respectivo, el polaco Johannes Zukertort, podría llegar a establecerse qué jugadores pudieron ser considerados los mejores en cada momento, más allá de quiénes formalmente ostentaran el cetro en su testa.

A partir de la era moderna del juego, iniciada por aquél jugador nacido en Praga, y hasta bien avanzado el siglo siguiente, los campeones mundiales vigentes impondrían sus condiciones a la hora de seleccionar a sus retadores. El último en ejercer esta clase de privilegios fue el ruso-francés Alexander Alekhine. En esas condiciones, notables jugadores no pudieron llegar a ser campeones simplemente porque no tuvieron la oportunidad para ello.

Si antes se podía afirmar que los reyes sin corona existieron por ausencia de competencia global, o de posibilidad incontrovertida de contrastación, ahora aparece otra situación: la de grandes ajedrecistas que simplemente no tuvieron propicias condiciones para demostrarlo sobre el tablero.

En esa taxonomía se podría llegar a incluir, en primer término, aunque extremando algo el análisis, al alemán Siegbert Tarrasch (1862-1934), quien llegó a su máximo nivel en tiempos de Steinitz, en los comienzos de la última década del siglo XIX, al que no logró enfrentar, en parte por su propia responsabilidad al haber optado por privilegiar su desarrollo profesional: era un reconocido médico.

Imagen-de-Tarrasch-y-su-lapida-300x225.jpg

Siegbert Tarrasch y la lápida del lugar donde definitivamente yace.
Más tarde, cuando alcanzará a desafiar a Emanuel Lasker, el segundo campeón mundial de la historia, que lo fue desde 1894, fracasará en el intento sin atenuantes. Es que, para entonces, ya estaba atravesando una fase declinante de su carrera. Su mejor tiempo había sido.

Igualmente hay que decir que Tarrasch nunca llegó a ser el Nº 1 del mundo, según Chessmetrics, el clásico sistema de mediciones retrospectivo de la fuerza ajedrecístca (que con todo es una muy buena aproximación más no la verdad absoluta), que lo muestran como el escolta a lo largo de la friolera de 111 meses, entre octubre de 1890 y noviembre de 1906.

Así y todo, si nos ubicamos en 1903, Tarrasch ganó 7 de los 13 importantes torneos en los que participó, en prueba cabal de su fortaleza ajedrecística evidenciada a caballo de un siglo y del otro.

Es muy interesante saber que, cuando Tarrasch estaba en lo más alto, se negó a enfrentar a Lasker sugiriendo que el alemán, previamente, debía ganar algún torneo importante… ¡Y vaya que su compatriota seguiría ese consejo!

Más clara será la percepción en cuanto a lo acontecido con el polaco Akiba Rubinstein (1880-1961), quien tuvo su fulgurante momento en los comienzos del siglo XX, habiendo sido el Nº 1 del mundo, durante veinticinco meses conforme Chessmetrics, entre mayo de 1908 y abril de 1914, por delante de Lasker, el campeón, y también del mencionado Tarrasch, entre tantos otros.

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Akiba Rubinstein
Para más, nunca pudo conseguir los patrocinadores para batirse en duelo con el campeón, quien incluso tuvo ciclos en los que estuvo algo retirado de las competencias, por lo que aumentaban las posibilidades de Rubinstein de arribar a lo más alto.

Más tarde será relegado por José Raúl Capablanca pero, antes de su aparición, era el mejor de todos, particularmente a fin de la primera década del siglo XX y comienzos de la siguiente. Por lo que, sin dudas, el polaco debería ser considerado el primer rey sin corona de la era moderna del ajedrez.

Una vez que Alexander Alekhine derrota al cubano, veremos que el ruso-francés, no sólo que no se dignó a darle revancha al caribeño sino que, tampoco, puso demasiado en juego su título, pese al larguísimo transcurso de su reinado.

Por supuesto que la Segunda Guerra Mundial le brindó en las postrimerías de su mandato una buena coartada para ello. Pero, en años previos, sólo expuso la corona ante rivales menos calificados, como el holandés Max Euwe, que incluso por unos meses se la arrebatará, y Bogoljubow, a quien luego nos referiremos.

Muchos grandes jugadores de la época lo desafiaron, no sin razón. Y sin éxito, desde luego. Como el checoslovaco Salomon Flohr, por ejemplo; y como también el soviético Mijaíl Botvínnik, mucho después.

Pero hubo otro nombre notable con esa misma intención, el del estonio Paul Keres (1916-1975) quien, siendo muy joven, tuvo una extraordinaria perfomance al ganar, junto a Fine, el Torneo de AVRO de 1938. Por lo que se entendía que había adquirido el derecho a enfrentar a Alekhine.

Pero, claro, la guerra cambiaría el eje de las prioridades y Keres, que estaba en un momento brillante de su carrera, debió postergar sus legítimas aspiraciones.

Su momento más notable pudo haber sido en 1948, cuando se organiza el torneo originalmente octogonal, en definitiva pentagonal, para consagrar al ajedrecista que habrá de suceder a un Aekhine, quien había fallecido dos años atrás.

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Paul Keres
Keres era firme candidato a convertirse en el primer campeón oficial de la posguerra. Pero, en la prueba realizada en las ciudades de La Haya y Moscú, terminará en un pálido tercer lugar, por detrás de Botvínnik, a la sazón campeón, y de otra figura emergente que asimismo terminará por relegarlo: el también soviético Vasili Smyslov.

Mucho se ha investigado sobre un Keres que podría haber jugado lejos de la plenitud en ese momento crucial, por razones enteramente extraajedrecísticas. Llamaron muchísimo la atención sus cuatro derrotas consecutivas ante Botvínnik, el preferido del sistema. Y a quien el propio estonio le debía tal vez la vida ya que el primer campeón mundial de la posguerra había intercedido en su favor ante el régimen soviético.

Es que los partidarios de Stalin lo tenían a Keres en la mira, ya que no le perdonaban su prédica nacionalista. Hay que recordar que Estonia fue anexada por la URSS tras el conflicto mundial; antes constituía una orgullosa nación independiente, situación que recuperará tras la caída del muro de Berlín. Por supuesto que disfrazaban la cuestión acusándolo al estonio de haber ejercido cierto colaboracionismo pronazi en tiempos previos. Lo que estuvo bien lejos de ser cierto.

La situación era muy delicada. Baste recordar el caso de algunos jugadores que fallecieron en las periódicas purgas estalinistas, o el triste fin del letón Vladimir Petrovs (1907-1943), quien fue confinado a Siberia (no sin antes borrarse su nombre en todos los libros de ajedrez que se referían a esa notable figura que había sido medalla de bronce en el primer tablero en el Torneo de las Naciones de Buenos Aires de 1939), donde moriría víctima de neumonía, provocada por la desnutrición y el frío.

Si trazamos una línea de corte en el tiempo con ese periodo en que se dio la Segunda Guerra Mundial, Keres pudo haber sido campeón antes, si hubiera vencido a un Alekhine que eventualmente le hubiera proporcionado la oportunidad de enfrentarlo; pudo haber sido directamente el primer campeón que lo sucediera, ya en la posguerra y, más tarde, pudo haberlo también sido, aunque se quedará siempre a las puertas, en tiempos ya de paz (aunque de Guerra Fría).

Será en este último lapso un permanente animador de las respectivas fases previas que la FIDE habrá de instaurar en el camino al título. Por caso, saldrá segundo en los siguientes Torneos de Candidatos: Zúrich´53 (ganó Smyslov); Ámsterdam´56 (otro triunfo de Smyslov); Bled-Zagreb-Belgrado´59 (ganó Mikhail Tal), y Curazao´62 (ganó Tigran Petrósian, Keres queda a media unidad del campeón).

Cuando se produce el debut olímpico del equipo soviético en Helsinki, en 1952, será Keres quien ocupe el primer tablero ya que, sus propios colegas, sugirieron que debía encabezarlo. Es que había ganado los campeonatos soviéticos en los años 1947, 1950 y 1951. Ello fue en desmedro de Botvínnik, el campeón mundial, quien buscó un buen argumento para abstenerse en definitiva de jugar en la ocasión olímpica.

Que Keres haya sido conceptuado como el mejor de todos los soviéticos en esos años, en los que los representantes de la URSS dominaban claramente el panorama mundial, podía ser considerado una prueba definitiva que estábamos en presencia de un campeón in pectore. Sin embargo el estonio nunca habrá de alcanzar el pináculo de una gloria que siempre lo merodeó.

Con todo, Keres es considerado como el rey sin corona por antonomasia al haber sido, quizás, el que más cerca estuvo de arribar a esas glorias. Lo que sucedió en más ocasiones potenciales y a lo largo de una mayor unidad de tiempo, habiendo aquilatado méritos más que suficientes a lo largo de su dilatada carrera.

Sin embargo hay un dato algo contradictorio con este estado de situación. Chessmetrics, a diferencia de otros notables casos, nunca lo reconoce como el Nº 1 del mundo, sino que lo posiciona como el Nº 2, durante 52 meses distintos que abarcan un periodo tan amplio, que va desde julio de 1943 a julio de 1960.

Con el tiempo, Keres logrará algo que muy pocos ajedrecistas merecerán: el de convertirse en un ícono nacional. De hecho, y como testimonio de ello, antes de la entrada en vigencia del euro como moneda del país, una divisa de Estonia tendrá como imagen al gran jugador, en claro signo de reconocimiento a su relevancia histórica.

Cuando alguna vez se le preguntaron al estonio las razones por las que no había llegado a ser campeón del mundo, expresó: “Tuve mala suerte, como mi país”. Hoy su país está en la senda del progreso que tanto anheló. Y allí se lo recuerda como uno de sus máximos exponentes, existiendo en Tallín, la capital estonia, un Centro Ajedrecístico que orgullosamente lleva su nombre.

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Imagen del billete estonio con el rostro de Paul Keres


Co-campeones mundiales

Existen otros ajedrecistas que también pueden ingresar en esta categoría de reyes sin corona. En aras de una mayor objetivación, cabe comenzar por plantear el caso de quienes podríamos denominar cocampeones mundiales, es decir, los retadores por el cetro que lograron, al cabo de los respectivos matches, empatar el marcador con quienes retuvieron la corona, sólo por la ventaja deportiva que se les brinda a los campeones en caso de registrarse una igualdad.

Para más, en todas las aludidas ocasiones, los aspirantes sucumbieron en la última partida de los respectivos encuentros. Por lo que estuvieron a una partida, a apenas algunas jugadas, a sólo algunos minutos de haber podido ser oficialmente declarados como campeones del mundo. Sin más.

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Carl Schlechter
Ello aconteció primero con el austriaco Carl Schlechter (1874-1918), quien empardó la porfía disputada en Viena y Berlín ante Lasker en 1910, cayendo en el décimo y postrer juego el que, para más, en cierto momento se le presentó del todo favorable.

A ese respecto hay no obstante una oscuridad reglamentaria, que no terminó por dilucidarse, la cual puede operar de explicación del curso de los acontecimientos en esa instancia definitiva.

Pareciera que, conforme una de las cláusulas del cotejo que no fue debidamente explicitada, se establecía que, para acceder al título, el aspirante debía imponerse por una diferencia de dos unidades, y no de una, como es lógico y convencional. Bajo esas condiciones, si esa postrera partida culminaba en tablas, Lasker hubiera conservado la corona pese a que, en esa eventualidad, hubiera sido derrotado en el match por un punto (¡todo un contrasentido pese a lo que se habría pactado previamente!). Por ello es que el austríaco se habría visto impulsado a obtener el punto entero en esa ocasión, en vez de conformarse con una igualdad, que parecía estar al alcance de sus manos. Y, al forzar el encuentro, terminará perdiéndolo y, por ende, posibilitando que Lasker ese día iguale el match como un todo.

Para mayor opacidad, el encuentro en cuestión se redujo, de las treinta partidas originales, a las diez que en definitiva se jugaron. Eran tiempos en que los campeones podían imponer sus criterios por lo que, a los retadores, se les hacía más difícil acceder a despojarlos de su sitial de honor. Schlechter, en este contexto, fue una víctima de esas circunstancias.

El austríaco tuvo el pico de su carrera a fines de 1906 y comienzos de 1907, cuando arribó al segundo puesto del ránking mundial producto de las mediciones de Chessmetrics. Quien lideraba no era Laker sino Maróczy, de quien ya nos ocuparemos.

El soviético David Bronstein (1924-2006) es otro cocampeón de la historia del ajedrez y, sin duda alguna, con los mayores méritos como para ser calificado de rey sin corona. Es que en 1951 Botvínnik, dramáticamente, se impone en la vigesimocuarta partida, la de cierre, por lo que mantiene el cetro.

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David Bronstein
También en este supuesto se ha especulado que el desafiante, que era en rigor ucraniano (cuando el otro era ruso, la nación predominante en la por entonces URSS), pudo haber sido objeto de presiones para favorecer al campeón quien, para más, se había convertido en un emblema del sistema (con el tiempo será considerado “el padre de la escuela rusa”) y en un héroe nacional.

Dentro de las particularidades en que se dio ese encuentro, disputado en Moscú, es de destacar que el padre del desafiante, quien estuvo alguna vez detenido, tenía una expresa orden de no volver a la capital del país. La que desobedeció para observar a su hijo en su lucha aspiracional. Es sabido que el progenitor fue objeto de vigilancia, a prudencial distancia, por agentes de la poderosa y temible KGB, los servicios secretos nacionales.

Los nervios no siempre pueden ser de acero y el propio Bronstein, años más tarde, admitió que, en esa ocasión, prefirió no extremarse en conseguir la victoria. Aunque se cree que pudieron primar otros motivos: se ha especulado que pudo tener alguna influencia una relación extramarital que sostenía el ajedrecista. En todo caso el vicecampeón no quería verse obligado a una exposición pública que era exigida a las celebridades del país. Y un campeón mundial, en aquellos años de gloria de la URSS, y en los posteriores, era destinatario de todas las miradas de sus connacionales.

Bronstein, por su estilo de juego, en el que la agresividad y creatividad estaban a la hora del día, era un rara avis si se lo compara con la científica escuela rusa, esa que se estaba consolidando, esa que se quería exponer y exportar.

Fue efectivamente el Nº 1 del mundo, siempre para Chessmetrics, durante 19 meses entre junio de 1950 y diciembre de 1951, en perfecta contemporaneidad con el match por la corona. La que no llegó a ostentar. La que sin dudas mereció.

Su caso es más interesante aún ya que, a diferencia de Schlechter, arribó a la máxima instancia luego de atravesar una serie clasificatoria. Ya no son los tiempos en que los campeones escogen a sus retadores. Ahora es la FIDE la que establece la modalidad de los procesos de selección. Y Bronstein, en su fabuloso año 1950, se impuso en el torneo de Budapest, adelantándose a sus compatriotas Isaac Boleslavsky, Smyslov, Keres y Alexander Kotov; al argentino Miguel Najdorf (¡el mejor no soviético clasificado en tan magna prueba!); entre otros notables.

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Péter Léko
En tiempos posteriores, sólo se dará esta situación de paridad en la porfía por el título mundial, cuando se enfrenten el ruso Vladimir Krámnik, que era el campeón, y el húngaro Péter Léko (nacido en 1979). Será en Suiza, en el 2004.

Léko venía de derrotar al indio Viswanathan Anand, en etapa previa y, sobre el cierre del encuentro con Krámnik, llevaba ventaja de una unidad, la que el ruso logra descontar en última instancia, por lo que retendrá la corona.

Podría, entonces, al ser cocampeón mundial, incluírselo en esta taxonomía de rey sin corona. Igualmente, no habría que omitir que, esos tiempos, correspondían a una etapa en la que el ajedrez mundial tenía sendos titulares ecuménicos ya que se había generado una escisión desde el mismo momento en que la FIDE había perdido la exclusividad en cuanto a reconocimiento federativo en el orbe (a partir de una organización paralela, de corta duración, liderada por Garry Kaspárov).

El magyar fue, en todo caso, un prodigio dado que, con apenas 14 años de edad, en 1994 se convirtió, por entonces, en el jugador más precoz en obtener el título de Gran Maestro.

Igualmente nunca arribó a lo máximo en el ránking mundial. Chessmetrics lo ubica sólo en el cuarto lugar, durante 20 meses entre los años 2000 y 2003. Eran tiempos en los que, además de Krámnik y de Anand, el líder indiscutido era el gran Kaspárov por lo que, la condición de Léko como rey sin corona puede y debe ser matizada.

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Víktor Korchnói
Un caso mucho más contundente en la materia, uno que siempre se esgrime, y no sin razones, a la hora de esta clase de honorario reconocimiento, es el del soviético Víktor Korchnói (1931-2016), jugador de notable vigencia intertemporal.

Ya alcanza el puesto Nº 1 del mundo en los listines de fines del año 1965, en los que estaba por delante de Tal, Spassky, Fischer y Petrósian, todas figuras que alguna vez habían sido campeones mundiales, o lo serían en el futuro.

Mucho después perderá, en una muy ajustada definición, aunque sin igualar el cotejo por lo que no llegó a ingresar en la condición de cocampeón, en el match oficial por el título de 1978 con Kárpov, momento en el que ya aparece como expatriado.

También había perdido, años atrás, con su némesis, en la instancia previa a desafiar a Fischer. El ganador de ese encuentro, y en ese momento no se sabía, habrá de ser consagrado por la FIDE como titular mundial ante la incomparecencia del norteamericano.

Korchnói, en todo este proceso, se consideró discriminado por las autoridades de su país. Eran tiempos del más joven Kárpov, que heredó de Botvínnik, las preferencias de un régimen deseoso por recuperar, lo antes posible, el predominio en el ajedrez mundial que le había arrebatado en 1972 el díscolo estadounidense al vencer a Spassky y, por ende, así se lo entendía en plena guerra fría, a todo un sistema, en el recordado match de Reikiavic.

En 1978 Korchnói recibirá el Óscar al Ajedrez, con el que los periodistas especializados reconocen a la figura más notable de cada año. Será uno de los dos no campeones en recibirlo a lo largo de la concesión de ese palmarés.

El aún soviético, tras un paso por los Países Bajos, terminará radicándose en Suiza, donde adquirirá la ciudadanía. Lo mejor de su carrera había quedado atrás. Un tiempo pasado que, por sus méritos deportivos, lo hacen ubicar como otro de los reyes sin corona que tuvo el ajedrez. Uno de los más incontrovertibles, por cierto.

Además de Korchnói, sólo otro jugador que no llegará a ser titular mundial, fue galardonado con el Óscar al Ajedrez. Será el danés, radicado en la última etapa de su vida en Buenos Aires, Bent Larsen (1935-2010), quien fue el primero en recibirlo, lo que aconteció en 1967. Según la prensa ajedrecística por entonces era el mejor de todos, incluyendo al ascendente Fischer y a las figuras soviéticas Petrósian, el vigente campeón, y Spassky, el futuro monarca. Sólo por eso podría ser adicionalmente considerado como rey sin corona. Al menos en lo que respecta a ese periodo anual.

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Imagen de un muy joven Bent Larsen
Pero el danés nunca logrará llegar a instancias finales en la lucha por el título. Y ello pese a que se impuso en tres Interzonales: en Ámsterdam´64 (en paridad con Smyslov, Spassky y Tal); Sousse´67 (delante de Korchnói, entre tantos otros), y Biel´76 (aventajando a Petrósian, Tal y el húngaro Portisch).

Larsen, a lo máximo que arribó en el ránking mundial de Chessmetrics, es al puesto Nº 3, lo que aconteció entre noviembre de 1970 y julio de 1971, siendo superado por Fischer y Spassky, los máximos exponentes de la época.

Ya para ir finalizando con este estudio, si queremos ser del todo amplios, podemos asignarles la condición de rey sin corona, en forma adicional, a aquellos jugadores que, en algún momento de sus respectivas carreras, arribaron al tope del ránking mundial. En ese orden, un periodo especialmente interesante de analizar, por lo potencialmente cambiante, se dio en los tiempos previos e inmediatos posteriores a la muerte de Alekhine y a la unción de su sucesor.

Ya hablamos de Keres quien, en ese lapso, junto a Botvínnik, venía tallando muy fuerte. Pero de ese lapso hay otros dos aspirantes a la máxima consideración, de nacionalidad norteamericana.

Por un lado tenemos a Reuben Fine (1914-1993) quien alcanzó la cima de la consideración en términos de puntaje, durante 6 meses, entre octubre de 1940 y marzo de 1941, ubicándose por delante del campeón Alekhine, y a su vez de Botvínnik, Reshevsky y Keres. Y de en definitiva todos.

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Reuben Fine
Ya sabemos que, junto al estonio, había liderado la relevante prueba AVRO disputada en 1938. Hay que agregar que, como Europa se desangraba en la Segunda Guerra Mundial, la actividad ajedrecística en esos tiempos se trasladó en mayor medida a América (con la excepción de la URSS donde se estaba silenciosamente consolidando la actividad deportiva sin presencias foráneas). Por lo que, los éxitos de Fine en el periodo de su apogeo, tienen como correlato el retroceso, o al menos la falta de posibilidad de crecimiento, experimentado por otros grandes jugadores europeos que veían limitada su capacidad para desarrollar sus talentos frente a los tableros.

Fine rechazó la posibilidad de jugar en 1948 el torneo que habrá de consagrar al primer titular de la posguerra. Por lo que se quedó a las puertas de la gloria en sus años más brillantes. Si bien esgrimió para ello razones personales, fue un notable psicólogo y psicoanalista y estaba abocado a su profesión, se cree que estaba muy preocupado por la cantidad de jugadores soviéticos que jugarían en esa instancia definitoria por lo que podría generarse una eventual situación de colusión. ¡Su perspicacia no le fallaría! Ya Fischer, en tiempos sucesivos (y también Korchnói), retomaría esta línea argumentativa.

El otro estadounidense que llegó a lo más alto fue Samuel Reshevsky (1911-1992), un notable exniño prodigio, nacido en Polonia, quien encabezó el ránking en años tan lejanos como 1942 y 1953.

O sea que, en las postrimerías del reinado de Alekhine, estaba a pleno, por lo que es probable de suponer que, como lo atestiguan los números de Chessmetrics de ese tiempo, hubiera podido estar en condiciones de arrebatarle el título. Un ejercicio contrafáctico que, como todos, es de improbable contrastación.

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Imagen clásica de un niño llamado Samuel Reshevsky asombrando a la comunidad internacional
Por lo que mucho nos hubiera gustado que, en esos fatídicos años en los que la guerra supeditaban el curso normal de las cosas, se hubiera jugado una instancia clasificatoria internacional, liderada por la FIDE desde luego, con la presencia de Keres, Fine, Reshevsky, todos eventuales reyes sin corona de esos años, de Botvínnik, en definitiva el primer campeón posterior, de Euwe que lo había sido antes, y de otros calificados aspirantes, como el argentino Najdorf y el siempre relegado Flohr.

Pero no, eran tiempos en los que la organización mundial había dejado de tener visibilidad, en los que Alekhine se había recluido a la península ibérica disputando torneos menores y sin aceptar desafíos por la corona, donde las balas no permitían pensar con mayor claridad. Por eso varios podrían considerar, al menos Keres y los norteamericanos Fine y Reshevsky, en este oscuro tiempo en donde todo era imprevisibilidad, tener méritos suficientes como para ser catalogados de reyes sin corona.

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Géza Maróczy
Antes y después de este ominoso periodo de reiterada conflagración mundial, siempre conforme las estimaciones de Chessmetrics, también alcanzaron la cima en algún momento en los respectivos listines, por lo que podrían ser considerados también como reyes sin corona, varios notables jugadores.

Comencemos por decir que ello sucedió con el ya mencionado ajedrecista húngaro Géza Maróczy (1870-1951), quien lideró la lista durante 30 meses, entre octubre de 1904 y marzo de 1907. Un periodo muy significativo en el que Lasker, el campeón, no registraba demasiada actividad, al estar embarcado en sus estudios en matemáticas y filosofía.

Es más, en 1906 se iba a hacer un match entre ellos, en La Habana, Cuba, el que terminó por postergarse definitivamente, por lo que no pudo dirimirse esa rivalidad en competencia por el título que quedó sólo en ciernes.

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David Janowsky
Otro que arribó al Nº 1, aunque con menos pergaminos que Maróczy, fue el polaco-francés David Janowsky (1868-1927) quien brilló a inicios del siglo XX. Durante 5 meses encabezó los listines, en 1905, por delante del húngaro y de los alemanes Lasker y Tarrasch.

Sin embargo, a diferencia de otros casos, tuvo su oportunidad de ser campeón mundial (¡y repetida!), perdiendo en ambos casos, y con toda amplitud, con el campeón Lasker quien, pese a sus lagunas temporales en cuanto al sostenimiento de actividad ajedrecística, cuando regresaba a la palestra podía demostrar su extraordinaria vigencia y su superioridad respecto de gran parte de sus colegas. Hasta que apareciera el genial Capablanca, desde ya. Por lo que lo de Janowsky, como rey sin corona, es una caracterización susceptible de ser revisada.

Otro notable ajedrecista que arribó a la cima del ránking es el norteamericano Harry Nelson Pillsbury (1872-1906) quien no llegó probablemente a ser campeón oficial por su delicado estado de salud, que derivó en una temprana muerte.

En 1892 había derrotado en un match informal al campeón de entonces, Steinitz. Pero su irrupción rutilante en la arena mundial se verificó con su extraordinario éxito en el clásico torneo de Hastings en 1895. En esa ocasión asombrará a todos al imponerse por delante de Lasker, Steinitz y del fuerte jugador ruso Mijaíl Chigorin.

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Imagen que recrea la figura de Harry Pillsbury
Todo hacía pensar que estábamos en presencia de un nuevo Morphy pero, lo dicho, una cruel enfermedad afectó a esta extraordinaria figura del juego, que declinó en su desempeño conforme avanzaba su mal.

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Efim Bogoljubow
En él apreciamos un rey sin corona, sin dudas, no sólo por su potencialidad malograda, sino por el objetivo hecho de que, para Chessmetrics, fue el Nº 1 del ránking durante 16 meses entre enero de 1903 y abril de 1904 donde todos, incluido el campeón Lasker, veían al estadounidense como el rival más temible a batir.

Un último caso a considerar, en cuanto a figuras que arribaron al Nº 1 del ránking, es el del nacido en el Imperio Ruso, el ucraniano, y tras su derrotero vital ciudadano alemán por propia decisión, Efim Bogoljubow (1889-1952) que, durante tan sólo dos meses, en enero y febrero de 1927, alcanzó esa colocación.

Su carrera, pese a su relevancia y vastísima duración, fue menos relumbrante que la de los otros colegas a los que nos hemos referido. Por lo que, a pesar de haber liderado en forma tan ocasional el ordenamiento internacional, no nos atrevemos a incluirlo en la galería de reyes sin corona por un hecho del todo incontrastable: tuvo sendas oportunidades de disputar el título, ante Alekhine, el mejor de su tiempo y, en ambas ocasiones, caería derrotado sin atenuantes.

 
El WATER-GATE del ajedrez
¿Se habrán imaginado alguna vez Morphy, Capablanca, Botvinnik o Tahl que el toilette (o baño o servicio o como quiera llamársele) habría de tener una importancia manifiesta en un match con el título mundial de ajedrez en juego? ¿Habrán pensado Steinitz, Lasker o Alekhine que llegaría el día en que un elemento no humano que jugara ajedrez crearía una discordia capaz de hacer tambalear un enfrentamiento por la corona del mundo? ¿Supusieron en alguna ocasión Euwe o Petrosian que haría falta un match en el que jugaran dos campeones en vigencia para unificar un título mundial dividido a causa de rencillas político-ajedrecísticas?
Las respuestas a estas preguntas son, obviamente, negativas.
Pero en 2006, el match entre el ruso Kramnik y el búlgaro Topalov puso en evidencia que todo puede ser posible…
Por Horacio R. Olivera



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Topalov – Kramnik
En Elistá, República de Kalmukiá, Rusia, se enfrentaron, a partir del 23 de Setiembre de 2006, los grandes maestros Vladimir Kramnik (ruso, Campeón Mundial Clásico) y Veselin Topalov (búlgaro, Campeón Mundial FIDE), con el objeto de unificar el título mundial de ajedrez, dividido luego del cisma ocasionado a partir de la pelea de Garry Kasparov con la Federación Internacional de Ajedrez en 1993. Por lo que, desde el vamos, el encuentro tuvo un ingrediente fuera de lo común: se enfrentaban por primera vez a dirimir supremacías dos campeones del mundo en vigencia, una situación inédita. Por lo demás, el enfrentamiento constituía un hito en la historia del ajedrez, por el hecho de estar en juego la mencionada unificación, dejando atrás las divisiones y rencores que alimentaron la separación ocurrida trece años antes.

El match se jugó a doce partidas a ritmo clásico, sin suspendidas y para el caso de igualdad, desempate con cuatro partidas a 25 minutos con incremento de tiempo y, de persistir, partidas a ritmo “blitz” hasta consagrar a un ganador.

Ya desde el inicio mismo de los juegos, la lucha fue encarnizada. Topalov, fiel a su estilo combativo, buscó la victoria en la primera partida llevando las negras, pero arriesgó en exceso y el ruso se llevó el punto. En la segunda, otra vez Topalov llevó la iniciativa y montó un feroz ataque que debiera haberle dado la victoria, pero se equivocó al momento del remate y Kramnik volvió a ganar. La tercera y cuarta partidas mostraron al búlgaro dispuesto a descontar a como diera lugar, pero la tarea defensiva de su rival fue óptima, acabando ambos juegos en tablas.

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Sala de descanso
Cuando todo hacía presagiar que el match sería una reñida batalla solo dentro de las 64 casillas del tablero, tuvo lugar, luego de jugada la cuarta partida, un hecho conmocionante y nunca visto en una enfrentamiento de tan alto nivel e importancia: Silvio Danailov, manager de Topalov, presentó una denuncia ante elComité de Apelaciones de la FIDE y en un comunicado de prensa, reclamando por el hecho de que Kramnik, prácticamente después de cada una de sus jugadas, se dirigía la sala de descanso y allí se observaba, a través de las cámaras de seguridad, que pasaba al baño (el único lugar en donde no había instaladas estas cámaras); este proceder, decía la denuncia, se había verificado más de cincuenta veces desde el inicio, y lo calificaba como “algo extraño…cuando no sospechoso”, requiriendo del Comité tomara cartas en el asunto, so pena del abandono del match por parte de Topalov.

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Inspección del baño y la sala de descanso
Aunque no lo mencionaba expresamente, era obvio que la presentación apuntaba a sugerir que el ruso se estaba ayudando con algún programa de computación de los muchos y muy fuertes de que se disponía ya en esos tiempos. Kramnik, por su parte, contestó, al ser consultado, que tomaba mucha agua durante los juegos y por eso usaba seguido el sanitario y, además, que el lugar de descanso le resultaba chico, por lo que ampliaba en el baño la superficie de caminata; una vez finalizado el match, incluso comentó que se metía en los lavabos para fumar sin ser visto.

El revuelo causado por la reclamación fue enorme y trascendió el ambiente meramente ajedrecístico, ya que los medios periodísticos de todo el mundo se hicieron eco de esta “probable” trampa, tan impropia de este o cualquier otro deporte de alta competencia.

Las autoridades, luego de ver los videos presentado por los búlgaros como prueba, tomaron una decisión salomónica: anularon los baños individuales de ambos jugadores y habilitaron uno en común. Sin embargo, Kramnik se mostró indignado ante tal actitud, indicando que afectaba su privacidad, y no se presentó a jugar en la quinta partida, que por lo tanto fue adjudicada a su rival. El hecho solo tiene precedente en el match de 1972 entre Fischer y Spassky, en el que el norteamericano perdió por ausencia la segunda partida.

El conflicto había llegado a su clímax. Kramnik era el que ahora amagaba con abandonar el encuentro si no se daba marcha atrás con el tema de los toilettes y además, reclamaba la remoción del Comité de Apelaciones, al que acusaba de manifiesta parcialidad. Parecía que todo estaba perdido, pero la FIDE tenía una última carta que jugar: la intervención personal de su presidente, Kirsán Iliumzhínov, quien voló de urgencia a Elistá desde Moscú para mediar en el asunto.

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Topalov gana la 5ta. partida ante la incomparecencia de su rival
Las posiciones de ambos bandos parecían irreductibles: Kramnik y su equipo argumentaban que todo se trataba de una maniobra tendiente a enturbiar las aguas de un match que se presentaba a todas luces difícil de remontar para Topalov. Los búlgaros se mantenían en sus dichos y pugnaban por mantener las modificaciones hechas por la organización respecto de los baños (señal de que la denuncia había sido considerada) y conservar asimismo el punto ganado por incomparecencia.

Iliumzhínov jugaba en las negociaciones buena parte de su ya algo alicaído prestigio y, si bien no trascendieron los pormenores de las mismas, todo indica que basó su argumentación en el fastidio de los patrocinadores por el bochornoso espectáculo que se brindaría en caso de tener que suspender los juegos. Hay que destacar, claro, que independientemente de quien triunfare, cada jugador embolsaría la nada despreciable suma de un millón de dólares…

Como fuere y seguramente como señal para tratar de conformar ahora al ruso, los integrantes del Comité de Apelaciones renunciaron en pleno y fueron reemplazados por otros funcionarios. El tema del toilette se zanjó habilitando de nuevo los que estaban originalmente, pero otorgando a los jugadores y sus equipos la facultad de inspeccionarlos antes y después de las partidas.

Así que, finalmente, Vladimir Kramnik se presentó a jugar la sexta partida, aplazada algunos días debido a este “Toiletgate” (como comenzaron a llamar al “affaire” en los corrillos), quedando pendiente su reclamo sobre el punto perdido en la quinta.

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Séptima partida
La sexta y séptima partidas resultaron tablas, pese a los esfuerzos de Topalov por alcanzar el triunfo. En la octava y novena el búlgaro obtuvo el premio a su tenacidad y empuje, ganando ambas luego de dura lucha en posiciones complejas y adelantándose en el marcador, para sorpresa de todos. Desde luego, el humo del combate extra-ajedrecístico no se había disipado totalmente y en el entorno de Kramnik se comentaba que el conflicto había quebrado la estabilidad emocional de Vladimir, por lo que su nivel de juego había caído sensiblemente. Como es lógico, desde el lado de Topalov se argüía que el empeoramiento del juego de su rival se debía a que ya no podía recibir ayuda externa.

La décima partida otra vez se desarrolló por senderos de complicaciones ya desde el vamos, esta vez en una Apertura Catalana. Kramnik ganó una calidad que impuso con precisión, empatando el marcador.

Las últimas dos partidas resultaron tablas luego de ardua lucha, por lo que el resultado del match fue un empate, lo que obligó a llevar el encuentro a la segunda instancia de definición, esto es cuatro partidas a ritmo de veinticinco minutos por jugador, con incremento de diez segundos por jugada.

La primera partida, donde Topalov llevó las blancas, fue una dura lucha que transcurrió bajo el signo del equilibrio, firmándose las tablas en la movida 47. Pero en la segunda, Kramnik no dejó pasar su oportunidad jugando con blancas, imponiéndose en una lucha de maniobras donde siempre llevó la iniciativa y que remató con precisión. Topalov logró la victoria en la tercera partida, después de lanzar un devastador ataque sobre el monarca enemigo y empató el marcador

Desde luego, la atmósfera luego de las tensiones vividas y las secuelas que aún se palpaban en los jugadores, sus equipos, directivos, periodistas y público, eran visibles. Los integrantes de las comitivas de ambos jugadores se evitaban mutuamente, en un ambiente de creciente hostilidad, y los contendientes dejaron de saludarse con un apretón de manos como es de rigor antes de cada juego.

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La partida decisiva fue otra vez conducida por Kramnik con un alto concepto posicional, impidiendo en todo momento que su rival pudiera generar las complicaciones que tan buenos resultados le proporcionaron durante el match. El juego se fue decantando a favor del ruso, quien con dos peones de más apeló a su excelente técnica para definir categóricamente la partida y coronarse Campeón del Mundo. Era el 13 de Octubre de 2006, hace hoy exactamente diez años.

En lo estrictamente ajedrecístico, los juegos de este gran enfrentamiento han colmado sobradamente las expectativas: partidas de lucha intensa, jugadas con gran ambición y sin dar ni pedir tregua, son ejemplo de la combatividad de que hicieron gala ambos maestros, quienes estuvieron en un todo a la altura de sus antecedentes y real fuerza práctica.

Pero lamentablemente, el match es y será recordado no tanto por la calidad de sus partidas, sino por el oscuro incidente que ocurrió durante el mismo. Sus repercusiones aún son motivo de debate y, ante la imposibilidad de develar el misterio sobre a quienes de los contendientes le asistió la razón, queda solamente el sabor amargo del triste espectáculo que se brindó y que empalideció la fiesta que era de esperarse.
 
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