El cristianismo, y particularmente el catolicismo, están condenados de manera inexorable a la extinción. La razón consiste en que la gente común tiene tiene acceso a la información y puede enterarse de los pormenores acerca de la creación y evolución del cristianismo. De este modo se sabe que el cristianismo primitivo era originalmente una secta judía que abogaba por la supremacía política de Israel, que San Pablo cambió la visión original del cristianismo abriendo de este modo la religión hacia los gentiles y que el actual catolicismo es una mezcla del Evangelio paulino con la religión al Sol de Constatino, más las puntualidades del Concilio de Nicea; esto, sumado a la imposibilidad de comprobar empíricamente la existencia de Dios, de los ángeles o de cosas parecidas, hace que la gente vuelque su fe en cosas relativamente más tangibles como la brujería.