Marais
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En ningún país del mundo, hay ley alguna que prohíba reparar un producto. Atendido ello, la polémica Wiltech-Apple, es otro episodio más de la manzana y sus controvertidas prácticas comerciales; las que, deliberadamente, llevan a degradar software y hardware a cada año, obligando a los consumidores a adquirir el modelo más reciente de teléfono, computador o smartwatch.
Asimismo, Wiltech JAMÁS se presentó como distribuidor o promotor de Apple; siendo nada más, uno de tantos personajes que reparan o restauran artefactos en Youtube. Distinto sería, si dijera ser distribuidor y utilizara logotipos o revelara prácticas de negocio de la empresa; todas, cuestiones que no se han dado.
Ahora bien ¿De qué podría acusarse a Wiltech? Habría que analizar aspectos del derecho tributario, aduanero y penal de Colombia; relacionados a la internación de repuestos y piezas del extranjero, los aranceles pagados por su internación, el eventual contrabando, etc. figuras que requieren pruebas contundentes para una querella o acusación.
Con todo, la manzana muestra una vez más su mala fe en la comercialización de productos de los que no toma en cuenta sus vicios redhibitorios (obsolescencia programada) y el temor a descubrir que - en la medida de lo posible - sus aparatos pueden ser reparados, extendiendo su vida útil y no obligando al consumidor a endeudarse por mejores prestaciones.
Asimismo, Wiltech JAMÁS se presentó como distribuidor o promotor de Apple; siendo nada más, uno de tantos personajes que reparan o restauran artefactos en Youtube. Distinto sería, si dijera ser distribuidor y utilizara logotipos o revelara prácticas de negocio de la empresa; todas, cuestiones que no se han dado.
Ahora bien ¿De qué podría acusarse a Wiltech? Habría que analizar aspectos del derecho tributario, aduanero y penal de Colombia; relacionados a la internación de repuestos y piezas del extranjero, los aranceles pagados por su internación, el eventual contrabando, etc. figuras que requieren pruebas contundentes para una querella o acusación.
Con todo, la manzana muestra una vez más su mala fe en la comercialización de productos de los que no toma en cuenta sus vicios redhibitorios (obsolescencia programada) y el temor a descubrir que - en la medida de lo posible - sus aparatos pueden ser reparados, extendiendo su vida útil y no obligando al consumidor a endeudarse por mejores prestaciones.
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