Mamá: Vieja conchetumadre, tendrás que vivir el castigo que te ganaste por haberle hecho daño a tus hijos, ahora sumida en la soledad, enfermedad y la tristeza.
Tus calumnias infundadas, tus trabajos de magia negra, tu corazón lleno de orgullo y odio contra tus hijos te cegaron. Te dejaste llevar por extraños que te llenaron de odio. Jamás te tocamos un pelo, jamás hablamos mal de ti, jamás te hicimos daño, solo queríamos estudiar y resistir la deblaque... pero veías a mis hermanos y a mi en el suelo, y tú mariconamente nos seguías pateando, sin darnos oportunidad a levantarnos o al menos poder defendernos...
Nos querías ver muertos, celebraste las veces que me chocaron en auto (ni siquiera fuera culpa mía), celebraste cuando supiste que tuvimos que dejar de estudiar por falta de dinero, tiraste magia negra para que viviéramos en la soledad, en la miseria, en el abandono y nosotros nunca quisimos eso para ti, fuiste a hablar calumnias de nosotros incluso con vecinos que ni siquiera conocíamos, dijiste que éramos narcotraficantes, que éramos borrachos, cafiches, que para ti estábamos muertos y enterrados.
Ahora que la tortilla se dio vuelta, ahora que estás sola, triste, abandonada como una perra... ahora que ni siquiera tus hermanos te inflan, ahora que nunca más verás a tus hijos y peor aún, NUNCA conocerás a tus nietos, ahora nunca disfrutarás a tus hijos profesionales, solo debo decir que me das pena, y espero que en las próximas vidas que lleguen, no volver a cruzarme contigo, jamás. No te he perdonado nada. Tendrás que estar muerta y que pasen varios años antes de poder recién pensar en eso, solo quiero que el día que la muerte llame a tu puerta, te arrepientas del daño que nos hiciste y que no puedas escuchar ni sentir el perdón de ninguno de tus hijos.
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