pandacongafas
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La agencia de noticias Yonhap señala que solo se vendieron 10 millones de unidades durante el primer mes, poniendo en duda las previsiones de la compañía.
Era la gran esperanza blanca de Samsung. Tras múltiples ejercicios trimestrales a la baja y unas ventas cada vez más erosionadas por una competencia feroz, el fabricante surcoreano intentó revitalizar sus resultados en la parte alta del segmento telefónico con un Galaxy S6que poco tenía que ver con los modelos anteriores.
Las previsiones de ventas eran generosas. Ampulosas, incluso. Samsung preveía vender 70 millones de unidades a lo largo de 2015 y sacó pecho durante la campaña de preventas por el interés generado en el público con su último buque insignia, presumiendo de 20 millones de unidades reservadas a través de los canales de distribución.
Yonhap asegura haber confirmado este dato a través de un alto ejecutivo de Samsung. El fabricante, por su parte, no ha querido hacer declaraciones al respecto.
Como referencia, el Galaxy S4 vendió 10 millones de unidades en 27 días, mientras que elGalaxy S5 necesitó 25 días para alcanzar la misma cifra. El problema para Samsung es que los resultados de ambos teléfonos fueron considerados decepcionantes. El Galaxy S6 fue reformulado totalmente con el propósito de revitalizar sus ventas, pero no parece haber logrado su propósito.Posibles motivos para un fracaso que no parece talA pesar de que no son pocos los fabricantes que desearían darse un tropezón como el de Samsung, las cifras de Yonhap no son especialmente halagüeñas. La familia Galaxy S parece estancada, y puesto que el primer mes en el mercado es siempre el periodo durante el cual se mueve un mayor número de dispositivos, parece evidente que Samsung no podrá lograr su objetivo de 70 millones de unidades antes de 2016.
Las causas detrás del aparente desapego del público son múltiples. Por un lado los Galaxy S4 y Galaxy S5 (o cualquiera de sus rivales coetáneos) son todavía teléfonos muy vigentes. Cumplen su cometido satisfactoriamente, hasta el punto de que son numerosos los usuarios que no sienten la necesidad de actualizar sus terminales.
Por otro lado, la reorientación del Galaxy S6 como teléfono de gama alta ha sido radical en lo técnico, no solo en lo estético. Con el Galaxy S5, Samsung apostó por diferenciarse de Apple presumiendo de características como su resistencia al agua, la presencia de un lector microSD y el uso de una batería desmontable.
Todas estas prestaciones históricamente presentes en la gama Galaxy S han desaparecido en la sexta generación en pos de fabricar un teléfono más esbelto y atractivo. Más aún, Apple está en posición de erosionar las ventas de los antiguos fieles de Samsung con el lanzamiento del iPhone 6 Plus, dotado con una pantalla de mayores dimensiones.
Finalmente, Samsung se encuentra ante un grave dilema, uno que es común entre la mayoría de los grandes fabricantes de la industria: la súbita aparición de terminales de gama media con prestaciones avanzadas y un rendimiento que nada tiene que ver con el visto hace apenas dos años.
De repente, ya no es necesario tener que pagar más de 600 euros para disfrutar de una experiencia Android agradable en un terminal bien fabricado, con una batería aceptable y dotado con elementos ausentes en el Galaxy S6 como el lector de tarjetas microSD.Dos modelos, pero no el doble de ventasLa bifurcación de la gama alta de Samsung con la llegada de las variantes Edge no parece haber logrado ese esperado efecto estimulante De hecho, parece que el Galaxy S6 de pantalla curvada está canibalizando las ventas del modelo plano en lugar de complementarlas.
De acuerdo con la propia Samsung, la demanda se divide en partes iguales en algunos mercados. La compañía quiso atrapar al consumidor más sibarita con el modelo Edge, pero da la impresión de que una buena parte de esos consumidores ya caían en el target del modelo plano.
Unas bajas ventas repercutirán negativamente en los beneficios de Samsung a corto y medio plazo, pero eso no quiere decir que el Galaxy S6 sea un agujero negro para la compañía. Ni mucho menos.
A pesar de que su teléfono hace uso de la mejor pantalla del mercado, la memoria más rápida disponible, el procesador más potente y una de las cámaras más solventes, el margen de beneficios es generoso en todas sus versiones. Según un análisis realizado por la firma IHS, el Galaxy S6 Edge de 64 GB, que tiene un precio de 950 euros, tiene un coste en materiales y mano de obra de 270 euros.
Era la gran esperanza blanca de Samsung. Tras múltiples ejercicios trimestrales a la baja y unas ventas cada vez más erosionadas por una competencia feroz, el fabricante surcoreano intentó revitalizar sus resultados en la parte alta del segmento telefónico con un Galaxy S6que poco tenía que ver con los modelos anteriores.
Las previsiones de ventas eran generosas. Ampulosas, incluso. Samsung preveía vender 70 millones de unidades a lo largo de 2015 y sacó pecho durante la campaña de preventas por el interés generado en el público con su último buque insignia, presumiendo de 20 millones de unidades reservadas a través de los canales de distribución.
Yonhap asegura haber confirmado este dato a través de un alto ejecutivo de Samsung. El fabricante, por su parte, no ha querido hacer declaraciones al respecto.
Como referencia, el Galaxy S4 vendió 10 millones de unidades en 27 días, mientras que elGalaxy S5 necesitó 25 días para alcanzar la misma cifra. El problema para Samsung es que los resultados de ambos teléfonos fueron considerados decepcionantes. El Galaxy S6 fue reformulado totalmente con el propósito de revitalizar sus ventas, pero no parece haber logrado su propósito.Posibles motivos para un fracaso que no parece talA pesar de que no son pocos los fabricantes que desearían darse un tropezón como el de Samsung, las cifras de Yonhap no son especialmente halagüeñas. La familia Galaxy S parece estancada, y puesto que el primer mes en el mercado es siempre el periodo durante el cual se mueve un mayor número de dispositivos, parece evidente que Samsung no podrá lograr su objetivo de 70 millones de unidades antes de 2016.
Las causas detrás del aparente desapego del público son múltiples. Por un lado los Galaxy S4 y Galaxy S5 (o cualquiera de sus rivales coetáneos) son todavía teléfonos muy vigentes. Cumplen su cometido satisfactoriamente, hasta el punto de que son numerosos los usuarios que no sienten la necesidad de actualizar sus terminales.
Por otro lado, la reorientación del Galaxy S6 como teléfono de gama alta ha sido radical en lo técnico, no solo en lo estético. Con el Galaxy S5, Samsung apostó por diferenciarse de Apple presumiendo de características como su resistencia al agua, la presencia de un lector microSD y el uso de una batería desmontable.
Todas estas prestaciones históricamente presentes en la gama Galaxy S han desaparecido en la sexta generación en pos de fabricar un teléfono más esbelto y atractivo. Más aún, Apple está en posición de erosionar las ventas de los antiguos fieles de Samsung con el lanzamiento del iPhone 6 Plus, dotado con una pantalla de mayores dimensiones.
Finalmente, Samsung se encuentra ante un grave dilema, uno que es común entre la mayoría de los grandes fabricantes de la industria: la súbita aparición de terminales de gama media con prestaciones avanzadas y un rendimiento que nada tiene que ver con el visto hace apenas dos años.
De repente, ya no es necesario tener que pagar más de 600 euros para disfrutar de una experiencia Android agradable en un terminal bien fabricado, con una batería aceptable y dotado con elementos ausentes en el Galaxy S6 como el lector de tarjetas microSD.Dos modelos, pero no el doble de ventasLa bifurcación de la gama alta de Samsung con la llegada de las variantes Edge no parece haber logrado ese esperado efecto estimulante De hecho, parece que el Galaxy S6 de pantalla curvada está canibalizando las ventas del modelo plano en lugar de complementarlas.
De acuerdo con la propia Samsung, la demanda se divide en partes iguales en algunos mercados. La compañía quiso atrapar al consumidor más sibarita con el modelo Edge, pero da la impresión de que una buena parte de esos consumidores ya caían en el target del modelo plano.
Unas bajas ventas repercutirán negativamente en los beneficios de Samsung a corto y medio plazo, pero eso no quiere decir que el Galaxy S6 sea un agujero negro para la compañía. Ni mucho menos.
A pesar de que su teléfono hace uso de la mejor pantalla del mercado, la memoria más rápida disponible, el procesador más potente y una de las cámaras más solventes, el margen de beneficios es generoso en todas sus versiones. Según un análisis realizado por la firma IHS, el Galaxy S6 Edge de 64 GB, que tiene un precio de 950 euros, tiene un coste en materiales y mano de obra de 270 euros.