MOTHRA (1961)
Dirección: Ishirô Honda
Debo admitir que las películas de Kaijus fueron una fascinación que exploré en profundidad en mis veintitantos, especialmente cuando empezaron a lanzarse en DVD en su formato panorámico original. Mi interés no se limitaba únicamente a Godzilla; también me sumergí en obras como ‘Rodan’, ‘War of the Gargantuas’ y las de Gamera, entre otras. Con el tiempo, al comenzar a trabajar, pude adquirir mis favoritas, incluyendo aquellas que siempre había deseado ver pero que se me habían escapado. Desde entonces, las he revisitado poco, hasta que el ‘Monsterverse’ y películas como ‘Shin Godzilla’ reavivaron mi curiosidad por el mundo de los Kaijus. Recientemente, Mothra ha capturado mi atención.
Había visto esta película años atrás cuando la descargué ilegalmente de internet. Recordaba haberla disfrutado enormemente, así que decidí regresar a los orígenes del personaje con esta versión de 1961, que nuevamente me cautivó con su encanto clásico y su narrativa sorprendentemente inmersiva.
La trama, que comparte similitudes con la icónica historia de King Kong, sigue una expedición a una enigmática isla radiactiva en la que unos exploradores encuentran vida. El Dr. Chujo, uno de los exploradores, descubre a dos mujeres pequeñas con poderes telepáticos. Cuando regresan a casa, el jefe de la expedición, Clark Nelson, vuelve a la isla en secreto y captura a las mujeres para exhibirlas. La historia sigue entonces al Dr. Chujo y a un periodista mientras intentan rescatar a las mujeres (llamadas Shobijin) antes de que su monstruo guardián, Mothra, venga por ellas y cause daño.
Esta vez, no solo me impresionó la aventura en sí, sino también la riqueza temática que la película aborda, desde la explotación hasta la resistencia contra la codicia y el colonialismo. El villano encarna la ambición desmedida, mientras que Mothra emerge como una figura de justicia y equilibrio en un mundo, precisamente, desequilibrado. Siento que la película logra fusionar estos elementos de manera excelente, entregando tanto entretenimiento como reflexión social.
Visualmente, la película contiene imágenes memorables. Hay una escena en particular, antes de que nazca Mothra, en la que se ve un gran huevo en la parte superior de la pantalla, y abajo unos nativos bailan y tocan tambores en un lugar que parece un templo. A los costados de la pantalla, se aprecian pinturas con extrañas flores fantasiosas. El set en esta escena parece intentar simular estar bien decorado, pero el resultado son imágenes ultra psicodélicas. Por cosas como estas, uno tiende a abrazar el encanto de estas producciones.
La película fue dirigida por el gran Ishiro Honda, quien previamente había dirigido la primera película de Godzilla y Rodan. En esta ocasión, debido al gran tamaño de Mothra, Honda tuvo que recurrir a la creación de una marioneta manipulada con alambre y títere de mano en lugar de utilizar los tradicionales trajes de goma con hombres dentro. Resulta sorprendente cómo lograron alcanzar una excelencia tan notable en el efecto de las alas de Mothra curvándose mientras vuela.
Mothra no es una criatura violenta como Godzilla. En esta película, se encuentra en una misión de rescate en lugar de causar caos. Sin embargo, el viento generado por sus aleteos destruye edificios y arrastra vehículos como hojas secas. Aunque los ciudadanos entienden sus intenciones, Nelson, el villano, se niega a ceder. Finalmente, son los propios habitantes, en cooperación con la policía, quienes le dan caza, detienen su auto y logran liberar a las damas, cerrando así el comentario social y la sátira.
La experiencia me dejó con un profundo interés por explorar más sobre Mothra y su serie de películas. Planeo sumergirme, cuando pueda, en la trilogía ‘Rebirth of Mothra’ para descubrir más sobre este personaje y su lugar en el panteón de los Kaijus.