Aclaremos los términos.
Una cosa es la existencia de Estados Multinacionales, y otra cosa muy, pero muy distinta, es el Multiculturalismo. Los estados multinacionales siempre han existido (desde antes de la modernidad incluso), por ejemplo Rusia, en donde el Zarato fue conquistando territorios hacia el oriente y dejando dentro de sus fronteras pueblos de diversos origenes étnicos y religiosos (Tártaros, Chechenos, Ávaros, Circasianos, etc), para qué hablar sobre la misma Bélgica (Valones, Flamencos, Alemanes). Se podría decir incluso que la regla general son los Estados Multinacionales, la excepción son los Estados-Nación. No se puede hablar de "multiculturalismo" en estos casos.
El Multiculturalismo es un fenómeno distinto, eminentemente contemporáneo, y que en la mayoría de los casos responde a una decisión política, y que tiene elementos de ingeniería social. Es movimiento que pretende "heterogenizar" sociedades consideradas como "poco diversas" desde el punto de vista étnico y cultural, ya que se considera que esa diversidad "enriquecerá" a esa sociedad, y por tanto, se impulsan políticas de inmigración, se atrae población desde polos muy lejanos, y se impulsan políticas públicas que "resguarden" esa diversidad, evitando que se asimilen completamente a la cultura del país anfitrión. Suecia es el perfecto ejemplo de esto, pero varios países Europeos han tenido políticas similares durante mucho tiempo (Alemania, Francia, la misma Bélgica). Se han implementado, por ejemplo, clases en el idioma de origen de los inmigrantes en los colegios o el financiamiento público de actividades culturales, entre otras medidad.
En las dos últimas décadas, el proceso de multiculturalismo fue sumamente fuerte en la UE, criticarlo era un tabú. Hoy en día se está cuestionando fuertemente por razones evidentes, críticas que provienen de distintos sectores.
En mi opinión, el multiculturalismo está dando evidentes señales de ser un modelo fracasado, que lo único que ha contribuido es a la disminución de la cohesión social y el aumento de la tensión social en sociedades que antes eran tranquilas, además de llevar envuelto un tremendo cinismo respecto de los problemas demográficos en Europa, ya que en realidad necesitan mano de obra joven para mantenerse competitivos económicamente.