ruftata
Hij@'e Puta
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Un Campeón Ruso en Chile
En el año 1972 La Serena fue escenario de un acontecimiento muy importante para el ajedrez chileno, la participación del campeón ruso de la época, Wladimir Savon, en un torneo internacional jugado en esa hermosa ciudad marítima del norte de Chile.
En esa magna ocasión participó Savon junto a un grupo de ajedrecistas sudamericanos, entre ellos tres maestros chilenos.
Ninguno de los maestros quería que Savon arrasara en el torneo y se proclamara campeón fácilmente, aunque era lo esperado por la gran diferencia de nivel entre el campeón ruso y los maestros sudamericanos, basta indicar que Savon era uno de los mejores ajedrecistas del mundo en ese tiempo y pasaba por su mejor momento.
Los maestros chilenos se reunieron para buscar la forma de enfrentarse a este coloso y tras discutir brevemente encontraron una curiosa solución: ¡Debemos curar a Savon!, los maestros consideraron que era la única posibilidad de mermar su rendimiento.
Terminada la primera ronda invitaron a Savon al bar del hotel del torneo y le ofrecieron el licor característico del país: pisco. Le consultaron si lo quería con hielo o mezclado con gaseosa; el campeón ruso se limitó a probarlo solo, bebiendo la primera copa de un solo golpe y sin inmutarse. Los maestros quedaron sorprendidos y Savon los indujo a que lo acompañaran, ellos le indicaron que acostumbraban a tomarlo mezclado con gaseosa y de esta forma bebieron, en cambio, el campeón ruso continuó sirviéndose pisco puro.
Savon pasó a la segunda copa y luego a la tercera sin mayores problemas, en contraste, los ajedrecistas locales rápidamente comenzaron a sentir los efectos del licor. La jornada duró varias horas y alrededor de las tres de la mañana los maestros estaban ebrios y apenas se apoyaban en la mesa; Savon, que se mantenía lúcido, al verlos en ese estado hizo un gesto de menosprecio y se retiró del lugar.
Al día siguiente, los ajedrecistas despertaron a mediodía con muchas dificultades y dolor de cabeza. Se acercaron a la ventana del hotel para observar el mar, cuando para gran sorpresa divisaron a Savon trotando por la playa en perfectas condiciones.
El torneo continuó y por supuesto Savon se coronó campeón con una gran diferencia de puntos sobre el resto de jugadores.
En el año 1972 La Serena fue escenario de un acontecimiento muy importante para el ajedrez chileno, la participación del campeón ruso de la época, Wladimir Savon, en un torneo internacional jugado en esa hermosa ciudad marítima del norte de Chile.
En esa magna ocasión participó Savon junto a un grupo de ajedrecistas sudamericanos, entre ellos tres maestros chilenos.
Ninguno de los maestros quería que Savon arrasara en el torneo y se proclamara campeón fácilmente, aunque era lo esperado por la gran diferencia de nivel entre el campeón ruso y los maestros sudamericanos, basta indicar que Savon era uno de los mejores ajedrecistas del mundo en ese tiempo y pasaba por su mejor momento.
Los maestros chilenos se reunieron para buscar la forma de enfrentarse a este coloso y tras discutir brevemente encontraron una curiosa solución: ¡Debemos curar a Savon!, los maestros consideraron que era la única posibilidad de mermar su rendimiento.
Terminada la primera ronda invitaron a Savon al bar del hotel del torneo y le ofrecieron el licor característico del país: pisco. Le consultaron si lo quería con hielo o mezclado con gaseosa; el campeón ruso se limitó a probarlo solo, bebiendo la primera copa de un solo golpe y sin inmutarse. Los maestros quedaron sorprendidos y Savon los indujo a que lo acompañaran, ellos le indicaron que acostumbraban a tomarlo mezclado con gaseosa y de esta forma bebieron, en cambio, el campeón ruso continuó sirviéndose pisco puro.
Savon pasó a la segunda copa y luego a la tercera sin mayores problemas, en contraste, los ajedrecistas locales rápidamente comenzaron a sentir los efectos del licor. La jornada duró varias horas y alrededor de las tres de la mañana los maestros estaban ebrios y apenas se apoyaban en la mesa; Savon, que se mantenía lúcido, al verlos en ese estado hizo un gesto de menosprecio y se retiró del lugar.
Al día siguiente, los ajedrecistas despertaron a mediodía con muchas dificultades y dolor de cabeza. Se acercaron a la ventana del hotel para observar el mar, cuando para gran sorpresa divisaron a Savon trotando por la playa en perfectas condiciones.
El torneo continuó y por supuesto Savon se coronó campeón con una gran diferencia de puntos sobre el resto de jugadores.
