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Come Mierda
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Un buen reportaje que resume lo que está pasando ahora en el panorama musical nacional, visto desde afuera.
Resumen ejecutivo para elbertito que no quiere leer:
En sólo 5 años ha habido una transformación dentro de la escena pop chilena, pasando desde el pop electrónico a una serie de bandas dispersas en estilos, pero que poseen un marcado uso de guitarras y que comparten una escena. Esta ha tenido componentes DIY tanto en su producción por sellos propios, puesta en escena desarrollada en los patios de las casas de los músicos, galpones y pequeños bares; ha incluido a una importante cantidad de público joven y femenino, la inclusión con otras disciplinas artísticas y que ha llevado a la producción de festivales propios en el que hasta invitan a bandas extranjeras de sonido similar. Esta escena, que partió de forma muy tímida y que no fue considerada por la prensa musical, fue destacando y se instaló como referente a fines del año pasado, apareciendo en los rankings de medios especializados y siendo el 2016 un año de consolidación.
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Decíamos que 2010 significó una explosión sin precedentes dentro de la escena independiente chilena, cristalizada en 2011 tras la aparición el año anterior de los segundos discos de Dënver y Javiera Mena, más el tercero de Gepe, junto a otros nombres nuevos entonces como Astro o con una carrera larga en sus diferentes encarnaciones como Alex Andwandter. Se abrió una brecha que no sólo quedó en Chile: su onda expansiva recorrió todos los países de habla hispana del continente y hasta llegó a España.
Mucho han cambiado las cosas en estos cinco años. [...] Y ha sido todo tan vertiginoso que ya ha dado tiempo a la llegada de un recambio generacional. En los tiempos de la velocidad en la red, apenas un lustro ha servido para que esa generación renovadora haya quedado como la que hay que derrocar. Quizá no es tan radical el planteamiento, pero sí en lo estético y organizativo. Las nuevas bandas oponen un discurso en el que la forma (y en muchos casos los orígenes) no es algo circunstancial y funciona como sustrato necesario para los logros, más colectivos que individuales, que se han ido consiguiendo. Sin un estilo definido puesto que hay bandas post-punk, emo, twee, indie-pop, math-rock, punk-pop ramoniano… pero generalmente dirigidas por las guitarras. [...]
Aburridas del sonido sintético que había estado dominando la escena independiente y con el que en general se identifica al pop chileno, en 2014 dan los primeros signos vitales (EP’s de Amarga Marga, My Light Shines for You, Patio Solar, La Banda Misma o Planeta No se editan, además de demos en soundcloud de otras como Paracaidistas, Trementina o Playa Gótica, banda respaldada desde sus inicios por Dënver y que edita en el sello de estos, Umami), aunque algunas ya llevaban trabajando desde antes como Tortuganónima, Urban Monk o Columpios al Suelo. No será hasta ese 2014 cuando, de manera muy esporádica (antes solo había sido de manera anecdótica), empiezan a aparecer de manera tímida referencias en los medios digitales locales a algunas de las iniciativas que comienzan a formarse, [...] pero, sobre todo, este final de 2014 viene marcado por la aparición del sello Piloto que cambia de manera absolutamente accidental y sin premeditación, el panorama musical local.
En los primeros meses de 2015 comienzan a sonar los singles editados a finales de 2014 por Piloto a Silabario y Niños del Cerro para, en enero, aparecer el que se considera el primer disco de esta nueva generación, ‘Temporada’ de Patio Solar. Un disco en voz baja, de guitarras herederas del indie-pop inglés y de la música alternativa norteamericana de los 90 en el que se pueden encontrar destellos de los Smiths, Felt o Sebadoh. Historias adolescentes con sonido lo-fi que atrapa y emociona casi sin darse cuenta. En aquel momento no se sospechaba de su categoría de hito y la prensa, con contadas excepciones, no hace demasiado caso a lo que está pasando. Para ellos el nuevo indie chileno sigue siendo Javiera Mena, Dënver y Gepe, aunque llevan 10 años largos de carrera.
Comienzan a sucederse los conciertos y ciclos en los que intervienen estos nuevos grupos. Lo interesante es que la mayoría de las veces son organizados por las propias bandas en lugares que ni siquiera están acondicionados para ello. Varios se producen en los patios de las casas de algunas de las bandas. Junto a esos espacios casi improvisados, se realizan otros de estos ciclos y conciertos colectivos en lugares como el CFT, una especie de local ocupado regido, entre otros, por Francisco Morales de Marcel Duchamp, o el ciclo Pop Subterráneo en la Nave Okupa del proyecto El Galpón. En todos ellos se repiten nombres como los citados y se van sumando otros como Velódromo, Aeroparque, Llueven Animales o El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco y formas de actuación y organización: lo hacen todo las propias bandas, compartiendo los equipos y, en muchos casos, la información del lugar se da sólo por inbox de Facebook o por mail al ser lugares no oficiales para actuar.
Otras características positivas observables son una mayor incorporación de mujeres al público (a las bandas aún de forma desigual), algo no tan habitual cuando hablamos de músicas de guitarras o la interrelación con otras artes, principalmente con el diseño, pues varios de los ciclos son, a su vez, ciclos de diseñadoras y diseñadores independientes. La incidencia en el directo no es casual. Se ha dado un fenómeno que no se producía hace tiempo. Al acudir a esos conciertos uno se encuentra con un público entusiasta que canta, baila y choca (los pogos son no sólo habituales sino, diría, imprescindibles). Pero canta canciones que no se han podido escuchar en ningún lugar más que en los propios conciertos y los vídeos subidos a youtube. Ejemplos como el de El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco es muy representativo. Docenas de personas cantando todas y cada una de las canciones de una banda de la que sólo tiene una canción disponible en su soundcloud. Todas ellas aprendidas acudiendo una y otra vez a sus directos.
A lo largo de ese 2015 se ha producido la llegada de un nuevo público tan o más joven que las propias bandas (muchos de sus miembros, la mayoría, aún estudiantes) de manera progresiva. Si a principios de 2015 se juntaban una y otra vez las mismas 30 personas (de las que la mitad eran miembros de otros grupos), a mediados de año sucede un punto de quiebre con la celebración del Festival Pop Subterráneo. Este festival de un solo día, organizado por los miembros de My Light Shines For You en el llamado Galpón Exposición o Galpunk congregó a Las Olas, Aeroparque, Paracaidistas, Patio Solar, Niños del Cerro y los propios organizadores. Se trata de una nave okupa en la que se dan talleres, hay actividades vecinales y muchas tocatas punk, pero que se convertía en el epicentro de un pop que reclamaba en el sonido y los valores éticos y estéticos de Sarah Records o K su derecho a existir.
El último tercio del año vino marcado por un sinfín de conciertos y ciclos en los que se iban sumando bandas y público. Algunas de las bandas tocaban dos y tres veces a la semana durante muchas semanas consecutivas sin salir de Santiago. La aparición en Piloto del disco de Niños del Cerro marca un momento en el que mucha más prensa se suma a lo que está pasando. Un disco extraordinario que, me arriesgo a apostar, marcará un momento clave en el desarrollo de la escena y un punto álgido en la música popular chilena contemporánea. Con unos códigos musicales que mezclan lo indie con lo ligeramente tropical, dibuja un mapa imaginario de La Florida en la que uno se ve inmerso al desentrañar las letras.
El final de año trae como sorpresa la aparición de multitud de listas resumen de 2015 de la prensa especializada, en las que las nuevas bandas ocupaban los lugares que durante años habían ocupado bandas establecidas de la escena independiente. Tan sólo el impresionante disco de Camila Moreno ‘Mala Madre’ compite en menciones con los de Patio Solar, Niños del Cerro o Planeta No y las listas de canciones y EP’s aparecen copadas por estos. Una canción convertida en el himno oficioso de todo el movimiento es ‘Tiempos Bajo el Sol’, la única publicada por El Cómodo Silencio De Los Que Hablan Poco.
El 2016 comienza como terminó 2015. Con multitud de fiestas y ciclos en los que las bandas se suceden y aparecen otras nuevas, [...] al igual que gran cantidad de público, ya auténticas fiestas multitudinarias, cosa de la que aún no parecen darse por enterados los festivales u organizadores de grandes conciertos al elegir a sus teloneros. Por su parte, alguno de los miembros de estas bandas y colectivos han comenzado a ampliar ambiciones trayendo a grupos y artistas con los que sienten gran identificación y siendo ellos mismos los promotores y organizadores de esas fechas.
El 2016 será el año de la consolidación, [...] quizá el de los primeros quiebres en la homogeneidad que se observa en la escena (que se ha resistido de manera concienzuda a que la etiqueten y denominen con un nombre periodístico común porque eso la encerraría y la convertiría en un tópico más) y, posiblemente, algunas de las primeras bajas en forma de disolución de bandas y la formación de otras nuevas. Como está escrito con cinta adhesiva en la batería de Niños del Cerro, usada en decenas de conciertos durante 2015, El Ritmo No Perdona. Ley de vida.
Playlist (desde el reportaje)
Fuente (y reportaje completo)
Resumen ejecutivo para el
En sólo 5 años ha habido una transformación dentro de la escena pop chilena, pasando desde el pop electrónico a una serie de bandas dispersas en estilos, pero que poseen un marcado uso de guitarras y que comparten una escena. Esta ha tenido componentes DIY tanto en su producción por sellos propios, puesta en escena desarrollada en los patios de las casas de los músicos, galpones y pequeños bares; ha incluido a una importante cantidad de público joven y femenino, la inclusión con otras disciplinas artísticas y que ha llevado a la producción de festivales propios en el que hasta invitan a bandas extranjeras de sonido similar. Esta escena, que partió de forma muy tímida y que no fue considerada por la prensa musical, fue destacando y se instaló como referente a fines del año pasado, apareciendo en los rankings de medios especializados y siendo el 2016 un año de consolidación.
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Decíamos que 2010 significó una explosión sin precedentes dentro de la escena independiente chilena, cristalizada en 2011 tras la aparición el año anterior de los segundos discos de Dënver y Javiera Mena, más el tercero de Gepe, junto a otros nombres nuevos entonces como Astro o con una carrera larga en sus diferentes encarnaciones como Alex Andwandter. Se abrió una brecha que no sólo quedó en Chile: su onda expansiva recorrió todos los países de habla hispana del continente y hasta llegó a España.
Mucho han cambiado las cosas en estos cinco años. [...] Y ha sido todo tan vertiginoso que ya ha dado tiempo a la llegada de un recambio generacional. En los tiempos de la velocidad en la red, apenas un lustro ha servido para que esa generación renovadora haya quedado como la que hay que derrocar. Quizá no es tan radical el planteamiento, pero sí en lo estético y organizativo. Las nuevas bandas oponen un discurso en el que la forma (y en muchos casos los orígenes) no es algo circunstancial y funciona como sustrato necesario para los logros, más colectivos que individuales, que se han ido consiguiendo. Sin un estilo definido puesto que hay bandas post-punk, emo, twee, indie-pop, math-rock, punk-pop ramoniano… pero generalmente dirigidas por las guitarras. [...]
Aburridas del sonido sintético que había estado dominando la escena independiente y con el que en general se identifica al pop chileno, en 2014 dan los primeros signos vitales (EP’s de Amarga Marga, My Light Shines for You, Patio Solar, La Banda Misma o Planeta No se editan, además de demos en soundcloud de otras como Paracaidistas, Trementina o Playa Gótica, banda respaldada desde sus inicios por Dënver y que edita en el sello de estos, Umami), aunque algunas ya llevaban trabajando desde antes como Tortuganónima, Urban Monk o Columpios al Suelo. No será hasta ese 2014 cuando, de manera muy esporádica (antes solo había sido de manera anecdótica), empiezan a aparecer de manera tímida referencias en los medios digitales locales a algunas de las iniciativas que comienzan a formarse, [...] pero, sobre todo, este final de 2014 viene marcado por la aparición del sello Piloto que cambia de manera absolutamente accidental y sin premeditación, el panorama musical local.
En los primeros meses de 2015 comienzan a sonar los singles editados a finales de 2014 por Piloto a Silabario y Niños del Cerro para, en enero, aparecer el que se considera el primer disco de esta nueva generación, ‘Temporada’ de Patio Solar. Un disco en voz baja, de guitarras herederas del indie-pop inglés y de la música alternativa norteamericana de los 90 en el que se pueden encontrar destellos de los Smiths, Felt o Sebadoh. Historias adolescentes con sonido lo-fi que atrapa y emociona casi sin darse cuenta. En aquel momento no se sospechaba de su categoría de hito y la prensa, con contadas excepciones, no hace demasiado caso a lo que está pasando. Para ellos el nuevo indie chileno sigue siendo Javiera Mena, Dënver y Gepe, aunque llevan 10 años largos de carrera.
Comienzan a sucederse los conciertos y ciclos en los que intervienen estos nuevos grupos. Lo interesante es que la mayoría de las veces son organizados por las propias bandas en lugares que ni siquiera están acondicionados para ello. Varios se producen en los patios de las casas de algunas de las bandas. Junto a esos espacios casi improvisados, se realizan otros de estos ciclos y conciertos colectivos en lugares como el CFT, una especie de local ocupado regido, entre otros, por Francisco Morales de Marcel Duchamp, o el ciclo Pop Subterráneo en la Nave Okupa del proyecto El Galpón. En todos ellos se repiten nombres como los citados y se van sumando otros como Velódromo, Aeroparque, Llueven Animales o El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco y formas de actuación y organización: lo hacen todo las propias bandas, compartiendo los equipos y, en muchos casos, la información del lugar se da sólo por inbox de Facebook o por mail al ser lugares no oficiales para actuar.
Otras características positivas observables son una mayor incorporación de mujeres al público (a las bandas aún de forma desigual), algo no tan habitual cuando hablamos de músicas de guitarras o la interrelación con otras artes, principalmente con el diseño, pues varios de los ciclos son, a su vez, ciclos de diseñadoras y diseñadores independientes. La incidencia en el directo no es casual. Se ha dado un fenómeno que no se producía hace tiempo. Al acudir a esos conciertos uno se encuentra con un público entusiasta que canta, baila y choca (los pogos son no sólo habituales sino, diría, imprescindibles). Pero canta canciones que no se han podido escuchar en ningún lugar más que en los propios conciertos y los vídeos subidos a youtube. Ejemplos como el de El Cómodo Silencio de los que Hablan Poco es muy representativo. Docenas de personas cantando todas y cada una de las canciones de una banda de la que sólo tiene una canción disponible en su soundcloud. Todas ellas aprendidas acudiendo una y otra vez a sus directos.
A lo largo de ese 2015 se ha producido la llegada de un nuevo público tan o más joven que las propias bandas (muchos de sus miembros, la mayoría, aún estudiantes) de manera progresiva. Si a principios de 2015 se juntaban una y otra vez las mismas 30 personas (de las que la mitad eran miembros de otros grupos), a mediados de año sucede un punto de quiebre con la celebración del Festival Pop Subterráneo. Este festival de un solo día, organizado por los miembros de My Light Shines For You en el llamado Galpón Exposición o Galpunk congregó a Las Olas, Aeroparque, Paracaidistas, Patio Solar, Niños del Cerro y los propios organizadores. Se trata de una nave okupa en la que se dan talleres, hay actividades vecinales y muchas tocatas punk, pero que se convertía en el epicentro de un pop que reclamaba en el sonido y los valores éticos y estéticos de Sarah Records o K su derecho a existir.
El último tercio del año vino marcado por un sinfín de conciertos y ciclos en los que se iban sumando bandas y público. Algunas de las bandas tocaban dos y tres veces a la semana durante muchas semanas consecutivas sin salir de Santiago. La aparición en Piloto del disco de Niños del Cerro marca un momento en el que mucha más prensa se suma a lo que está pasando. Un disco extraordinario que, me arriesgo a apostar, marcará un momento clave en el desarrollo de la escena y un punto álgido en la música popular chilena contemporánea. Con unos códigos musicales que mezclan lo indie con lo ligeramente tropical, dibuja un mapa imaginario de La Florida en la que uno se ve inmerso al desentrañar las letras.
El final de año trae como sorpresa la aparición de multitud de listas resumen de 2015 de la prensa especializada, en las que las nuevas bandas ocupaban los lugares que durante años habían ocupado bandas establecidas de la escena independiente. Tan sólo el impresionante disco de Camila Moreno ‘Mala Madre’ compite en menciones con los de Patio Solar, Niños del Cerro o Planeta No y las listas de canciones y EP’s aparecen copadas por estos. Una canción convertida en el himno oficioso de todo el movimiento es ‘Tiempos Bajo el Sol’, la única publicada por El Cómodo Silencio De Los Que Hablan Poco.
El 2016 comienza como terminó 2015. Con multitud de fiestas y ciclos en los que las bandas se suceden y aparecen otras nuevas, [...] al igual que gran cantidad de público, ya auténticas fiestas multitudinarias, cosa de la que aún no parecen darse por enterados los festivales u organizadores de grandes conciertos al elegir a sus teloneros. Por su parte, alguno de los miembros de estas bandas y colectivos han comenzado a ampliar ambiciones trayendo a grupos y artistas con los que sienten gran identificación y siendo ellos mismos los promotores y organizadores de esas fechas.
El 2016 será el año de la consolidación, [...] quizá el de los primeros quiebres en la homogeneidad que se observa en la escena (que se ha resistido de manera concienzuda a que la etiqueten y denominen con un nombre periodístico común porque eso la encerraría y la convertiría en un tópico más) y, posiblemente, algunas de las primeras bajas en forma de disolución de bandas y la formación de otras nuevas. Como está escrito con cinta adhesiva en la batería de Niños del Cerro, usada en decenas de conciertos durante 2015, El Ritmo No Perdona. Ley de vida.
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Fuente (y reportaje completo)
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