Las historias XD
Bueno la mía es haber vivido en carne propia el asedio al Abismo de Helm.
Una aburrida celebración de cumpleaños de un conocido, a la cual asistí con bastante flojera. El asunto como era cumpleaños, iba a ser carrete piola pero degeneró en tomatera y como no bebo alcohol, fui designado para ir a comprar con dos amigos.
Caminando tranquilamente por las tibias calles de Maipú, donde era el cumple, una de las calles que limitaba con la comuna de Pudahuel, de pronto el silencio de la noche se rompió por un rugido estruendoso proveniente de una calle aledaña.
El grito era obviamente flaite: un sonido gutural no conocido mas que en las selvas oscuras donde se mueven esos trolls de cuerpo desproporcionado y modales ordinarios.
El grito en cuestión: "ti-tiraste" con la correspondiente grosería aludiendo a partes nobles de su madre.
Nuestro asombro fue ver que el flaite había sido víctima de un asalto por otro flaite, costumbre normal entre ellos. Pero aún cuando no vimos al agresor en las inmediaciones, lo mejor que pudimos hacer fue devolvernos rápidamente, mientras perros lanzaban diatribas a la luna llena en el cielo y se comenzaban a mover las sombras de la noche, dando paso a varios espectros del anillo que acudían al llamado de auxilio del flaite herido o reducido a no moverse.
Lo peor de todo es que fuimos erróneamente aludidos como autores de la golpiza al flaite en el suelo, acusados desde lejos por los primeros orcos que con ojos salidos de sus órbitas, nos apuntaban con mano temblorosa y sonidos guturales y gestos obscenos en su lenguaje mandriloide.
No se si dentro de su clan flaitongo, exista ALGUN código de hermandad o convención social, reglamentos o estamentos, pero al señalarnos como culpables y el mono en el suelo no quiso o no pudo darse a entender, quedamos irremediablemente calificados como culpables, y el correspondiente rumor que se extendió como pólvora: nosotros eramos los que golpearon al "juanpi"
El pobre Juanpi, herido tal vez de muerte, respondió con un viento anal y acayó su queja.
Los trolls, replegados en las sombras hasta ese momento, se transformaron en una turba iracunda, rostros feroces que babeaban, vociferaban, se reunían para atacar, repleta de instrumentos cortopunzantes, hechizos, una piedra y hasta un cordón de plancha bladiéndolo en el aire contaminado de sus propios humos de cigarro y pasta base.
Todo esto lo vi desde la esquina, antes de doblar, aterrado. Huimos, corrimos hacia la morada segura, ante la frase gritada por uno de los trolls de las cavernas:
"Ahí van los que hirieron a nuestro compañero de andanzas, a por ellos, raudos como el viento"
O algo así gritaron....
Llegando de vuelta a nuestro sitio seguro, entramos pálidos cual fantasmas, explicamos rapidamente lo sucedido y el cumpleaños tan animado terminó el funeral silencioso.
Los flaites no tardarían en aparecer y había que "hacerles frente"
-Para que? dije yo, soy un pacifista.
-Porque así funciona la ley en la selva de cemento, dijo uno de los comensales, acostumbrado al canto popular el clave Hip Hop.
Al acallar la música y la conversación, el único sonido que se sintió a lo lejos era la turba iracunda sedienta de sangre y venganza, vociferando diatribas, groserías en idioma flaite y babas cayendo de sus bocas deformadas.
Subimos al segundo piso para verlos llegar desde las esquina, venían a por nosotros por el pasaje.... todo terminaría mal.
Pero la suerte hizo que tres flaites de su misma suerte y especie, estuvieran en el otro extremo del pasaje, bebiendo sus copas de licor francés animadamente, hablando sobre la última obra de Truffaut tal vez, mientras la turba violentada, pasara por frente a nuestra reja sin percibirnos, pensando que eramos nosotros.
Su objetivo había sido localizado.
Erróneamente.
Todo sucedió rápidamente, en dos o tres flashes. No hubo preguntas. La turba sólo recurrió a la extrema violencia para desquitarse. El grupo de 3 flaites no alcanzó a defenderse.
Fue rápido pero doloroso. Incluso el que blandía el cordón de plancha tuvo ocasión para descargar uno o dos golpes medianamente bien dados. Al término, los trolls de las cavernas festinaron con alguno que otro objeto que se apropiaron, y volvieron de los oscuros lugares llenos de sombra de donde salieron. El trío de flaites quedó incoscientes desperdigados en la vereda.
Nosotros desde la ventana, logramos respirar hondo, pensando que podríamos haber sido nosotros.
atte
DD