La justicia francesa decidirá el 15 de junio
el futuro del filme El hombre que mató a Don Quijote, que por ahora no puede estrenarse a raíz de un desacuerdo entre el director británico
Terry Gilliam y un productor. El Tribunal de Apelación de París celebró ayer miércoles una audiencia sobre esta película, un proyecto que ha sido enterrado y resucitado en varias ocasiones durante 18 años. Esa paralización de su estreno impide su posible selección en el festival de Cannes, certamen en el que se esperaba estrenar el filme.
El conflicto judicial enfrenta a Gilliam, de 77 años, con el productor portugués Paulo Branco, quien compró al primero sus derechos de autor-director a través de su empresa Alfama Films con base en Francia. A cambio, Branco se había comprometido entre otras cosas a mantener la fecha del rodaje en octubre de 2016 y a respetar las decisiones artísticas de Gilliam. Si embargo, durante la preproducción, los numerosos desacuerdos entre ambos llevaron al productor a suspender el inicio del rodaje.
Gilliam contactó entonces con la productora española Tornasol y con ella rodó el filme entre marzo y junio de 2017, en España y Portugal. Entretanto, el director lanzó un procedimiento ante la justicia francesa para anular el contrato de cesión de sus derechos en beneficio de Branco.
El 19 de mayo de 2017, el Tribunal de Gran Instancia de París se pronunció en un primer momento a favor del productor, aunque rechazó su demanda de parar el rodaje. "Branco emplea toda su energía y su tiempo en impedir que este filme sea visto", afirmó ayer el cineasta ante la prensa. "Sus peticiones son ridículas (...). Trata de recaudar lo máximo con un filme que no produjo", agregó Gilliam y apuntó que Branco le reclama una compensación de 3,5 millones de euros.
"Es absolutamente falso, las decisiones que hay que tomar sobre los montos se definirán evidentemente en una mesa de negociación", replicó Branco, para quien este filme de un coste de 17 millones de euros "fue rodado de forma ilegal". Este episodio judicial prolonga un poco más la
maldición que golpea desde hace casi dos décadas
El hombre que mató a Don Quijote.
En 2000, Gilliam tuvo que cesar el rodaje de su adaptación libre de la célebre obra de Miguel de Cervantes, con Jean Rochefort, Johnny Depp y Vanessa Paradis, debido a un encadenamiento de infortunios, desde unas inundaciones en el lugar del rodaje hasta una hernia discal sufrida por el ya fallecido actor francés. Trató de resucitar el proyecto en varias ocasiones, topando cada vez con una falta de financiamiento, hasta lograr rodarla el año pasado.