Electricsun
Bestia
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no he tenido trabajo en todo el día y me puse a escribir 
acá va:
Eran las 7 y tanto de la mañana, D iba en metro hacia el trabajo, y de momento lo que parecía un inocente roce hizo que por instinto llevase su mano al bolsillo trasero, mano que se encontro con la piel mas suave que haya sentido en largo tiempo.
Al principio pensó fue un niño que despistado lo paso a llevar, a esta hora iba el vagón lleno, pero enseguida pensó que la mano era tal vez un poco grande. Y medio girando la cabeza, de reojo se percato que la mano era de la mujer que lo estaba tratando de carterear.
-Disculpe, fue sin querer. Le dijo ella mientras trataba de safar llevandose la mano al bolsillo disimulando buscar algo. Todavía faltaban algunos segundos para que abriera la puerta.
D pensó en delatarla, pero algo lo detuvo, no supo si era producto de la perplejidad o el miedo a hacer el ridiculo.
Pasado unos segundos de la sorpresa paso a la incredulidad, y de la incredulidad al enojo. En lo que abrió la puerta la mujer salio disparada y D decidio seguirla con paso medio atolondrado.
-Eh oiga, usted!
Algunas cabezas giraron, menos ella que seguia a paso acelerado por el andén. D apuro el paso hasta que salieron de la estacion.
-Para! Que no te voy a denunciar! Lo decía todavía sin saber el motivo por el que la seguía.
Ella volvio a ignorar a D, y trato de perderlo pero D fue mas rápido y la alcanzo.
-Te ví! me trataste de robar!
-Dejame sola!
-Dime, porqu…
-A ti que! Que te crees, subnormal del orto!
Esta última frase le hizo soltar una risotada que trato de aguantar sin éxito y que termino por hacer reír a la chica también. Por un momento penso que se trataba todo de un malentendido.
El que no se contagio de la risa fue el hombre que los venia siguiendo desde la estacion.
D sintió el filo del cuchillo que se hundía en un riñón, y desorientado cayó al suelo mientras veía como la pareja de rufianes se perdía en la vuelta de una esquina.
acá va:Eran las 7 y tanto de la mañana, D iba en metro hacia el trabajo, y de momento lo que parecía un inocente roce hizo que por instinto llevase su mano al bolsillo trasero, mano que se encontro con la piel mas suave que haya sentido en largo tiempo.
Al principio pensó fue un niño que despistado lo paso a llevar, a esta hora iba el vagón lleno, pero enseguida pensó que la mano era tal vez un poco grande. Y medio girando la cabeza, de reojo se percato que la mano era de la mujer que lo estaba tratando de carterear.
-Disculpe, fue sin querer. Le dijo ella mientras trataba de safar llevandose la mano al bolsillo disimulando buscar algo. Todavía faltaban algunos segundos para que abriera la puerta.
D pensó en delatarla, pero algo lo detuvo, no supo si era producto de la perplejidad o el miedo a hacer el ridiculo.
Pasado unos segundos de la sorpresa paso a la incredulidad, y de la incredulidad al enojo. En lo que abrió la puerta la mujer salio disparada y D decidio seguirla con paso medio atolondrado.
-Eh oiga, usted!
Algunas cabezas giraron, menos ella que seguia a paso acelerado por el andén. D apuro el paso hasta que salieron de la estacion.
-Para! Que no te voy a denunciar! Lo decía todavía sin saber el motivo por el que la seguía.
Ella volvio a ignorar a D, y trato de perderlo pero D fue mas rápido y la alcanzo.
-Te ví! me trataste de robar!
-Dejame sola!
-Dime, porqu…
-A ti que! Que te crees, subnormal del orto!
Esta última frase le hizo soltar una risotada que trato de aguantar sin éxito y que termino por hacer reír a la chica también. Por un momento penso que se trataba todo de un malentendido.
El que no se contagio de la risa fue el hombre que los venia siguiendo desde la estacion.
D sintió el filo del cuchillo que se hundía en un riñón, y desorientado cayó al suelo mientras veía como la pareja de rufianes se perdía en la vuelta de una esquina.